miércoles, 25 de marzo de 2015

La vida cambia en un instante



A propósito de 'El año del pensamiento mágico', 
de Joan Didion

Siendo el dolor que genera la muerte de un ser querido muy grande, y también una experiencia que todos vamos a tener, curiosamente no hay mucha literatura que lo aborde. La muerte se ha convertido en un tabú, y eso también ha afectado al mundo de las letras. Aunque hay buenos libros sobre la pérdida y el duelo. Me gustó mucho el de Marcos Giralt Torrente sobre su padre (Tiempo de vida, Anagrama) y me han hablado muy bien del de Héctor Abad Faciolince, también sobre la figura paterna (El olvido que seremos, Seix Barral), y sobre el de Francisco Goldman, que habla del tiempo de oscuridad que siguió a la pérdida de su esposa en la costa de México, cuando una ola le quebró el cuello (Di su nombre, Sexto Piso).
  
Cuando se habla de literatura de dolor, la periodista y escritora estadounidense Joan Didion también es un referente. En diciembre de 2003, tras visitar a su hija, Quintana, que se encontraba en coma en un hospital de Nueva York, el escritor John Gregory Dunne caía fulminado por un ataque al corazón mientras Joan Didion, a la sazón su esposa, le preparaba la cena. Cuatro semanas más tarde, Quintana superaba el coma, pero al poco tiempo sufría una hemorragia cerebral masiva que la conducía de nuevo al quirófano. Quintana pareció recuperarse los meses siguientes, pero finalmente murió en agosto de 2005.  

Joan Didion plasmó el dolor y la obsesión provocadas por la muerte de su marido y de su hija en dos libros duros, inhóspitos, pero muy celebrados: El año del pensamiento mágico, de 2005, y Noches azules, de 2012. Ahora, Random House recupera el primer título, que durante mucho tiempo ha estado ausente de las librerías españolas. 

John y Joan, reconocidos autores en Estados Unidos de libros, guiones para el cine y artículos periodísticos, compartieron durante 40 años vida sentimental e incluso compartieron el espacio de trabajo. En cada casa en la que residieron, en California o en Nueva York, sus despachos siempre estuvieron contiguos. Eso estimuló una secreta competencia, al tiempo que convirtió al uno en el primer y más informado lector del otro. 

El año del pensamiento mágico es, por lo tanto, el primer libro en décadas que Joan Didion sacó adelante sin los consejos y la edición cariñosa de su marido. Y fue el más difícil de escribir para ella. Hasta 10 meses tardó Didion en dar comienzo a un volumen que, según contaba, la salvó de una obsesión y le ayudó a mitigar un dolor que la puso al borde de la locura. 
  
Didion ha contado que desde niña se acostumbró a buscar refugio en la literatura cuando las dificultades crecían. El año del pensamiento mágico es una crónica que vuelve una y otra vez al episodio de la desaparición física de su marido. Para armar su libro, Didion acaba varias veces en ese punto de partida, el del ataque mortal que sufre en su apartamento su marido John la noche del 30 de diciembre de 2003, y en los momentos siguientes, en que es tratado por los servicios médicos en su propio domicilio y más tarde en el hospital neoyorkino donde finalmente confirmarán su muerte. Esa recurrencia le da poder de atracción al relato, ciertamente, y permite a Didion estructurar una historia para la que no contaba con brújula. 

En las 190 páginas de este libro, Joan Didion afronta la tragedia aferrándose a la información médica que rodea la desaparición de su marido, y también la convalecencia de su hija. Las páginas de El año del pensamiento mágico reproducen con fidelidad notarial los últimos momentos de John y están trufadas de referencias a medicamentos, hospitalizaciones, papers científicos sobre diferentes dolencias o conversaciones con profesionales de la medicina con los que Didion trató de iluminar el sinsentido y canalizar el irremediable sentimiento de culpa que siguió a la desaparición de su marido. Es la distancia y la frialdad emocional como método de conocimiento. 

Paralelamente, Didion se informa, compra libros, busca en Internet para entender la enfermedad de su hija y para cuestionar a los médicos que la atienden. “La información es control”, dice la autora en un momento del libro. Información como vía para exorcizar el dolor y construir un relato desde las profundidades. 
  
En cualquier caso, con el paso de las páginas, esta crónica machacona de los hechos, con la que la autora se mantiene a cierta distancia del epicentro del dolor y que hace que funcione a nivel literario, se va mezclando con los recuerdos más o menos felices de 40 años de vida en pareja. Y es ahí donde por fin el libro de Didion trasciende para convertirse en un relato creíble, valiente y sincero sobre la pérdida y el luto, y sobre la supervivencia y la luz después del abismo. 

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La vida cambia deprisa. 
La vida cambia en un instante. 
Te sientas a cenar y la vida que conocías se acaba. 
La cuestión de la autocompasión. 
Estas son las primeras líneas que escribí después de que pasara. 





martes, 17 de marzo de 2015

Reseteando España



A propósito de "España 3.0", de Javier Santiso

Si uno se da una vuelta hoy por una librería medianamente nutrida, notará que las mentes pensantes del país (o al menos los responsables de las editoriales y sus autores) llevan un par de años metidos en una especie de brain storm para cambiar España. Con afán regeneracionista encontramos en los últimos meses títulos como España/Reset (Joan Subirats y Fernando Vallespín), La oxidada Transición (José Manuel Roca), Democracia de papel (Bonifacio de la Cuadra) o Capitalismo a la española (Juan Pedro Velázquez-Gaztelu). A esos habría que añadir El dilema de España, de Luis Garicano, o Qué hacer con España, de César Molinas, por no hablar de las obras salidas de blogs como Nada es gratis o Politikon.

En fin, que el país se centrifuga en busca de ideas brillantes y solventes. Son los tiempos que tocan porque la crisis ha sido de órdago y nos ha dejado noqueados, y ahora toca encontrar el camino para seguir adelante evitando caer en los mismos errores. Precisamente, a marcar ese camino se dedica Javier Santiso en otro libro de título muy indicativo, aunque poco original: “España 3.0: Necesitamos resetear el país”Santiso no entran en debates políticos o sociales de manera explícita, y el reseteo que propone es sobre todo económico y empresarial. El profesor del Esade, experto en start-ups y emprendimiento y asesor de compañías como Telefónica, propone cuatro vías para ganar el futuro: educación, innovación, digitalización e internacionalización.

Santiso lo tiene claro. Ahora que tanto se debate sobre el recambio de la construcción como motor económico y sobre la necesidad de reindustrializar España (no sé hasta qué punto es eso posible), él propone dos modelos a seguir: Israel y Corea del Sur. Dos economías agrarias y relativamente pobres hace unas décadas, como la española, y que hoy son punta de lanza en el mundo de la tecnología, cuentan con multinacionales en este campo que exportan a todo el planeta y que además están garantizando la continuidad del modelo gracias a una apuesta decidida por la educación y por la inversión en I+D (¡sólo la firma coreana Samsung gasta tanto en innovación como toda España, y registra incluso más patentes que nuestro país!).

Pero no todo son malas noticias. Santiso cree que en los últimos 40 años España ha dado un salto de gigante y que hoy hay modelos a los que aferrarnos para renovar ese país que creció desbocadamente al calor del boom del ladrillo, y que todavía es altamente dependiente del sol y playa. Santiso siente fascinación por la alta cocina española y ve en Ferrán Adriá o Andoni Luis Aduriz, chef del laureado restaurante Mugaritz, ejemplos claros de esa apuesta por la excelencia, la innovación, el valor añadido y la internacionalización que deberán sostener la España 3.0 que propone. También encuentra esos ingredientes de buen hacer empresarial en las escuelas de negocio de Madrid y Barcelona, que están entre las mejores del mundo y son focos de atracción de talento global. 

Santiso recomienda dejar de cortejar a los empresarios de los casinos y, en su lugar, propone crear visados de entrada para emprendedores extranjeros, ofrecer una fiscalidad atractiva a la inversión y reforzar los mecanismos de financiación para evitar que una buena idea se quede en el camino y no acabe convirtiéndose en una empresa de 1.000 millones de dólares de facturación. Si para Luis Garicano, el modelo era Dinamarca, para Santiso es California, donde los buenos proyectos levantan rondas de financiación millonarias y acaban cristalizando. Al fin y al cabo, el buen tiempo y cierta visión hedonista de la vida ya la tenemos.

No hay línea de texto ni argumento en el libro de Santiso que no esté aderezado con una estadística. Sin embargo, y a pesar de la avalancha de datos, este España 3.0 es de ágil lectura. El libro gana con los apuntes personales y hasta ¡sentimentales! de Santiso, y se disfruta, a pesar del utopismo digital y de ese aire de volumen de autoayuda que exhibe a ratos –“nos tenemos que creer que podemos cambiar”, nos dice en algún momento el autor-.
También permite acercarse al mundo de la innovación en España y saber quiénes están detrás de tantas startups nacionales o impulsadas en el extranjero por españoles, y que en muchos casos son referentes mundiales en su especialidad. Se nota que el del emprendimiento es un terreno que conoce como la palma de su mano Santiso. A este respecto, sólo echo de menos una índice de directivos y empresas al final del libro, para ir a tiro hecho.