Mostrando las entradas para la consulta revista de libros ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta revista de libros ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

sábado, 14 de enero de 2012

¡Qué pena!





A propósito del cierre de Revista de Libros, de Caja Madrid



  
Me entristeció enterarme, a la vuelta de las Navidades, de que la Revista deLibros, de la Fundación Caja Madrid, dejó de salir en diciembre. Llevaba 15 años en el kiosco con un formato inusual y una propuesta ambiciosa. 

Siempre me sorprendió la amplitud de miras de esta publicación, donde colaboraban miles de críticos, profesionales profesores y expertos, y en la que se hablaba de “letras”, de literatura, de arte o de política; pero también de “ciencias”, de tecnología, de física, de arquitectura, de economía o de matemáticas. Al contrario que otras revistas “cultas”, Revista de Libros se buscó asesores en todas las áreas para informarnos de las novedades editoriales de casi todos los campos del saber y de la vida.

[Ahora que se habla tanto del modelo Huffington Post, donde un ejército de bloggers mantiene el discurso informativo, me pregunto si Revista de Libros no adelantó ese modelo con sus cientos de colaboradores que, durante años, nos dejaron miles y miles de artículos de las más variadas temáticas].  

La publicación, dirigida de principio a fin por Álvaro Delgado-Gal, columnista hoy de ABC y antes de El País, también nos abrió la perspectiva geográfica y nos avanzó lo que se publicaba de interés en los mercados de editoriales de referencia, en Estados Unidos, Francia, Alemania o el Reino Unido.  

También me llamó la atención siempre la independencia editorial, un caso raro en este país, donde el extremismo y el sectarismo político oscurecen la discusión pública y han colonizado, hasta cierto punto, el mundo de la cultura y de los libros. Revista de libros era inclasificable ideológicamente, y eso molestaba. Obligado a tener que leer entre líneas los suplementos de los periódicos por su claro sesgo político, empresarial o incluso familiar, Revista de Libros era un oasis.

También era una publicación currada y seria. Álvaro Delgado-Gal y su equipo editorial podían tardar meses en analizar las novedades que el voraz negocio editorial obligaba a comprar y deglutir al instante. Se discutían los textos con los autores y se afinaban. Además, se notaba el trabajo de edición y corrección de los textos, algo cada vez más escaso en el mundo del periodismo. 

En el formato y en el estilo, Revista de Libros también fue diferente e interesante. Como asegura su equipo en la página web, intentó, a su manera, traer al ámbito hispano modelos de referencia en el mundo inglés como New York Review of Books o Times Literary Supplement. Cultivaba ese género tan anglosajón que es el ensayo a través del libro, evitando por un lado el exceso de erudición académica, pero yendo más allá de la reseña apresurada, indulgente e interesada de los diarios.  

Ese desafío constante al sectarismo y al ritmo trepidante del mercado que daba lugar a una crítica sosegada y meditada era posible por el patrocinio de Caja Madrid. De otra manera, no habría podido mantenerse una publicación de este tipo, que, en cualquier caso, no era cara y suponía peccata minuta para una institución financiera multimillonaria.

Ahora, Bankia, donde está integrada Caja Madrid, ha dicho basta. A consecuencia del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, está en una situación delicada y no le salen las cuentas, y Revista de Libros es un gasto superfluo que hay que eliminar. Cuando aceptamos la reconversión del sector de las cajas para salvar el sector financiero español, tuvimos que aceptar también –aunque quizá no reparamos en ello en su momento- un recorte importante de la obra social de estas entidades. El cierre de Revista de Libros es, ni más ni menos, una consecuencia menor de este ajuste.

Si recortamos en prestaciones ciudadanas básicas, ¿por qué no íbamos a aceptar el cierre de una revista de libros disfrutada por unos cuantos miles o, a lo más, decenas de miles de lectores? Estoy de acuerdo. No conviene mirarnos demasiado al ombligo y pensar que los libros están por encima de todo. Sin embargo, también debemos tener en cuenta que el coste de mantener funcionando Revista de Libros es mínimo y que corremos el peligro de que cuando la crisis amaine, por decisiones de este tipo, nos encontremos un país arrasado culturalmente.

Revista de Libros, donde compartían páginas gente tan diversa como Carlos Rodríguez Braun, Luis Alberto de Cuenca, César Alonso de los Ríos, Félix de Azúa, César Antonio Molina o  Manuel Rodríguez Rivero, era un oasis en un país tan tribal, gregario y de trazo grueso como el que tenemos.

Quizá Delgado-Gal y su equipo deberían plantearse cambiar el gran mecenazgo de la caja de ahorros por el micromecenazgo de los miles de lectores interesados en que la historia de esta publicación no acabe aquí. Es lo que los anglosajones llaman crowdfunding. Tampoco estaría de más relanzar la publicación en Internet. Si así fuera, aquí tienen a un lector dispuesto a echarles una mano. 


domingo, 1 de julio de 2012

Buenas noticias




Con un hilito de voz casi imperceptible (en este caso un conciso e-mail que deja en el aire muchos interrogantes, como el apoyo que tendrá de su patrono), Revista de Libros, la publicación de la Fundación Caja Madrid que las navidades pasadas tenía que echar el cierre, nos dice que estará de vuelta en septiembre. La verdad es que no esperaba que esta gente se recompusiera, sobre todo cuando Caja Madrid lleva meses en la picota y parte de su obra social está amenazada de muerte. En fin, una buena noticia en un momento tan duro e incierto.  

Este es el texto que mandan y que piden que se difunda lo más posible 



Bienvenidos a la Nueva Edición Digital de Revista de Libros Revista de Libros reinicia su marcha, casi un año después del cierre de su edición impresa. El próximo mes de septiembre la revista regresa en formato digital y con la misma calidad de siempre. Queremos continuar transmitiendo, a través del comentario bibliográfico, opinión cultural de altura a un público formado y con intereses más amplios que los correspondientes a su especialidad. Nuestros colaboradores, tanto españoles como extranjeros, son especialistas en cada tema y aportan un punto de vista más amplio que el de la pura divulgación cultural. Nuestro objetivo sigue siendo servir de cauce al debate riguroso. Para ello, contaremos con nuevas secciones y contenidos, sin perder el rigor característico de los artículos. Como principal novedad con respecto a la anterior edición digital de Revista de Libros, todo el contenido será publicado en abierto.Les damos las gracias por seguir acompañándonos en esta nueva etapa. Reciban, una vez más, nuestra más sincera bienvenida a este entorno digital. Les mantendremos informados puntualmente del lanzamiento de la nueva edición digital, que cuenta con la colaboración del Colegio Libre de Eméritos. Quedamos a su disposición para cualquier consulta. Atentamente,
                        Revista de Libros   

jueves, 2 de enero de 2014

La buena literatura nos hace mejores



Los americanos son muy dados a llevar la precisión de la ciencia y la estadística a todos los aspectos de la vida, incluso a aquellos que, aparentemente, menos se someten al rigor de la observación sistemática y la estadística, como la lectura de una novela. Hace un par de meses nos enteramos por la prensa de que dos investigadores han publicado un trabajo donde demuestran los efectos benéficos que produce la literatura buena (y compleja), frente a la que no lo es tanto y está más destinada a engordar las arcas de las editoriales y el bolsillo de los autores.

Según el estudio de David Comer Kidd y Emanuele Castano, dos investigadores de The New School for Social Research, de Nueva York, la literary fiction -supongo que bajo ese epígrafe podrían aparecer Flaubert, Kakfa, Cervantes, Bernhard, Borges o Faulkner- nos mejora como personas, pues nos da capacidad para  reconocer emociones y pensamientos en los demás, lo que nos hace más sociables y, en última instancia, más felices. No está mal que de vez en cuando nos recuerden que  la lectura de un buen libro, ese acto solitario y muchas veces amigo de la misantropía, puede ir más allá del placer íntimo y hacernos más compasivos y favorecer incluso la convivencia. Estos psicólogos que han publicado en Science nos vienen a decir que una buena lectura no es, como algunos se temían, un sustituto de la vida y de las relaciones sociales, sino la vida misma.      

El mundo y la vida nunca son blanco o negro, a pesar de lo que los tertulianos de la radio o la televisión nos quieren hacer creer. Comer Kidd y Emanuele Castano realizaron hasta cinco experimentos en los que participaron un millar de lectores que se enfrentaron a libros de Danielle Steel o Gillian  Flynn, por un lado, y Don DeLillo o Anton Chejov, por otro. El estudio de Comer Kidd y Castano, publicado en octubre en la revista Science, demuestra que los libros que presentan personajes complejos y paradójicos, y que, por lo tanto, requieren esfuerzo intelectual, nos ayudan a enfrentarnos a situaciones difíciles y a leer mejor los estados emocionales del vecino que aquellos libros en los que, por requerimientos de la mercadotecnia, los protagonistas se presentan sin aristas y oscuridades y donde, por el contrario, reinan los chichés. No conviene olvidarlo, la literatura popular, esa hamburguesa chorreante de ketchup que tantas veces apetece, nos hará pasar un buen rato, pero no nos hará más perspicaces y juiciosos.

Tanto en la forma como en el contenido, la literatura y el arte popular suele llevar a un resultado unívoco. No es lo que pasa con la otra literatura. ¿A qué conclusiones nos llevan la lectura de El Quijote de Cervantes, El proceso de Kafka, El extranjero de Camus, las autobriografías de Thomas Bernhard o un cuento de Carver o Chejov? Es difícil decirlo, tan difícil como que las impresiones de dos lectores coincidan.      

La grandeza de la mejor literatura, como la de la buena filosofía, está en las preguntas que suscita, y no tanto en las respuestas que ofrece. El capitalismo casa mal con la contemplación y el pensamiento tentativo que la buena literatura y arte ambicioso proponen. La perplejidad y el cuestionamiento están mal vistos -o no son entendidos- en una sociedad donde el debate se reduce al trazo grueso de un razonamiento alborotado y casi siempre interesado.  

domingo, 17 de febrero de 2013

¡La exclusiva!, de Annalena McAfee



Claroscuros del periodismo
Son muchos los libros, películas o series de televisión que tienen como telón de fondo la redacción de un medio de comunicación. Debido a su influencia, al periodismo se le considera el cuarto poder, y quizás haya que buscar ahí la atracción que ejerce sobre el gran público. Además, para conseguirlo, ni escritores ni guionistas han dudado en mitificar a quien ejerce esta profesión, como bien ejemplifica la serie norteamericana Newsroom, creada por Aaron Sorkin y protagonizada por Jeff Daniels, y que es el último intento exitoso de acercar el día a día de estos profesionales a la pequeña pantalla. 
Pese al magnetismo de cada capítulo, en los que se van narrando la historia reciente de Estados Unidos, no deja de sorprender que la editora y el presentador del informativo estelar de la cadena de ficción ACN se arroguen el papel de Don Quijote, siempre dispuestos a luchar contra las injusticias del mundo, sin importar que puedan salpicar a corporaciones todopoderosas o ir en contra de los intereses de su propio grupo editorial.
Aunque en ¡La exclusiva!, la primera novela de la británica Annalena McAfee, también queda claro la alta consideración que la autora tiene por esta profesión ("el periodista tiene el deber de defender a los débiles e iluminar con un faro los rincones más oscuros de la experiencia humana"), tampoco se priva de hacer un buen repaso por las prácticas que considera menos afortunadas (espionaje, sustracción de documentos, difamación...) o de subrayar la hipocresía que se esconde bajo "las caóticas vidas privadas de los periodistas, de los problemas con el alcohol y del consumo de drogas", para luego afrontar "cualquier historia de la más leve falta conyugal como solteras eduardianas". 
Y no es precisamente un mundo que desconozca, tras 30 años trabajando en The Financial Times o The Guardian, principalmente como crítica literaria, o por las muchas portadas que ha acaparado su marido, el escritor Ian McEwan, con motivo del divorcio de su primera mujer o las acusaciones de plagio en algunas de sus novelas.
¡La exclusiva! está protagonizada por dos periodistas: Tamara Sim y Honor Tait. La primera es una joven freelance que trabaja para varios medios y que recibe el encargo de la revista dominical Sunday de escribir 4.000 palabras sobre la vida y obra de la segunda, una octogenaria descrita como "la gran dama del periodismo británico", con ocasión de la publicación de un recopilatorio con algunos de sus artículos más célebres, incluido el relato sobre la liberación de Buchenwald que le valió el premio Pulitzer. 
Muy alejada de la figura del superhéroe, Sim es caricaturizada al máximo, subrayando constantemente su "ignorancia impasible" (cuando se menciona la biblioteca de Alejandría, se pregunta quién es Alejandría y qué le pasó a su biblioteca) y lo nada quijotesco de su trabajo ("entregar una noticia de dos frases, una lista de doce líneas o una columna de dos párrafos sobre los contratiempos de los famosos"). Sim es, sin duda, un exponente de lo que el periodista no debería ser, pero también representante de un tiempo en el que "se habían arrojado por la borda la historia y la seriedad".
Y es que en todo el texto subyace una crítica a la sociedad de finales del siglo XX que retrata (sitúa el libro en 1997, antes del sunami de Internet). Y para ello lo confronta con la época que le tocó vivir a Tait, a la que describe como "diferente, más auténtica y vital". Es en este papel de testigo de un tiempo en el que McAfee acierta plenamente. Es una narradora valiente, inteligente y divertida, que acerca al lector al mundo de los tabloides y las exclusivas. 
Portentoso es el primer encuentro entre ambas periodistas, en el que la joven reportera termina llorando y exclamando "¿qué le gustaría que le preguntara?" o ese especie de "travelling literario" que realiza por las distintas secciones del The Monitor. No obstante, en su afán desmitificador, en parte parecido al que ha llevado a cabo McEwan en Solar con el mundo científico, peca de malicia, creando personajes estereotipados y alguna que otra trama que terminan por desmerecer un texto notable.

¡La exclusiva!
Annalena McAfee
Editorial Anagrama
395 páginas
18,90 euros