lunes, 22 de diciembre de 2014

Los libros que más me han gustado en 2014

Estamos en tiempos de despedidas (de año) y muchos aprovechan para dar cuenta de lo mejor que se ha publicado en los últimos 12 meses . Estas son las joyitas que me he encontrado en este 2014. Espero que a alguien le deparen también buenos momentos de lectura: 






“El balcón en invierno”, de Luis Landero. 

"Pura alegría. Es lo que sentí cada noche, durante una semana, con la lectura de este libro pequeño, pero maravilloso, de Luis Landero, que habla de tantas cosas sustanciales, aunque se nos presenten como menudencias y vaguedades de un recuerdo caótico y fatigado. El balcón en invierno es un libro dolorosamente bello y sincero que nos habla de la lucha de una memoria que se resiste a perecer en ese mar de olvido que es la vida y el paso del tiempo".




“La urna rota”, de los autores del blog Politikon.es


“La urna rota no contiene recetas mágicas y evita los atajos revolucionarios. Hay mucho ganado en las últimas tres décadas, vienen a decirnos sus autores, y ha llegado la hora de dar un paso adelante y consolidar una democracia de más calidad. La democracia es un sistema imperfecto, lento, de prueba y error, pero preferible a mesianismos de izquierda o derecha. El libro rehúye los clichés y las respuestas rápidas y contaminadas por la pasión del debate mediático y entre partidos. Así, recorre los pros, pero también los contras, de las listas abiertas,  del sistema electoral, de las primarias en los partidos, de la democracia directa (sin la mediación de los partidos), de los ensayos de laboratorio previos a la ejecución de políticas públicas o de la inclusión de tecnócratas y funcionarios en los niveles más altos de la administración”.




“Alguien dice tu nombre”, de Luis García Montero

"La España que describe el poeta Luis García Montero en su novela, que se lee de un tirón y gustosamente, es un país conocido por muchos, pero ya difícil de explicar a un chaval de hoy. Un país anclado en el tiempo, amodorrado, provinciano y prisionero de las convenciones, donde un pantalón en unas piernas femeninas era un atrevimiento muchas veces intolerable. Es una España menesterosa, de gente cauta y agradecida por la incipiente riqueza que se empieza a filtrar a las capas más desfavorecidas, más pendientes del pago de las letras del televisor o de la enciclopedia que de aventuras políticas".



“El dilema de España”, de Luis Garicano

"El momento es crucial.  Garicano nos viene a decir que España está ante una oportunidad histórica para engancharse de una vez por todas a la modernidad y la eficiencia europea, o, por el contrario, huir hacia adelante cayendo en el populismo de corte neoperonista y dar como bueno un capitalismo de amiguetes donde la riqueza está del lado del que tiene contactos y las pérdidas del lado de la sociedad. Para que todo el mundo lo entienda, Garicano nos pone en una encrucijada improbable, pero con suficiente fuerza metafórica: Venezuela o Dinamarca. La elección es nuestra".  



“El viento en las hojas”, de José Ángel González Sainz



“Con pocos pero trabajados recursos, González Sainz nos presenta instantes de existencias despojados de cualquier referencia temporal y casi espacial, momentos que, al fin y al cabo, hacen la vida misteriosa, pero plena. Las palabras, su musicalidad e incluso la puesta en cuestión de su sentido son los elementos con los que el escritor crea la tensión que nos mantiene atentos al relato hasta la última línea. El miedo de una madre que ve cómo su hija se acerca al precipicio mientras juega a hacer pompas de jabón; el anciano que anuncia su muerte a sus amigos de tertulia en el café y espera que éstos la acepten como si nada; el padre de familia que es seducido por la embriagadora sonrisa de la vendedora de helados a que acude con su hijo; el excursionista que no sabe cómo abordar el encuentro con otro andante solitario camino del río... Y, como los de Alice Munro, los relatos de González Sainz toman el giro definitivo a la vuelta de una frase, cuando uno menos se lo espera”. 

miércoles, 10 de diciembre de 2014

El fin de la 'Trilogía del Baztán' no supone el adiós de Amaia Salazar



'Ofrenda a la tormenta', de Dolores Redondo


Casi dos años después de la publicación de El guardián invisible y uno de Legado en los huesos, Dolores Redondo ha culminado su Trilogía del Baztán con la llegada a las librerías de Ofrenda a la tormentaAunque pone punto y final a una saga que ha conseguido convencer a más de 400.000 lectores, la propia autora nos explica, con ocasión de la presentación de la novela en Elizondo, que la resolución del caso no significa el adiós a Amaia Salazar.

“No será mi próximo proyecto, porque ahora va otro trabajo, que además estaba en cola, ya que lo tenía en la cabeza a la vez que la trilogía y, en su momento, me decidí por escribir esta. Pero ahora llama a la puerta urgentemente y hay que abrirle y dejar que salga ya. Pero Amaia Salazar está ahí. Me encanta. Es un personaje con el que estoy comodísima, sé mucho sobre ella y lo tengo que contar, aunque no sea ahora”, adelanta la escritora donostiarra.

Además, a la pregunta de si su ámbito de actuación será siempre Navarra, responde rotundamente que no. “Ya desde la primera novela vemos que va a los cursillos a EE UU. Tiene un referente que le ayuda por la parte perceptiva, que es el agente Dupree, que está allí. Siempre está abierta la posibilidad a que se pueda mover. De todas formas, en esta novela se mueve mucho. Está en coche todo el día”.

Eso sí, lo próximo que llevará su nombre también será una novela negra, porque es el género negro que más le me gusta, pero “un negro mestizo, de esos que hago yo”, comenta Redondo.

Mientras que llega, los lectores ya tienen en sus manos desde el 25 de noviembre Ofrenda a la tormenta, el cierre de la trilogía que vuelve a estar protagonizado por la inspectora de la Policía Foral Navarra Amaia Salazar, que en esta ocasión dirige la investigación de varias muertes de recién nacidos producidas en el valle de Baztán durante las últimas décadas.

Todo comienza tras la muerte súbita de un lactante y el comportamiento sospechoso del padre, que es detenido por intentar robar el cuerpo de la niña. A partir de esta investigación, la inspectora Salazar y su equipo van descubriendo otros casos de muerte súbita en el valle, que apuntan a una especie de secta que pudiera llevar a cabo sacrificios humanos.

Aunque no conviene revelar mucho más, lo que sí se nota es que en esta novela disminuye la carga mítica de las anteriores y aumenta la trama policiaca. Redondo matiza esta apreciación recordando que, para ella, se trata de una sola novela. “Yo lo vería como que en esta parte de la novela ha bajado la carga mitológica. No hay tres novelas. Esta parte de la novela es más policiaca porque es en la que se tiene que resolver todo al final y es la parte en la que tienen que confluir todo lo que ha ido investigando hasta ahora”.

De todos modos, confiesa que cuando Destino se interesó por la novela y comprendió que iba a ser un lanzamiento a nivel nacional se asustó. “Tened en cuenta que terminé de escribir la novela en 2010 y se publicó en enero de 2013. Cuando hicimos la reedición final, que ya se había vendido en 10 países, que sonaba mucho, que había creado expectación, ahí me asusté y quería cambiar la novela, quería quitar mucho. Me decía que no lo iban a entender fuera de Navarra y el País Vasco, que no iban a saber dónde iba y que la verían como novela fantástica. Pero Silvia Sesé [su editora en Destino] la defendió más que yo y la novela salió como la conocisteis. Pero es verdad que luego automáticamente, cuando la gente empezó a responder bien, me dio alas, me hizo soltarme. Y no soltarme más a la mitología, sino soltarme a escribir, a narrar, porque yo muy buena escritora no soy, pero narrar creo que lo hago bastante mejor. Y me puse a contar todo eso que quería contar [sobre las tradiciones, las costumbres, las familias matriarcales]”.

Lo que no había aclarado hasta el lanzamiento de esta tercera novela es el punto de partida de la trilogía. “Yo tenía un guión muy claro. Si habéis leído la tercera y la nota de autor, veréis que estaba claro hacia dónde iba y por qué. Barajamos desde el principio la posibilidad de contar que estaba basado en un hecho real que se estaba investigando, pero decidimos que no, que era mucho mejor que el lector tuviese la oportunidad de construir, de juzgarlo, de hacer sus propias cábalas y dejarle libertad… Y ahora, al final, es cuando le hemos contado que este tipo de crímenes que parecen tan enrevesados, tan difíciles, tan oscuros, pues resulta que son tal cual están narrados, y que sólo he cambiado los lugares en los que ocurrieron”, explica Redondo.

Así que atención, mucha atención, porque, al igual que en momento determinado uno de los personajes se refiere al expolio en un cementerio como "un misterio de proporciones épicas", los lectores no podrán menos que quitarse el sombrero ante una trilogía que en su cierre descubre toda su verdadera magnitud.







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