domingo, 31 de mayo de 2015

La vuelta del Conde de Montecristo




Todos recordamos una novela que nos dejó marcados y que supuso el comienzo de nuestra afición a la lectura cuando éramos muy jóvenes. Cuando los libros eran aún una promesa incierta y la pasión por la literatura estaba intacta, esa novela única, que nos transportó durante unas pocas tardes a un mundo tan etéreo pero, a la vez, tan real como el de los mejores sueños, nos dejó satisfechos y ávidos por volver a encontrar, en otros libros, esa limpia felicidad del primer lector, aquel que no sabe nada de modas ni de críticas.

Para mí esa referencia ineludible es El Conde de Montecristo. Recuerdo todavía con una sonrisa el placer con el que leí, a los trece o catorce años, esa tremebunda historia por la que renunciaba a todo, incluso a comer, y que escogí, por casualidad, de la estantería de las colecciones de tapa dura y canto dorado que amontonaban mis padres. En aquel momento no sabía nada del autor, ni me importaba lo más mínimo.

Hace poco cayó en mis manos El Conde negro. Gloria, revolución, traición y el verdadero conde de Montecristo, premio Pulitzer de Biografía en 2013, libro en el que Tom Reiss nos promete desde el mismo título revelarnos el origen de la inspiración de Alejandro Dumas cuando escribió su folletón al alimón con Auguste Maquet, y que no es otro que la vida de su propio padre, Alex Dumas. Reiss es un periodista de gran reputación que ha trabajado para algunos de los periódicos más importantes de Estados Unidos y es autor de otros libros de investigación como El orientalista.

El Conde negro es una especie de biografía mítica del primero de los tres Alejandros Dumas (el tercero, como habréis deducido, es su nieto, autor de La Dama de las camelias, entre muchas otras novelas). El padre de Alex Dumas (Alexandre-Antoine Davy de la Pailleterie) era un noble francés que, huyendo de la justicia y de su propio hermano, se internó en los confines del área controlada por la metrópoli gala en la colonia de Saint-Domingue, la parte oriental de la isla de La Española, hoy Haití. Allí, en la pequeña población de Jérémie, acabó conviviendo con una esclava negra, fruto de cuya relación nació Alex en 1762. 

Pese a sus orígenes y el color de su piel, el gigantón Alex Dumas tenía a su favor su portentoso físico y su valor, y no desperdició su oportunidad cuando su padre, tras lograr su propio regreso a Francia ocultando su identidad y gracias a los beneficios de la venta del resto de sus hijos como esclavos, le reclamó. Alex Dumas medró rápidamente al servicio del ejército francés en los tiempos en que la Revolución Francesa no sólo predicaba la igualdad sino que la practicaba y acabó convirtiéndose en el primer general negro (mulato) de la Historia, famoso en toda Francia por sus hazañas militares e ídolo entre sus hombres por su espíritu fraternal, antes de que los vientos del Terror empezaran a soplar en contra de los héroes revolucionarios. 

Al contrario que muchos de ellos y pese a su tenaz fidelidad a los ideales originales de la Revolución, Alex conservó la cabeza sobre sus hombros, aunque sólo para caer en desgracia ante el regreso del racismo a la política francesa y la desmedida ambición de otro general de fulgurante carrera, Napoleón. 

Alejandro Dumas perdió a su padre con cuatro años, pero conservó un recuerdo imborrable de su imponente figura. La tesis de Reiss es que Alex Dumas sirvió de modelo para el Edmundo Dantès del Conde de Montecristo y para otros muchos personajes creados por su hijo (por él o por los diversos “negros”-¡paradójico apelativo en el caso de un hombre de sangre haitiana!- que le ayudaron a lo largo de su carrera literaria). Reiss se basa en diversos datos de la vida del general Dumas, que obtuvo en una difícil búsqueda de documentación en los prolijos archivos franceses y que contrastó con muchos detalles de la trama del Conde de Montecristo.


El Conde negro es un libro muy ameno, casi una novela de aventuras adornada de reseñas curiosísimas sobre la historia de la Revolución y sobre el mismo proceso de redacción de la obra. La narración va perdiendo fuelle según transcurren sus páginas, tanto que uno llega a dudar de que la interpretación de Reiss sea cierta, o la única posible, pero ello no desmerece el conjunto. Y, lo que es más importante, nos invita a releer ese prodigioso novelón donde un desdichado inocente que es encarcelado de forma infame durante años por pura envidia, se regodea en una orgía de venganza y muerte para acabar redimiéndose por amor, tras más de mil inverosímiles páginas de aventuras sin cuento que se quedaron a vivir en el desván de nuestra memoria para siempre.


domingo, 24 de mayo de 2015

El viaje de Podemos más allá de la izquierda



A propósito de "Asaltar los cielos", de José Ignacio Torreblanca

Hará falta mucho tiempo y reflexión para entender lo que está pasando en España desde el inicio de  la crisis, con el 15-M y la irrupción de Podemos en el panorama político nacional. Sin embargo, si uno se pasa por una librería medianamente surtida, se encontrará con muchos títulos que analizan estas cuestiones. Libros en muchos casos de encargo destinados sobre todo a aprovechar el tirón mediático del propio Iglesias, pero donde hay algunos títulos interesantes, como éste de José Ignacio Torreblanca.  

El volumen del profesor de Políticas de la UNED no deja de ser una primera aproximación al fenómeno Podemos, y no desvela grandes secretos sobre Iglesias y su equipo, pero aporta perspectiva, buceando en la trayectoria de sus miembros, siguiendo su viaje desde el radicalismo al centro (o la indefinición), y analizando cómo encuentran en la experiencia latinoamericana y en la televisión las vías para superar las estrecheces de la izquierda clásica europea.

Estoy de acuerdo con Torreblanca cuando dice que Podemos es lo más importante que le ha ocurrido a la política española de los últimos 30 años, y que si no comete errores de bulto y las condiciones de vida de muchas personas no mejoran drásticamente, se quedará entre nosotros durante unos buenos años.

Si bien es cierto que el origen de Podemos está en la izquierda radical que se inspira en los movimientos violentos que proliferan en Europa en los años 60 y 70, y que esa ascendencia marca la actuación de sus líderes hasta hace bien poco, con llamadas a la agitación y la desobediencia, Iglesias ha sido capaz de buscar una alternativa que desborde los estrechos límites de aquella izquierda clásica, casi siempre sin opciones de gobernar.

Y la inspiración la ha encontrado en Chávez, y en una fórmula que mezcla el hiperliderazgo, un nacionalismo que deposita la soberanía en un pueblo explotado por las élites y el acceso al poder a través de las urnas. En el fondo, Podemos, siguiendo la estela del populismo chavista o de Evo Morales, ha puesto en evidencia a una izquierda que a pesar de todo ha sido incapaz de rentabilizar la crisis más dura que se recuerda.

Torreblanca también analiza cómo Iglesias y su equipo aprovechan el poder de seducción de la televisión, rompiendo otra vez los esquemas a los que nos tenían acostumbrados los gerifaltes de la izquierda clásica, que siempre menospreciaron el medio, o, cuando menos, dudaron de su efectividad. Iglesias ensaya en La Tuerka un discurso alejado de la retórica académica habitual. Podemos, como recuerda Torreblanca, se funda en un plató de televisión, y los mensajes, además, llegan sin la intermediación de un partido.

Sabedor de que la atención del espectador es limitada, Iglesias simplifica el análisis de la realidad y recurre a fórmulas de potente significado que, por el contexto económico y social –la famosa "ventana de oportunidad”-, han resultado ganadoras. La más llamativa: la de "la casta", origen de ese país escindido entre una élite corrupta y egoísta, que se aprovecha del poder institucional y el bipartidismo, y una ciudadanía empobrecida y humillada. Los de abajo contra los de arriba. Los padres fundadores de la democracia, ahora sospechosos, contra sus hijos desnortados y sin trabajo. Un conflicto que le vale a Podemos para acabar con la dicotomía izquierda-derecha, deslegitimando el discurso del PSOE o de IU, y recabando alguna adhesión incluso de votantes frustrados del PP.

Podemos ha sido capaz de trasladar las demandas de la izquierda al centro político, que es donde se ganan las elecciones y desde donde se pueden asaltar los cielos, como en 1982 hizo Felipe González con un partido que sólo unos años era clandestino y se declaraba marxista, y que ese año borró del mapa sus adversarios y cambió la política española para siempre.


Eso sí, Torreblanca advierte de los peligros que acarrea un partido con una visión tan maniquea de la sociedad, que considera los medios privados de comunicación (esos que tanto han frecuentado Iglesias) como una amenaza y la ley un instrumento de dominación, y al que le cuesta ver los puntos de encuentro entre la economía de mercado y una sociedad igualitaria. 

lunes, 18 de mayo de 2015

Houellebecq, la posmodernidad y occidente




¿Se ha equivocado Houellebecq escribiendo Sumisión? A juzgar por el éxito de ventas en Francia y otros países europeos, no. Si pensamos en la atención que ha recibido públicamente tampoco. Desde un punto de vista personal, quizás Houellebecq si piense que podría haberse evitado el tener que ir acompañado con dos o tres guardaespaldas el resto de su vida.

Personalmente me siento agradecido de que existan tipos como él, que van al meollo de las cosas. Que escriben novelas, si no totales al menos con una vocación de no rehuir las grandes preguntas. Porque se equivoca el que piense que el tema central de la novela es el impacto del Islam en la sociedad europea futura.

Sumisión trata primordialmente, como el resto de su novelística, de los problemas que encuentra para encontrarle sentido a la vida el hombre posmoderno que, desgajado de las grandes instituciones tradicionales como la religión y la familia, solo encuentra razones para sentirse vivo a través del éxito laboral, el consumo conspicuo de productos de calidad y los placeres efímeros pero adictivos como los que proporciona la gastronomía y el sexo. De hecho, los únicos momentos de cierta felicidad del protagonista son aquellos en los que paladea buenos vinos, los marida con la comida adecuada o se deja llevar por una sensualidad teñida de rasgos pornográficos.

Como lector, no puedo experimentar sino una cierta perplejidad por el hecho de que la gente que escribe oinforma sobre literatura asocie la manera de pensar del escritor con la de los personajes que aparecen en el relato, y muy concretamente el principal, François. Resulta de una banalidad y superficialidad apabullante.

Si se me apura, la hipótesis de que las sociedades europeas acaben regidas por regímenes semi-islámicos, que es la que plantea la novela, que no va más allá de sugerir cómo se adaptaría un partido musulmán a gobernar una sociedad laica y europea como la francesa, no es sino una forma de plantear una enmienda a la totalidad, la sociedad occidental del presente.

No en vano, el imaginario gobierno de Mohammed Ben Bella es descrito como un gobierno capaz de conjugar tradición y modernidad gracias a un hábil manejo de esos rasgos de seducción que en la teoría política moderna han sido denominados como de poder suave. Desde luego, uno tiene la impresion de que es un gobierno en cierto sentido más moderno, elegante e incluso innovador que los actuales, empezando por el de Hollande, al que critica en su libro.

Porque lo que Houellebecq plantea no es muy distinto a lo que, de alguna manera, ya Joseph Ratzinger planteó a Jürgen Habermas en su célebre diálogo en la Academia Católica de Baviera a finales de los 90. Que, en un contexto global, los ciudadanos de los países occidentales son la real excepción en términos cualitativos y cuantitativos. Que a la mayoría de la gente y los gobiernos en el mundo le importan otras cosas por encima de la buena marcha de la economía y el incremento del poder de compra individual, otro tipo de ideales por los que están dispuestos a sacrificar su bienestar material y, en ocasiones, hasta su vida. Ideales que no quedan solo circunscritos a la religión, sino a las tradiciones, la nación, una concepción de las relaciones humanas o las ideologías.

Houellebecq nos viene a decir que el mantenimiento de los modernos estados nación europeos, principalmente alrededor de valores constitucionales o una cierta idea de eficiencia económica, tiene consecuencias. Desde luego no hace una apología de lo que hay ni de lo que podría haber habido. Acaso manifiesta una resignación tranquila.

Por razones culturales y demográficas, la cultura musulmana queda más cerca de Europa y podría acelerar los cambios. Pero si no fuera la cultura musulmana, lo cual también cabe dentro de lo posible, Houellebecq sugiere que podrían darse otro tipo de cambios que lleven a la disolución del occidente europeo tal y como ha sido conocido.


domingo, 10 de mayo de 2015

Historias desde la cadena de montaje, de Ben Hamper




La inefable visión sobre el mundo laboral que Alain de Botton proyecta en muchos de los párrafos de Miserias y esplendores del trabajo, libro comentado en su día en este blog, haría reír a carcajadas a Ben Hamper, quien, en honor a su apodo, “Cabeza de Remache”, estuvo diez años colocando remaches en una fábrica de automóviles y dejó constancia de su experiencia en Historias desde la cadena de montaje, originalmente publicado en 1991, y recientemente reeditado en español por Capitán Swing.

Hamper, un individuo vago, borrachín y barrigudo, más propenso al consumo desaforado de sustancias estupefacientes que al trabajo duro y el sacrificio por la empresa que le da de comer, nos cuenta su vida como operario de una cadena de montaje de automóviles en Flint, Michigan, en los tiempos posteriores a la crisis de 1973 en Estados Unidos.

Hamper intentó desde muy joven huir por todos los medios del destino de trabajador fabril a que le avocaban sus ancestros, ligados por generaciones a las plantas de General Motors. A finales de los 70, Michigan era la Meca de la industria automovilística, que no daba abasto para abastecer la demanda de grandes coches de los ciudadanos americanos. 
Pese a haber logrado finalizar sus estudios universitarios, el carácter acomodaticio de Hamper, los tentadores salarios y la falta de expectativas para ningún otro trabajo le condujeron irremisiblemente a las cadenas de montaje de las camionetas Suburban, gigantescas máquinas adecuadas para familias americanas de consumo desaforado.
Fatalmente atrapados en las tediosas y repetitivas tareas de la producción en cadena, con la completa certeza de la imposibilidad de cambios vitales significativos en el largo plazo, Hamper y sus compañeros centran todos sus esfuerzos en hacer soportable el paso de los minutos en el tajo. 
Todo vale para hacer más llevadero el día: el alcohol, las drogas, los juegos de lanzamiento de tuercas, buscarse la vida con las faenas para que un solo operario pueda realizar el trabajo de dos a la vez y que el otro pueda escaquearse... Las descripciones de Hamper nos persuaden de que el sistema taylorista de producción en masa no es precisamente un paraíso para el “currante”.
Hamper se libra, temporalmente, de los desvaríos de todo tipo, incluso las patologías, en los que se hunden muchos de sus compañeros, gracias a su obsesión por escribir lo que ve, distracción que practica durante los escasos minutos libres que le concede el ritmo de entrada de vehículos a su puesto. 
Por pura casualidad, una de sus desinhibidas crónicas cae en manos de Michael Moore, natural también de Flint y que, aún desconocido, lucha en ese momento por poner a flote un periodicucho local, Flint Voice, luego Michigan Voice. Apoyado sin reservas por Moore, Hamper adquiere fama en todo Estados Unidos, gracias a que uno de sus artículos es publicado en el Wall Street Journal, antes de hundirse por culpa de un colapso nervioso…
Historias desde la cadena de montaje es una cruda descripción de la alienación del operario manual de la Segunda Revolución Industrial, aderezada con ingentes dosis de ironía. Me ha llamado mucho la atención la diferencia de expectativas vitales de los hombres en las cadenas de montaje americanas en comparación con las “chicas de fábrica” chinas que les sustituyeron tras la deslocalización industrial en busca de salarios más bajos y menores restricciones sociales
Mientras  los trabajadores americanos están atrapados entre la paranoia de su trabajo y la enajenación alcohólica y drogadicta, las jóvenes chinas nunca pierden la compostura en sus puestos ni la esperanza de un futuro mejor pese a sus pésimas (mucho peores, sin duda, que las americanas) condiciones laborales. Está claro que si no tienes nada y las perspectivas de un futuro mejor en tu pueblo de origen son nulas, cualquier trabajo remunerado se parece al paraíso.

En cualquier caso, Historias desde la cadena de montaje es un libro divertidísimo, ácido y lleno de mala leche, que invita a reflexionar sobre el sinsentido de la esclavitud del trabajo, a partir de la descarada tesis de que es obligatorio para cualquier trabajador intentar engañar a su empresa.


martes, 5 de mayo de 2015

A vueltas con la meditación, con Pablo D´Ors




Un bonito título este de "Biografía del silencio", con una sugerente portada de Magritte y una extensión excelente, dan cabida a una verdadera apología de la meditación. Ciento tres páginas con grandes márgenes y espaciado generoso conforman un libro muy accesible que, incluso a quienes no aman el ensayo, se les hace de fácil lectura.

Pablo d’Ors (Madrid, 1963) es filósofo y teólogo, formado en el ambiente cultural alemán y nieto del famoso ensayista Eugenio d’Ors. Es sacerdote, novelista y ensayista y esta obra forma parte de su “Trilogía del silencio”.

Su faceta como sacerdote, que en la actualidad atiende enfermos y pacientes terminales en un hospital madrileño, es una de las experiencias que se traslucen en este ensayo lleno de luces y sombras. Afirma d’Ors que “si en el mundo se nos enseña a encerrarnos al dolor, en la meditación se enseña a abrirnos a él”.

El ensayo aporta, a diferencia de otros muchos sobre este tema, testimonio del arduo camino que hay que transitar (se transluce su condición estoica y perseverante de católico obstinado en busca del camino pero sin prejuicios) hasta obtener beneficios que, eso sí, son definitivos y lenitivos. El autor va desgranando sus beneficios, su práctica y sobre todo las reflexiones de las que le ha hecho consciente la rutina de esta práctica milenaria.

Desde su experiencia muy personal, el autor hace un sugerente viaje en torno a la meditación, en el que las luces del destino se superponen al empeño, el desierto -como dice el autor- al que bajas al principio.  “Se deja de vivir embotado… La mirada se limpia y se comienza a ver el verdadero color de las cosas”, “se camina con más ligereza, se sonríe con más frecuencia”, afirma d’Ors, y continúa con testimonios como “yo, por ejemplo, empecé a meditar para mejorar mi vida; ahora medito sencillamente para vivirla”, o “el principal fruto de la meditación es que nos hace magnánimos”. 

Y aludiendo al hogar que todos tenemos dentro, afirma que “ningún hombre se perderá irremediablemente si frecuenta su conciencia y viaja por su territorio interior”o que “la meditación nos concentra, nos devuelve a casa, nos enseña a convivir con nuestro ser, agrieta la estructura de nuestra personalidad hasta que, de tanto meditar, la grieta se ensancha y la vieja personalidad se rompe y, como una flor, comienza a nacer una nueva. Meditar es asistir a este fascinante y tremendo proceso de muerte y renacimiento”. 

“Lo difícil no es meditar sino querer meditar”, nos dirá, antes de recordar que "se llega a un punto en que uno desea sentarse a diario con la propia porción de dolor: frecuentarlo, conocerlo, domesticarlo”.

Es, por tanto, un libro muy recomendable para seguidores de la búsqueda espiritual, aprendices de meditación, y, en general, para cualquier lector ávido de experiencias ajenas e interesado en la vida interior. Aquellos admiradores del ensayista o su persona tienen un muy interesante programa y una entrevista a Pablo d’Ors, a propósito de este ensayo, en el programa“Millennium” de TVE.