tag:blogger.com,1999:blog-37723927044951389282024-02-19T01:06:55.582-08:00desde la perplejidadLibros, películas y otros cuentosJuan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.comBlogger236125tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-33451522346324423092018-02-06T02:38:00.000-08:002018-02-06T09:06:00.066-08:00Nunca vivimos tan bien<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAWMVLel3lOVC5NROKsPPR9eq_KLoZwF-6spwCuBdxzBmHPQlgoZCgEDCTTkgCbzaa4vFyFscRM8H6VGY67v4qdZVxLK3_6O9vB338ZNUs9Eenzq2pOsGfETA_CE0NfeXevpMCF0xibw0/s1600/portada+Progreso%252C+de+Johan+Norberg.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="699" height="494" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAWMVLel3lOVC5NROKsPPR9eq_KLoZwF-6spwCuBdxzBmHPQlgoZCgEDCTTkgCbzaa4vFyFscRM8H6VGY67v4qdZVxLK3_6O9vB338ZNUs9Eenzq2pOsGfETA_CE0NfeXevpMCF0xibw0/s640/portada+Progreso%252C+de+Johan+Norberg.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;">A propósito de la lectura de 'Progreso', de Johan Norberg</span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
Bien sea por una cuestión de psicología, por la inercia de la costumbre o por puro instinto de supervivencia, lo cierto es que estamos abonados a las malas noticias, y, por lo general, construimos nuestra visión del mundo a partir de la anomalía y la catástrofe. Los medios de comunicación lo saben y lo alientan. Se vende mucho mejor una crónica de un tiroteo que una estadística que nos diga que las muertes violentas en nuestra ciudad se han reducido. Por eso, los periódicos y los telediarios están cargados de desastres naturales, quiebras empresariales, guerras o golpes de Estado. </div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
El sueco Johan Norberg combate esta percepción negativa de la realidad en un libro que en 2016 fue calificado por la revista <i>The Economist</i> como el mejor del año. Su título es bien indicativo: <i><a href="https://www.amazon.es/Progreso-razones-futuro-optimismo-Mariana-Cobas-Deusto/dp/842342880X/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1517844552&sr=8-1&keywords=Progreso" target="_blank">Progreso. 10 razones para mirar al futuro con optimismo</a></i>. A Norberg se le ha encasillado como uno de esos “nuevos optimistas” que van por el mundo vendiendo la idea de que nunca antes vivimos tan bien y que para convencernos se apoyan en un potente aparato estadístico. </div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
A la estela de Steven Pinker, autor del monumental <i><a href="https://www.amazon.es/Los-%C3%A1ngeles-llevamos-dentro-implicaciones/dp/8449327636/ref=sr_1_2?ie=UTF8&qid=1517844951&sr=8-2&keywords=pinker" target="_blank">Los ángeles que llevamos dentro</a></i>, un ensayo sobre el declive la violencia a lo largo de la historia de la Humanidad, y a quien Norberg rinde tributo en varias ocasiones en su libro, este trabajo echa la vista atrás para decirnos que nunca la vida fue tan fácil, predecible y confortable, y para ello analiza una docena de variables, que van desde la esperanza de vida a la libertad individual, pasando por el acceso al agua potable, la alimentación, la alfabetización o los niveles de pobreza. Y todo este progreso ha sido posible gracias a los efectos beneficiosos del intercambio de ideas y bienes que han traído consigo el liberalismo, la extensión de la ciencia y la globalización en los últimos 200 años. </div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
Con abundantes cifras, Norberg intenta demostrarnos que, a pesar de nuestra adicción a las malas noticias y al catastrofismo, de nuestro gusto por las teorías conspirativas, vivimos mucho mejor que nuestros ancestros. Norberg incluso desafía a los agoreros del desastre medioambiental y, retorciendo los números y pasando por alto ciertas evidencias preocupantes, nos intenta convencer de que en este aspecto también estamos mejor que nunca. La riqueza y la educación, nos viene a decir, son las llaves para resolver problemas como el cambio climático, y será cuestión de tiempo que países como China e India pongan orden en este terreno. </div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
Sea como fuere, y a pesar de que puede haber puntos discutibles, <a href="https://www.amazon.es/s/?ie=UTF8&keywords=progreso+norberg&tag=hydes-21&index=aps&hvadid=229979709489&hvpos=1t1&hvnetw=g&hvrand=17970718868325558679&hvpone=&hvptwo=&hvqmt=e&hvdev=c&hvdvcmdl=&hvlocint=&hvlocphy=9061033&hvtargid=kwd-400756536901&ref=pd_sl_6ms7ibo01p_e" target="_blank"><i>Progreso</i></a>, de Johan Norberg, tiene la virtud de ponernos ante el espejo y cuestionar ciertas ideas que una visión miope, miedosa o demasiado local ha contribuido a asentar. Y es que nadie se puede creer a estas alturas que este mundo es perfecto, pero tampoco que es una ruina y que, además, va a peor. </div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-42089248041085565482018-01-26T02:36:00.000-08:002018-01-26T02:36:04.930-08:00Lo que Steve Jobs nunca quiso para sus hijos<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span id="docs-internal-guid-31d6537e-2e30-b6bf-defd-91cec2d1f078"></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEDgHu1oBaNFl1kBL6_EO1EmlOCVUe8v2J8hD-k2Bz7dcn88yVEJcEs5mdvE76my861A9BG5udn9u6Qzo7kNmH3JEZlW-idDsnmJcP_aeo2TygaPZYipAdKrK9CHjTK7g3ZuUAo7kZsxI/s1600/Steve+Jobs+presenta+el+primer+iPad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="1024" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEDgHu1oBaNFl1kBL6_EO1EmlOCVUe8v2J8hD-k2Bz7dcn88yVEJcEs5mdvE76my861A9BG5udn9u6Qzo7kNmH3JEZlW-idDsnmJcP_aeo2TygaPZYipAdKrK9CHjTK7g3ZuUAo7kZsxI/s640/Steve+Jobs+presenta+el+primer+iPad.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><b>A propósito de la lectura del libro ‘Irresistible. ¿Quién nos ha convertido en yonquis tecnológicos?’, de Adam Alter</b></span></span><br />
<br />
En enero de 2010, Steve Jobs presentó la primera versión del iPad. Aquel día, Jobs se deshizo en elogios destinados al aparato: “extraordinario”, “mucho mejor que un portátil”, “la mejor forma de navegar”, “una experiencia increíble”, “escribir en él es una delicia”... A finales de ese año, cuando el iPad ya se había convertido en un fenómeno planetario y muchos esperaban que reeditara el boom de ventas del iPhone, Jobs se sinceraba <a href="https://www.nytimes.com/2014/09/11/fashion/steve-jobs-apple-was-a-low-tech-parent.html?_r=0" target="_blank">en una entrevista con un periodista de <i>The New York Times</i></a><i> </i>y reconocía que sus hijos nunca habían usado la maravillosa tableta de Apple.<br />
<br />
Jobs, el mago de la tecnología, era un firme partidario de limitar el uso de sus alabados ingenios entre los suyos. El episodio lo recuerda el psicólogo australiano Adam Alter en su libro <i><a href="https://www.amazon.es/Irresistible-%C2%BFQui%C3%A9n-convertido-yonquis-tecnol%C3%B3gicos-ebook/dp/B077T5577P" target="_blank">Irresistible ¿Quién nos ha convertido en yonquis tecnológicos?</a></i> Alter constata que Jobs no ha sido el único falaz, y localiza muchos hombres de éxito de Silicon Valley que prescriben a nivel particular lo contrario a lo que proclaman en público. Recientemente, el sucesor de Jobs, <a href="https://elpais.com/tecnologia/2018/01/23/actualidad/1516666969_215422.html" target="_blank">Tim Cook, también ha advertido de las consecuencias del uso excesivo de la tecnología </a>e incluso la ha desaconsejado en el colegio para ciertas asignaturas. ¿Qué temían Jobs y otros que se han hecho ricos y famosos vendiendo aparatos o desarrollando videojuegos? A descubrirlo dedica Alter las 300 páginas de su libro.<br />
<br />
Alter no niega las ventajas de la tecnología, pero advierte del peligro que entraña su uso desproporcionado y habla de lo fácil que es caer en la adicción cuando se entra sin precauciones en contacto con smartphones, pulseras de actividad o videojuegos, o cuando navegamos por Internet o nos relacionamos a través de las redes sociales buscando el reconocimiento del grupo.<br />
<br />
Alter nos advierte de que entramos una lucha muy desequilibrada, por cuanto el niño, adolescente o adulto carente de control se enfrenta a una ejército de creadores, diseñadores, programadores y expertos en marketing que viven precisamente de hacer su producto (un juego, una red para compartir fotos, una app de móvil o una serie de televisión) lo más adictivo posible. En el libro, Alter habla con decenas de afectados (niños y adultos) y de psicólogos y médicos, y nos cuenta cómo los “me gusta” de Facebook, que alguien ha denominado “la primera droga digital de nuestra cultura”, han cambiado las vidas de millones de personas.<br />
<br />
También nos desvela los resortes de la adicción y algunos de los “trucos” a los que recurre la industria de Internet y del entretenimiento digital para convertir a muchos en seres asociales, como el abuso del suspense, la concesión a toda hora de premios e incentivos o la conexión en línea con otros jugadores con los que se compite y se comentan las jugadas. <br />
<br />
Prohibimos a los niños el tabaco o el alcohol, pero somos más permisivos con las adicciones digitales, como las que crean los videojuegos. De hecho, en los países occidentales raramente se aborda el problema con la debida seriedad. Tampoco entre los chicos y sus familias hay conciencia de la enfermedad. Sin embargo, en otras latitudes es un tema importante de salud pública. En China hay reconocidos 24 millones de adolescentes adictos a Internet y existen más de 400 centros para tratarles. El autor de <i><a href="https://www.amazon.es/Irresistible-%C2%BFQui%C3%A9n-convertido-yonquis-tecnol%C3%B3gicos-ebook/dp/B077T5577P" target="_blank">Irresistible</a></i> desaconseja a los padres el histerismo, pero sí una aproximación “informada, calmada y realista” al problema que pueden tener en casa. Y es que si se desborda la situación, los chicos se abandonan y acaban anteponiendo el ocio digital a las relaciones, el estudio o la familia.<br />
<br />
De acuerdo con los expertos, Alter sugiere que los más pequeños de la casa no pasen más de dos horas al día frente a las pantallas. Pero no es la única recomendación: en las empresas sugiere desactivar durante la noche las cuentas de correo para poner coto a los <i>workaholics</i>; a los creadores de videojuegos les pide que diseñen productos que obliguen al usuario a hacer pausas periódicas. Y, por último, aconseja a todos (grandes y pequeños) trabajar las relaciones personales en vivo y en directo cuando sea posible. Porque siempre el brillo de unos ojos nos hará más felices que el de cualquier pantalla. <br />
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-2675376304605381282018-01-15T11:47:00.000-08:002018-01-16T05:01:13.837-08:00El arte más allá de los museos<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWR23kKii1GstoveP1mtMAtHaUjMorTf0zXHVhC1tdy0F8EYPsWrt3MeMoKoSNM8uTDDV5qvyhIWqzMvh9dSgHEr7cDtc4JzHWP38ezYKfchwCzI4FrrWioX7SpakG3c2hhss9dBl6tLA/s1600/Mujer+de+azul+leyendo+una+carta%252C+Vermeer+Johannes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="518" data-original-width="700" height="472" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWR23kKii1GstoveP1mtMAtHaUjMorTf0zXHVhC1tdy0F8EYPsWrt3MeMoKoSNM8uTDDV5qvyhIWqzMvh9dSgHEr7cDtc4JzHWP38ezYKfchwCzI4FrrWioX7SpakG3c2hhss9dBl6tLA/s640/Mujer+de+azul+leyendo+una+carta%252C+Vermeer+Johannes.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; font-variant: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-size: large;">A propósito de 'El arte como terapia', de Alain de Botton y John Armstrong</span></b></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<div dir="ltr" style="background-color: white; font-family: Georgia, Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">¿Y si en los museos no se escogieran y se ubicaran las obras en función de los periodos históricos o de las etiquetas que establecen los expertos, sino de las capacidades terapéuticas que tienen, de las capacidades para crear armonía, tranquilizarnos, mejorar nuestras relaciones personales o ayudarnos a encontrar el equilibrio? ¿Y si en vez de responder a los aceptados títulos de "romanticismo", "cubismo" o "expresionismo abstracto", las galerías de esos museos respondieran a otros más originales pero cercanos, como "amor", "miedo", "compasión" o "sufrimiento"? Cuestiones así sugiere </span><span style="background-color: transparent; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a data-saferedirecturl="https://www.google.com/url?hl=es&q=https://www.amazon.es/s/?ie%3DUTF8%26keywords%3Del%2Barte%2Bcomo%2Bterapia%26tag%3Dhydes-21%26index%3Dstripbooks%26hvadid%3D226558793652%26hvpos%3D1t1%26hvnetw%3Dg%26hvrand%3D7831959805564709495%26hvpone%3D%26hvptwo%3D%26hvqmt%3De%26hvdev%3Dc%26hvdvcmdl%3D%26hvlocint%3D%26hvlocphy%3D9061033%26hvtargid%3Dkwd-58420889858%26ref%3Dpd_sl_22u7s6tsfe_e&source=gmail&ust=1516193235448000&usg=AFQjCNGAa-u3-_UFQ6gbXCvrCEJdJvksRA" href="https://www.amazon.es/s/?ie=UTF8&keywords=el+arte+como+terapia&tag=hydes-21&index=stripbooks&hvadid=226558793652&hvpos=1t1&hvnetw=g&hvrand=7831959805564709495&hvpone=&hvptwo=&hvqmt=e&hvdev=c&hvdvcmdl=&hvlocint=&hvlocphy=9061033&hvtargid=kwd-58420889858&ref=pd_sl_22u7s6tsfe_e" style="color: #1155cc;" target="_blank">El arte como terapia</a></i></span><span style="background-color: transparent; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, un libro de Alain de Botton y John Armstrong que pone patas arriba la aproximación que solemos hacer al mundo del arte. </span></div>
<span id="m_5074789164631050127docs-internal-guid-2f4d58f3-f587-7f43-7507-677290a692b0" style="background-color: white; font-family: "georgia" , "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 13px;"><br /></span>
<br />
<div dir="ltr" style="background-color: white; font-family: Georgia, Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">De Botton y Armstrong cuestionan casi todo y lanzan planteamientos provocadores, como que las tiendas de los museos, que para algunos son la profanación capitalista de esos centros de la exquisitez y la veneración casi religiosa, deberían convertirse en su parte más importante, por cuanto son los espacios que permiten prolongar en nuestras vidas lo que hemos visto y sentido en sus salas. Querámoslo o no, más allá del impacto visual que nos produce su contemplación en vivo, para la mayoría las lecciones vitales que encierran los cuadros de Vermeer, Caravaggio o Goya perduran en forma de una mala reproducción exhibida en la sala de estar o en la cocina, o de un imán para la nevera. </span></div>
<span style="background-color: white; font-family: "georgia" , "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 13px;"><br /></span>
<br />
<div dir="ltr" style="background-color: white; font-family: Georgia, Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Los autores de este sugerente libro creen que los expertos de los museos trabajan en balde cuando se afanan por llenarnos las visitas de datos biográficos de los artistas, sesudos comentarios sobre su técnica o sutiles observaciones sobre sus vínculos con otros coetáneos o incluso con artistas nacidos siglos antes o después. Los carteles y las audioguías que acompañan una exposición, o los comentarios de los guías que pastorean grupos de turistas por los atestados pasillos de los grandes museos del mundo, están cargados de una espesa y fría erudición condenada al olvido una vez uno abandona las salas en penumbra del edificio y se incorpora al bullicio de la ciudad y a la vorágine de los quehaceres diarios. </span></div>
<span style="background-color: white; font-family: "georgia" , "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 13px;"><br /></span>
<br />
<div dir="ltr" style="background-color: white; font-family: Georgia, Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Lo ideal, nos vienen a decir De Botton y Armstrong, es conectar ese cuadro de Durero o esa escultura de Giacometti con nuestro yo más íntimo, y no tanto conocer el alcance de la influencia del artista alemán en los pintores holandeses posteriores, o los vínculos del escultor suizo con el surrealismo de André Bretón. Los autores de </span><span style="background-color: transparent; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a data-saferedirecturl="https://www.google.com/url?hl=es&q=https://www.amazon.es/s/?ie%3DUTF8%26keywords%3Del%2Barte%2Bcomo%2Bterapia%26tag%3Dhydes-21%26index%3Dstripbooks%26hvadid%3D226558793652%26hvpos%3D1t1%26hvnetw%3Dg%26hvrand%3D7831959805564709495%26hvpone%3D%26hvptwo%3D%26hvqmt%3De%26hvdev%3Dc%26hvdvcmdl%3D%26hvlocint%3D%26hvlocphy%3D9061033%26hvtargid%3Dkwd-58420889858%26ref%3Dpd_sl_22u7s6tsfe_e&source=gmail&ust=1516193235449000&usg=AFQjCNEV51yafc6v5qBbB3euJnT5ffGbHA" href="https://www.amazon.es/s/?ie=UTF8&keywords=el+arte+como+terapia&tag=hydes-21&index=stripbooks&hvadid=226558793652&hvpos=1t1&hvnetw=g&hvrand=7831959805564709495&hvpone=&hvptwo=&hvqmt=e&hvdev=c&hvdvcmdl=&hvlocint=&hvlocphy=9061033&hvtargid=kwd-58420889858&ref=pd_sl_22u7s6tsfe_e" style="color: #1155cc;" target="_blank">‘El arte como terapia’ </a></i></span><span style="background-color: transparent; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">están convencidos de que los “templos” del arte se abrirían así a los no habituales, y los valores de sus obras se esparcirían y serían compartidos más allá de sus muros. </span></div>
<span style="background-color: white; font-family: "georgia" , "helvetica" , "arial" , sans-serif; font-size: 13px;"><br /></span>
<br />
<div dir="ltr" style="background-color: white; font-family: Georgia, Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Y, más aún, de esta manera reduciríamos nuestra dependencia del arte y del fetichismo que anida en las salas donde se exhibe, puesto que la asunción de sus verdaderos valores dirigiría en todo momento nuestra mirada cotidiana en busca de lo relevante, de la empatía, de la compasión, del placer sereno, del reconocimiento de la brevedad de la vida o de la belleza. “El objetivo fundamental de los amantes del arte debería ser construir un mundo donde las obras de arte fueran un poco menos necesarias”, proclaman casi al final del libro los autores. Pues eso. </span></div>
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-46796155884229364552017-12-14T11:43:00.000-08:002017-12-15T05:22:18.715-08:00Los jóvenes siguen siendo los grandes perdedores<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7SUn0J95dRrwBnB4C-zC7sAAjZUhuePz1gBjAuugkhKtf9euYYpK6tv7O8RO71PMPzfmSJO3413d4f0dGKFHPjb67Dh9fSlEwA03GFf1BhW_lZ6Q8XnM8V8xXoiJ1llArsdaPfPuQlUE/s1600/Young+people.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="455" data-original-width="700" height="416" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7SUn0J95dRrwBnB4C-zC7sAAjZUhuePz1gBjAuugkhKtf9euYYpK6tv7O8RO71PMPzfmSJO3413d4f0dGKFHPjb67Dh9fSlEwA03GFf1BhW_lZ6Q8XnM8V8xXoiJ1llArsdaPfPuQlUE/s640/Young+people.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;"><span style="font-size: large;"><b>A propósito de la lectura de </b></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;"><span style="font-size: large;"><b>'El muro invisible', de Politikon</b></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;">Durante los peores años de la crisis, las librerías
españolas se llenaron de libros de carácter regeneracionista en los que se
analizó hasta la saciedad las causas del marasmo económico y las posibles vías
para superarlo, pero también la ruptura social y política que vivía España como
consecuencia de la corrupción que se generalizó a cierto nivel de gestión en
los años en que nos creímos ricos. Los jóvenes académicos e investigadores del
grupo Politikon pusieron su granito de arena en aquellos debates con <a href="http://www.desdelaperplejidad.com/2014/06/ciencia-politica-al-rescate-de-un-pais.html" target="_blank">‘La urna rota’, un libro de cierto éxito que luego se reeditaría varias veces y</a> que, con
un lenguaje directo y recurriendo a datos y modelos de éxito en el extranjero,
proponía vías para mejorar la selección de líderes en España, el sistema
electoral o el funcionamiento de la administración pública. </span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background: white; color: #333333; font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt;">Ahora que para algunos la crisis ya
ha pasado y la recuperación es evidente, el regeneracionismo (editorial) ha
mutado. Últimamente, la crisis política en Cataluña ha puesto en el punto de
mira de editoriales y analistas el modelo de estado y la cuestión territorial.
Sin embargo, Politikon ha vuelto a publicar un libro donde analiza uno de los
problemas que quedaron sin resolver desde la gran recesión de 2008 y 2009, el
hundimiento de las expectativas y las condiciones de vida de los jóvenes españoles. Un tema que, por otro
lado, no se ha tratado suficientemente en los medios de
comunicación. </span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjOtYXhw3MrlM67dHlc6-Nh0xGDMBLxkkrqP2a9EXMESi8tGXk7fKuAYg_vXCx_yMomQHZlbDkCXWrMXJv46bxQFImeXzUt9tK8so-fEI0oczUQ5SFoQfomQv31v-XIMYp_cu33SpAjEM/s1600/Portada+El+muro+invisible.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1076" data-original-width="650" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjOtYXhw3MrlM67dHlc6-Nh0xGDMBLxkkrqP2a9EXMESi8tGXk7fKuAYg_vXCx_yMomQHZlbDkCXWrMXJv46bxQFImeXzUt9tK8so-fEI0oczUQ5SFoQfomQv31v-XIMYp_cu33SpAjEM/s320/Portada+El+muro+invisible.jpg" width="193" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background: white; color: #333333; font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt;">En <b>‘El muro invisible’</b>, los analistas
de Politikon derriban mitos y ponen en cuestión clichés, e ilustran con cifras
y hechos cómo los grandes perjudicados por la crisis española han sido los
niños y los jóvenes, en beneficio de los jubilados y los trabajadores más
veteranos. Tanto el sistema político como el estado del bienestar en España se
ha escorado y han dejado a la intemperie de la crisis y la precariedad a una
parte de la sociedad. Los autores recuerdan que en el último
discurso de investidura de Rajoy, el presidente mencionó hasta 9 veces a los
pensionistas, pero ni una sola vez habló de la pobreza infantil. Este
desajuste, además, no se ha llegado a corregir en los años siguientes con la
aparición de movimientos sociales y nuevos partidos. Y es que aunque el 15-M o
partidos como Podemos han representado las aspiraciones de los jóvenes con
estudios, no han sido una referencia para millones de ni-nis o estudiantes
frustrados por el fracaso escolar. Pero, incluso así, ni Podemos ha hecho una
apuesta clara para romper el statu quo en favor de las nuevas generaciones y en
detrimento de sus padres y abuelos.</span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="background-color: white; color: #333333; font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="background-color: white; color: #333333; font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;">‘El muro invisible’ aborda los
problemas del sistema educativo español que condena a millones de jóvenes a la
baja cualificación y al desempleo permanente o al trabajo basura. Refuta con
datos a aquellos que dicen que la educación hoy no es lo que era o que apunta a
los chicos calificándolos de perezosos e impacientes, e identifica los
problemas estructurales de un sistema educativo dual y descompensado que, por
un lado, no logra rebajar los altos índices de fracaso escolar y que, por otro,
sigue produciendo un alto número de universitarios que luego no tienen fácil
acomodo en una economía incapaz de producir suficientes puestos de trabajo de
calidad. Denuncian, además, los autores que el debate educativo se haya venido centrado en
cuestiones accesorias y haya evitado los temas claves de más difícil solución,
como la falta de alumnos en la secundaria no obligatoria y el desprestigio de
la Formación Profesional. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background-color: white; color: #333333; font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;">También recuerdan los analistas de
Politikon que la excesiva dualidad temporal-fijo del mercado de trabajo en
España ha eternizado la precariedad entre los jóvenes, y para resolverlo abogan
por el contrato único con coste de despido creciente. Asimismo, demuestran con
datos que en España el fomento de la natalidad en las jóvenes familias es un
cuento, y que incluso la derecha, teóricamente más proclive a estas políticas
de fomento de la familia, ha mostrado muy poca sensibilidad con el tema. Por la
desmovilización y volatilidad del electorado joven, siempre ha salido más a
cuenta a los políticos de este país invertir el presupuesto público en
pensiones y sanidad que en políticas juveniles o para revertir el fracaso
escolar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background: white; color: #333333; font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt;">El estado de bienestar español
redistribuye poco hacia los jóvenes y los niños, de ahí que estadísticas como
la de la pobreza infantil no se haya reducido en los últimos años. Sin embargo,
los autores mantienen que el gasto en la primera infancia es muy rentable tanto
a nivel social como en términos de igualdad, y que la inversión en los jóvenes
tiene un retorno económico claro para el país. En este sentido, ven con interés
los intentos de renta mínima que se han dado en el País Vasco. </span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="background: white; color: #333333; font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt;">En fin, ‘El muro invisible’ aborda un
debate importante que, en todo caso, se está hurtando a la opinión pública. Los
jóvenes fueron los grandes pagadores de la crisis, y siguen siéndolo. Las
nuevas generaciones siguen teniendo muy complicado la estabilidad laboral, el
acceso a unos salarios dignos, la formación de una familia o la conciliación
para cuidar a los hijos. Y esto hipoteca el futuro del país. Politikon analiza
con abundancia de datos esta disfunción, que no es exclusiva de España y que
también amenaza el crecimiento presente y futuro de toda la Unión Europea. El
panorama, pues, no es alentador. O mucho cambian las cosas o el muro invisible
que limita las expectativas vitales de las nuevas generaciones va a seguir en
pie. </span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-7148403390887005562017-11-27T10:00:00.000-08:002017-11-27T10:00:23.063-08:00Satya Nadella: una carrera que pudo haber acabado en el criquet<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWjoFayqwovHd5T3I1WaQTr5DAbbfiOQ2opX5huEDkDQ92NFQo6JTEzAvfZHbezvxsFTaKV0sQQNzKOkHdieWwhn8nVLrLLfAhZnDuq0LWChNEkhC88TICMQtCoucVqGiS8_7gzASn1vU/s1600/Satya+Nadella%252C+CEO+de+Microsoft.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="539" data-original-width="780" height="276" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWjoFayqwovHd5T3I1WaQTr5DAbbfiOQ2opX5huEDkDQ92NFQo6JTEzAvfZHbezvxsFTaKV0sQQNzKOkHdieWwhn8nVLrLLfAhZnDuq0LWChNEkhC88TICMQtCoucVqGiS8_7gzASn1vU/s400/Satya+Nadella%252C+CEO+de+Microsoft.jpg" width="400" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Es una de las cosas que cuenta Satya Nadella en un libro de reciente publicación, que en español se ha titulado <a href="https://www.fnac.es/ia613006/SATYA-NADELLA" target="_blank">'Pulsa actualizar'</a>, y donde da detalles de su peripecia vital y de cómo en los últimos tres años ha abordado la transformación de Microsoft para afrontar los retos de la nube y el empuje de competidores como Amazon o Google. Efectivamente, Nadella se confiesa un fan incondicional del criquet, ese deporte tan difícil de entender para un español, pero que en la India es un fenómeno de masas. De hecho, deja caer que, de haber tenido una oportunidad en las ligas superiores de criquet de su país, ahora la historia de Microsoft y de la informática la estaría escribiendo otro. </span></div>
<b id="docs-internal-guid-f955201a-f937-66dd-6525-e1f74838c771" style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pero no queda ahí la cosa, en <a href="https://www.fnac.es/ia613006/SATYA-NADELLA" target="_blank">'Pulsa actualizar'</a>, el CEO de Microsoft, el tercero en 40 años de historia que ha tenido la compañía de Windows, habla de cómo encontró la corporación fundada por Bill Gates a mediados de los años 70 y los esfuerzos que ha hecho desde 2014 para reconducir su futuro ante la pujanza de competidores como Amazon en la nube o de Google y Apple en el terreno de la movilidad y la informática personal. En el libro, que está escrito con un lenguaje accesible que evita la jerga tecnológica y la de los hombres de negocio (¡no hay una sola cifra de facturación, beneficios o cotización bursátil!), Nadella reconoce que la compañía que le dejó Steve Ballmer estaba en un estado lamentable.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Su relato no admite matices: “La empresa estaba enferma. Los empleados estaban cansados y frustrados. Estaban hartos de perder y de quedarse atrás a pesar de sus estupendos planes e ideas. Llegaron a Microsoft con grandes sueños, pero sentían que lo que realmente estaban haciendo era ocuparse de gestiones administrativas, rellenar impresos fiscales y discutir por nimiedades en las reuniones”.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJQ-P43woHkM6HrGPLbffTMIlU-wt8LnsKqN8FADxpz-BW5OXZIQpA820B8cngLgmrxVi2g_wdU4KPnx2o-NXebCfOoq2qwroyH4F51X9DlIwYNIAKbYCtd3cH4GasaNLPx63t_ItMNXE/s1600/Partido+de+criquet.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="278" data-original-width="640" height="278" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJQ-P43woHkM6HrGPLbffTMIlU-wt8LnsKqN8FADxpz-BW5OXZIQpA820B8cngLgmrxVi2g_wdU4KPnx2o-NXebCfOoq2qwroyH4F51X9DlIwYNIAKbYCtd3cH4GasaNLPx63t_ItMNXE/s640/Partido+de+criquet.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Frente al estilo marcial e histriónico de Steve Ballmer (un señor que para algunos pasará a la historia por su famoso <a href="https://www.youtube.com/watch?v=Vhh_GeBPOhs" target="_blank">“developers, developers, developers”</a> o por <a href="https://www.youtube.com/watch?v=eywi0h_Y5_U" target="_blank">su mofa del iPhone)</a>, y a esa obsesión por "los dispositivos" que llevó a Microsoft a locuras como la compra de Nokia, Nadella ha introducido un estilo más compasivo y ha devuelto al software al centro del escenario. El cerebral, ingenieril y discreto Nadella, que es capaz de hablar de tecnología al tiempo que cita al filósofo Terry Eagleton, habla de las dificultades que ha tenido para convencer a la plantilla y partners de una empresa que ganaba -y sigue ganando- mucho dinero vendiendo licencias de software al modo tradicional de que había que dar un giro de 180 grados hacia la nube con el objetivo de asegurar su competitividad futura.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Se puede decir que en este tiempo, Nadella ha dedicado gran parte de sus esfuerzos a sacar de la zona de confort a toda una multinacional que llevaba décadas muriendo de éxito, para adentrarla en el negocio incierto del software como servicio a través de Azure u Office 365, o para ir renunciando paulatinamente a los ingresos de Windows, el software estrella de la compañía durante décadas, porque las demandas de los clientes han cambiado y el PC no deja de languidecer.</span></div>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En fin, estamos ante un libro interesante, que se lee en un pispás y donde el ingeniero indio también repasa su trayectoria vital y recuerda las dificultades por las que pasó él y su familia a su llegada a Estados Unidos, al tiempo que homenajea la figura inspiradora de sus padres. </span></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-2465596541647606202017-10-31T02:00:00.000-07:002017-10-31T02:00:01.574-07:00Nicholas Nixon y la huella del tiempo<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdPahyphenhyphenZkzS38KXztM4hMUmlL03_7lRaEPWyCiXVYeYLswK3dC7VddQikevLpz1kI1r4U7SmnnvyKsUtBiAQ4RLC2kFvYgviLArmPxj_7dM4AruGuBra79wT8o_OSmpXUmPB3XideWA110/s1600/Nicholas+Nixon%252C+las+hermanas+Brown.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="349" data-original-width="620" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdPahyphenhyphenZkzS38KXztM4hMUmlL03_7lRaEPWyCiXVYeYLswK3dC7VddQikevLpz1kI1r4U7SmnnvyKsUtBiAQ4RLC2kFvYgviLArmPxj_7dM4AruGuBra79wT8o_OSmpXUmPB3XideWA110/s400/Nicholas+Nixon%252C+las+hermanas+Brown.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En 1975, y casi por casualidad, Nicholas Nixon empezó a fotografiar a Beberly Brown, su mujer, y sus tres hermanas. Y durante 43 años ha seguido haciéndolo. Es la serie de las hermanas Brown, un enorme fresco fotográfico sobre el paso del tiempo, no siempre lineal y progresivo, con sus avances veloces y sus retrocesos momentáneos, y que estos meses se exhibe en la <a href="https://www.fundacionmapfre.org/fundacion/es_es/exposiciones/sala-barbara-braganza/nicholas-nixon.jsp" target="_blank">Fundación Mapfre de Madrid</a>. </span></div>
<b id="docs-internal-guid-634e06ed-6940-92d9-a05d-c44edd0bc093" style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En la serie de las hermanas Brown es tan importante lo que vemos, la huella del tiempo en los rostros, primero lozanos e ingenuos de las cuatro chicas, y luego progresivamente ajados y más meditabundos, como lo que no vemos. Porque uno no puede dejar de preguntarse qué pasó entre toma y toma, qué fidelidades y adhesiones se fueron creando entre ellas, o qué desavenencias y contrariedades las alejaron en algún momento, mientras la cámara de Nixon esperaba para ser disparada otra vez. Mientras se observan esas fotografías aparentemente notariales y de encuadre previsible, es inevitable también preguntarse qué vivieron esas cuatro chicas que las hizo disfrutar y sufrir más allá del ritual impuesto por Nixon. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La serie de las hermanas Brown, pero también los retratos completos o parciales que Nixon hizo de su esposa Bebe desde principios de los 70 o los que luego protagonizaron sus hijos Sam y Clementina a partir de mediados de los 80, son la encarnación química y artesanal de un instante vital, pero son sobre todo una evocación de lo que hay más allá, una invitación a imaginar esa vida que hubo antes y después del disparo de la cámara grande de Nixon. En el cine, en muchas películas, también ese vida no mostrada y que uno tiene que imaginar entre escena y escena para que la historia se sostenga muchas veces tiene más fuerza que los hitos que vemos en la pantalla, como esas elipsis maravillosas de <a href="https://www.filmaffinity.com/es/film175667.html" target="_blank"><i>Boyhood</i>, la película que Richard Linklater </a>rodó durante 12 años y que también es un enorme fresco de la clase media americana. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Las huellas del tiempo y de la enfermedad están en el punto de mira compasivo de Nixon desde los años 80, cuando empieza a retratar con su cámara de gran formato a los ancianos de las residencias que visitaba como voluntario, donde la vida y la muerte se dan la mano en retratos de mirada extraviada y miembros secos y desencajados. O en las instantáneas bien meditadas y dispuestas, a pesar de su dureza, que saca de los enfermos del SIDA, un mal que hace 30 años llegaba a las sociedades opulentas con aires de plaga bíblica. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Nixon se adentra sin prejuicios, sin énfasis dramáticos y con honestidad en la vida de los moribundos que la enfermedad estigmatizada iba dejando en Boston o Nueva York. Padres que posan para el fotógrafo abrazando a sus hijos moribundos, quizá días antes de que la debilidad se los llevara definitivamente. Otra vez está el paso del tiempo en las fotografías de Nicholas Nixon, pero ahora no es el ritmo pausado y previsible de los retratos de familia de las hermanas Brown, sino el furor atropellado de la enfermedad que aniquila las miradas y las sonrisas en un tiempo inasumiblemente corto, donde las semanas y los meses en el hospital causan los estragos propios de muchos años de dejadez y abandono. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En otro momento, Nixon, manejando su cámara grande con la destreza necesaria para hacerla pasar desapercibida, retrata a las gentes de los barrios pobres del sur de los Estados Unidos, de Florida o de Kentucky. En los últimos tiempos, y después de 50 años de trabajo, la mirada de Nixon se ha ido haciendo cada vez más íntima y despojada, menos significativa, y se detiene en las escaleras de su casa, donde unas hojas esparcidas por el viento del otoño rompen la simetría del ladrillo visto, o en la luz que traspasa las cortinas que cubren un ventanal, o en la mirada de un retrato que preside un cuadro doméstico en el que quizá nadie reparó lo suficiente. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">A la hora de autorretratarse, Nicholas Nixon es pudoroso. Como mucho le vemos como una sombra reflejada en los vestidos blancos que lucen las hermanas Brown, con su cámara grande, aparatosa, al estilo de los primeros fotógrafos. En otro momento aparece en instantáneas donde sólo nos enseña un ojo, o el espesor peludo de su barba canosa, que podría ser confundida con la maleza que uno se encuentra en los bordes de los caminos, o su camisa pulcramente abotonada. </span></div>
<br /></div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-81307900990141846392017-10-09T10:42:00.000-07:002017-10-09T10:42:12.681-07:00Lo que los médicos no nos dicen<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_2PxRUcS8LD8cAPRvU77pMGyNd7HO6rTUnUCs7G7HfEBmLEqwgS30csqZjBPiGiZQuEtm9a7e12gwBB_WqlaZSt_NWTNOPsv-68nCa37BcqEwgTUmA6tseUHq3dHv02xXP_FdB0tB_Pw/s1600/Henry+Marsh+adaptada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="590" data-original-width="600" height="627" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_2PxRUcS8LD8cAPRvU77pMGyNd7HO6rTUnUCs7G7HfEBmLEqwgS30csqZjBPiGiZQuEtm9a7e12gwBB_WqlaZSt_NWTNOPsv-68nCa37BcqEwgTUmA6tseUHq3dHv02xXP_FdB0tB_Pw/s640/Henry+Marsh+adaptada.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 107%;"><br /></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 107%;"><br /></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-size: large;"><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 107%;">A propósito de la lectura de '</span><span style="font-family: Georgia, serif;">Ante todo no</span></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: large;"><b>hagas daño', de Henry Marsh</b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tras una vida dedicada a abrir cráneos y reparar cerebros,
Henry Marsh, un reputado neurocirujano inglés, habla a calzón quitado de su
vida profesional en la sanidad pública británica en <i><a href="https://www.casadellibro.com/libro-ante-todo-no-hagas-dano/9788498387209/2794890" target="_blank">Ante todo no hagas daño</a></i>. Después de leerlo dos veces, sigo sin
salir de mi asombro ante la valentía y la honestidad de este médico de exitosa
carrera que, llegada la edad del retiro y sin ninguna necesidad de dar
explicaciones a nadie, desvela sin ambages los entresijos más oscuros de su
profesión y sus terribles conflictos a la hora de tomar decisiones
trascendentales sobre la vida de sus pacientes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La familia de una enferma muy joven, aquejada de un grave
tumor cerebral, se entrevista con Marsh para conocer su diagnóstico. Marsh ya ha
operado a la chica dos veces, porque el tumor recidiva sin cesar, y sabe que
las probabilidades de lisiar a su paciente en una nueva operación son altísimas
y que, en el mejor de los casos, sólo logrará prolongar su vida por unas pocas y sufrientes semanas. Pero la familia, sin atender a razones, se aferra a la
vana ilusión que parece emanar de las palabras del cirujano cuando habla de la
posibilidad de una intervención quirúrgica y presiona a Marsh, con toda la
fuerza de su desesperación, para que haga lo imposible por extirpar el tumor.
El cirujano se debate entre lo que le dicta su razón y sus largos años de
experiencia, es decir, dejar que la naturaleza siga su curso y preparar a la jovencísima
enferma para su último adiós, o, por el contrario, ceder ante los ruegos que le
atormentan e intervenir a la desesperada... Esta es una de las historias que
hacen de <i>Ante todo no hagas daño</i> un testimonio
extraordinario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Marsh no se inhibe de tratar ningún asunto concerniente a su
delicado trabajo, por más espinoso que resulte. Como en cualquier otra
profesión, un neurocirujano sólo adquiere experiencia practicando e,
inevitablemente, equivocándose, pero las consecuencias de sus errores pueden
llegar a ser peores que la muerte. Marsh, al igual que todos sus colegas, lleva
en su conciencia el peso de pacientes tullidos o incapaces de hablar o, siquiera
de levantarse de la cama, condenados a una existencia vegetal por causa del
desgarro de una diminuta arteria durante una operación o por un exceso de celo,
al pretender el médico, bienintencionadamente, eliminar por completo un tumor. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Lo más espeluznante es leer que tales errores, más allá de las
presiones de los pacientes y sus familias para lograr una cura a sus dolencias,
proceden en muchas ocasiones de la ambición y la arrogancia del médico a la
hora de tomar la decisión de operar, ya que su historial gana prestigio al
acumular intervenciones difíciles y, por consiguiente, arriesgadas. Aunque, por
otra parte, sin ambición ni arrogancia ningún cirujano sería capaz de superar sus
fracasos ni de progresar en el conocimiento de su profesión…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por supuesto, Marsh también luce sus éxitos, que son muchos,
pero nunca abandona su franqueza ni su humildad y nos deja bien claro que, pese
a la maestría que ha logrado en su práctica médica, la cirugía es más un arte
que una técnica y que las incertidumbres en el diagnóstico de las lesiones
cerebrales y su tratamiento siguen siendo abrumadoras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Buena parte de los males que aquejan a todos los sistemas
sanitarios públicos, como la falta de medios, la competencia con la sanidad
privada (a la que, confiesa Marsh, el mismo acude en caso de urgencia) y la
burocratización de los procedimientos, son también citados, y acerbamente
criticados por el autor, que no se resigna ante la estupidez y la combate día
a día, lo que da lugar a anécdotas que serían desternillantes si no resultaran
inquietantemente similares a nuestras propias y amargas experiencias
hospitalarias.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">No obstante, lo mejor del libro reside en la intensa humanidad
que trasmite su autor, que no duda en relatarnos sus propias enfermedades y
accidentes y los de su familia para colocarse en el papel que más odian los
médicos, el del paciente. La cosificación del enfermo, aprendemos en el libro,
es esencial a la hora de iniciar una intervención quirúrgica, pero el médico no
puede pretender que resultará completamente indemne ante el sufrimiento humano
y debe caminar por la tortuosa senda que separa la fría indiferencia
profesional de la plena implicación emocional que paralizaría su trabajo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<i><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><a href="https://www.casadellibro.com/libro-ante-todo-no-hagas-dano/9788498387209/2794890" target="_blank">Ante todono hagas daño</a></span></i><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> nos coloca ante la evidencia de nuestra contingencia,
impotentes frente al azar de la enfermedad, que el buen médico debe enfrentar,
si es factible, con pericia, pero, en cualquier caso, con compasión y empatía. Un
libro fascinante y, a la vez, aterrador.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-18554530652346500612017-09-20T11:48:00.000-07:002017-09-20T11:48:06.584-07:00¿Por qué los chicos buenos acabaron poniendo bombas?<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAfZGfIGKjIEimPGlP7HpmcOpg7yyFVtAq2AdDTqBZJLzdBQ4Alst4nptJ-LzhkgYtD-YKzdGB-nhkcSE1yjzIN9S44zsstO4mJpoHlvM1qXdl00vynKza9jOpRo9g90r0y4cgik2ysf0/s1600/portada+libro+de+Javier+Lesaca.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="661" data-original-width="1116" height="377" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAfZGfIGKjIEimPGlP7HpmcOpg7yyFVtAq2AdDTqBZJLzdBQ4Alst4nptJ-LzhkgYtD-YKzdGB-nhkcSE1yjzIN9S44zsstO4mJpoHlvM1qXdl00vynKza9jOpRo9g90r0y4cgik2ysf0/s640/portada+libro+de+Javier+Lesaca.jpg" width="640" /></a></div>
<span style="font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span><span style="font-family: "georgia"; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><b>A propósito de la lectura de </b></span></span><br />
<span style="font-family: "georgia"; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><b>'Armas de seducción masiva', de Javier Lesaca</b></span><span style="font-size: 12pt;"><br /></span></span>
<span style="font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Uno se pregunta por qué en los últimos años muchos chavales de familias acomodadas de todo el mundo han acabado sirviendo al Estado Islámico y atentando de forma indiscriminada contra civiles en ciudades de Europa, o en la propia Siria o Irak. O cómo decenas de miles de profesionales de todo el planeta, entre ellos médicos, arquitectos, ingenieros o economistas, han dejado todo para servir a los intereses del Califato que ha gestionado, desde el terror, el autoproclamado estado que dirige </span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Abu Bakr al-Baghdadi. </span><br />
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El navarro Javier Lesaca, profesor de la Universidad de Navarra e investigador de la Universidad George Washington, aporta bastante luz sobre esta cuestión en un libro que lleva por título </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a href="https://www.planetadelibros.com/libro-armas-de-seduccion-masiva/249662" target="_blank">Armas de seducción masiva</a></i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">. Para escribirlo, Lesaca ha analizado los más de 1.300 vídeos producidos y difundidos por el aparato mediático del Estado Islámico desde que, en el verano de 2014, el vídeo de la ejecución del periodista británico James Wright Foley se hiciera viral en la red.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En una década, la propaganda yihadista se ha refinado hasta extremos impensables. Muy lejos quedan aquellos vídeos en que se veía a un Osama Bin Laden provisto de un fusil hablando desde una cueva sucia y mal iluminada de algún lugar sin determinar de las montañas de Afganistán. Lesaca nos cuenta cómo alrededor del Estado Islámico han aflorado decenas de productoras que han sido capaces en estos últimos años de construir un relato atractivo a base de revistas e infografías de cuidado diseño, pero sobre todo de vídeos de factura intachable, protagonizados en muchos casos por jóvenes sonrientes y desenfadados, y con un toque hipster. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El Estado Islámico ha creado un relato audiovisual donde la violencia más espeluznante queda banalizada y neutralizada por esmerados montajes, cargados de referencias a películas de Hollywood, series de éxito y conocidos videojuegos como Call of Duty. En definitiva, los propagandistas del Califato han creado un universo adaptado a los gustos de las audiencias occidentales y con el que, según Lesaca, se han identificado muchos jóvenes desencantados y frustrados de todo el mundo, convencidos de que poner bombas o atropellar en una calle a una multitud puede ser algo cool, una experiencia excitante. “El terrorismo, por primera vez en la historia, es bello, moderno y familiar”, dice Javier Lesaca en un momento del libro. </span></div>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La sofisticación del relato y el manejo de las redes sociales ha permitido al Estado Islámico llegar a audiencias masivas sin recurrir a los medios de comunicación tradicionales. Por el momento, la batalla la van ganando los terroristas en el terreno de las conciencias. Lesaca cree que las democracias tendrán desde ya mismo que construir un contradiscurso que desenmascare esa aventura de terror y vacuidad que proponen los extremistas. Poner la democracia y la libertad de moda de nuevo será la mejor forma de combatir en el largo plazo este terrorismo suicida, aunque eso exigirá que los dirigentes occidentales se lo crean, que cambien las prioridades y que armen una historia convincente. Eso sí, Lesaca pronostica que la guerra por las conciencias será mucho más larga que la que tiene lugar en el campo de batalla real, en esa frontera difusa de Siria con Irak. </span></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-64412089011133313472017-08-17T05:06:00.000-07:002017-08-17T05:06:19.841-07:00Libros muy recomendables que nadie leerá jamás<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLRqSqGGdzuCM5GLNogZTXNky1CxT2Dp2eJ75fbWLyWD8Rifb9PfMjPe5T46hC5U9exflJ0R_92YBhKkpLTBQqK7BCqwhyUx7f8j71syvddF6ws3gVn4A10Fkr5Qlyi5uXFca7lL8vfx0/s1600/Ilustracion-cuentos-imposibles.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1328" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLRqSqGGdzuCM5GLNogZTXNky1CxT2Dp2eJ75fbWLyWD8Rifb9PfMjPe5T46hC5U9exflJ0R_92YBhKkpLTBQqK7BCqwhyUx7f8j71syvddF6ws3gVn4A10Fkr5Qlyi5uXFca7lL8vfx0/s640/Ilustracion-cuentos-imposibles.jpg" width="529" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Georgia, serif;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Georgia, serif;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Georgia, serif;"><span style="font-size: large;">Un cuento improbable de <a href="mailto:santrod@msn.com" target="_blank">Santiago Toste</a></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;"><b><br /></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;"><b>Polo Norte, algún día del mes de julio de
2017:</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">Hay muchas formas de engañar a la gente. Pero
así, a ojo, yo diría que existen 1.267.348. A mí, por ejemplo, me dijeron que
esto iba a ser la mejor experiencia de mi vida. Una aventura llena de acción,
ciencia, contacto con la naturaleza y compromiso con las nuevas generaciones.
Llevo seis semanas aquí. Me aburro. Claro que debió extrañarme que no me
pusieran ninguna pega y de inmediato aceptaran mi solicitud. Supongo que no hay
muchas personas dispuestas a pasarse tres meses en soledad en el Polo Norte,
controlando los aparatos de una misión científica de la que no entienden nada.
Nada de nada. Son cuatro máquinas. Mi trabajo consiste en mandar cada dos días
un correo electrónico que se genera de forma automática y está lleno de códigos
extraños. Y también en cambiar las baterías de esos dispositivos cuando
alcancen el 20% de carga. Todo eso me ocupa apenas 15 minutos. Cada dos días.
Tengo mucho tiempo libre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;"><b>Polo Norte, una semana después de algún día
del mes de julio de 2017:</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">De vez en cuando viene Boris a verme y me trae
comida. Y quizás también lo hace para comprobar que sigo vivo o que no se me ha
ido la cabeza. Lo llamo Boris, pero no sé cuál es su nombre. Es ruso, o lituano
o estonio o georgiano o ucraniano… Lo llamo así porque le queda bien. Tiene un
pequeño avión, tan destartalado que a bote pronto yo juraría que vulnera dos o
tres leyes de la física. No es mal tipo Boris. Siempre me saluda con una
especie de gruñido. No dice palabra, pero creo que le caigo simpático. Me
parece que también siente algo de lástima: en su última visita, junto a los
víveres me puso una botella de ron cubano y una vieja película porno. El ron
estaba muy bueno, pero no tengo reproductor de VHS.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;"><b>Polo Norte, finales de julio o puede que
comienzos de agosto:</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">Malditas expectativas. Es como cuando tienes
cerca las vacaciones y comienzas a hacer planes, a programar actividades, a
plantearte bajar de peso y dejar de fumar... Y acabas junto a la piscina de un
apartamento haciendo zumba.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">Limpio cuatro veces al día este cubículo. En
el techo hay tres grandes manchas, cuatro de mediano tamaño y quince diminutas.
Y también una grieta que me preocupa. Hago grafitis políticos en una de las
paredes, la que está frente a la puerta. Me afeito por la mañana y por la
tarde, me ducho cada seis horas y cambio de peinado cada semana. Los siete
libros que hay en la estantería los he ordenado por grosor, por color y también
por orden alfabético de acuerdo con la primera letra de sus títulos. Las
revistas, por tamaño. He comenzado una colección de muñecos de nieve. Es
curioso, pero cada día que pasa les voy encontrando un mayor parecido con
algunos miembros de mi familia… Boris lleva tiempo sin venir, pero no estoy
nervioso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;"><b>Polo Norte, quizás septiembre:</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">Ante tanta diversión sin tregua, he decidido
sentar la cabeza y convertirme en crítico literario. O más bien, ya que estamos
en verano, ofrecer una serie de lecturas recomendadas para estos días de
asueto. Ahí va:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;"><b>‘El estrambótico caso de Mr. Williamson’
(novela negra).</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">La historia transcurre en un acogedor
pueblecito al norte de Gales. Probablemente, con uno de los índices de
criminalidad más bajos de todo el Reino Unido. Clive McCartney, un inspector de
policía retirado, acude a la casa de su viejo amigo John Williamson a tomar el
té y ponerse al día de los chismes de la comunidad. Es un relato sin asesino ni
muerto; no hay crimen ni coartada. Pero a nadie le importa. Todo es sutilmente
truculento, pero también agradable. La trama flojea en algunos capítulos. Tres
estrellas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;"><b>‘La vida cotidiana de J. D. Salinger contada
en 2.000 fotografías’ (biografía).</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">Un mito que se nos cae. El volumen presenta,
con muy poco texto, un detallado relato en imágenes del día a día en los
últimos 40 años en la vida del autor de ‘El guardián entre el centeno’, cuya
fobia social hasta ahora contribuía a su leyenda. Reúne fotografías de Jerome
David Salinger nunca antes difundidas. Cumpleaños, vacaciones en Torremolinos y
en el sur de Tenerife, haciendo la colada, en barbacoas, regando el jardín, de
compras en el centro comercial, probándose ropa, selfis… Todo muy revelador,
incluso algunas veces, impúdicamente revelador. Cuatro estrellas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;"><b>‘Desentrañando ‘El Quijote’ (ensayo)</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">El filólogo J. P. Gálvez y el hispanista Owen
W. Lee presentan el resultado de un ingente trabajo de investigación que echa
por tierra cuatro siglos de literatura y conocimiento. Una profusa
documentación que viene a demostrar, sin género de dudas, que si bien está
prácticamente confirmado que Miguel de Cervantes Saavedra es el autor de ‘El
Quijote’, sus dos partes no fueron publicadas en 1605 y 1615, sino en 1987. Ahí
queda eso. Cinco estrellas<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;"><b>‘El ‘Ulises’ de Joyce para toda la familia’
(novela, versión abreviada)</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">La edición definitiva que todo el mundo
aguardaba. El filólogo argentino Horacio Rodríguez Giuletti vuelve a situarnos
en el Dublín que recorrieron Leopold Bloom y Stephen Dedalus el 16 de junio de
1904. Sin embargo, Giuletti expurga de la obra de James Joyce todo aquello que
él considera prescindible, críptico o estrafalario. No queda rastro del
monólogo interior ni de los juegos lingüísticos y el itinerario acaba por
asemejarse a un circuito en un bus turístico, cuyo conductor conduce
temerariamente bajo los efectos de las anfetaminas. La novela queda reducida a
72 páginas. Brillante ejercicio de síntesis, sin duda. Por ponerle alguna pega,
quizás resulten excesivas las 5.248 notas a pie de página. Cinco estrellas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;"><b>‘Platón era un bromista’ (ensayo, filosofía)</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">El acontecimiento del siglo en el mundo de la
filosofía, que, dicho sea de paso, últimamente no se había caracterizado por
una gran animación. A raíz de una serie de pequeños legajos descubiertos hace
dos años en Bagdad –una traducción de una traducción de una traducción-, el filósofo
alemán Georg Siegert Wolf deconstruye la figura de Sócrates que legó Platón.
Entre sus sorprendentes conclusiones, Siegert Wolf nos arroja a la cara que, si
bien Sócrates sí que existió –para desconsuelo de algunos polemistas-,
realmente era un hombre de pocas palabras. O dicho de una manera más
contundente, los diálogos de Platón son una patraña, un chiste privado entre
filósofos helenos. El intelectual germano muestra a un Sócrates taciturno, de
una timidez enfermiza, al que todo aquello de la dialéctica y la mayéutica le
importaba un higo. Lo único que hacía aflorar un intenso brillo a sus ojos era
la comida y la bebida. De hecho, asevera que en el famoso banquete de Agatón
solo se dirigió a los demás para rogarles que no pusieran fuera de su alcance
el vino. Siegert Wolf amenaza con publicar el próximo año un nuevo volumen,
continuación de este, en el que la alegoría de la caverna y la teoría de las
ideas de Platón quedan…*<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<i><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-font-family: Arial;">*Hasta aquí llegan las anotaciones escritas en
una pequeña agenda escolar por el operario principal –y único- de la estación
polar de la misión científica AH-221. El 2 de octubre, el aeroplano pilotado
por Serguéi Kovtun aterrizaba en el Polo Norte para recogerlo y llevarlo de
vuelta a casa. Pero no había rastro de él. Reproducimos este texto por si fuera
de interés para alguien.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none; text-indent: 35.45pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 10.0pt; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-58207032239112604502017-07-31T04:23:00.001-07:002017-07-31T04:23:11.062-07:00La col tuvo la culpa<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8vooO0oIkoEUSWV4xR_kMG1bUswooUrlKerRmKEHYTvhxZp2YSzdZVwVdGcCydZDkU64BWRH-RNEPRSPHW_M4mbCATowpUS3dVH6hm8YBSA7V8JzqXjG7sOud3z-WFA4o8OdBNfGaEZQ/s1600/Hitler%252C+cuento+de+Chago.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="485" data-original-width="600" height="516" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8vooO0oIkoEUSWV4xR_kMG1bUswooUrlKerRmKEHYTvhxZp2YSzdZVwVdGcCydZDkU64BWRH-RNEPRSPHW_M4mbCATowpUS3dVH6hm8YBSA7V8JzqXjG7sOud3z-WFA4o8OdBNfGaEZQ/s640/Hitler%252C+cuento+de+Chago.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="font-size: large;"><b>Un cuento de Santiago Toste que mezcla gastronomía e Historia</b></span></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<br /></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">Dejémonos de
historias. Adolf odiaba el chucrut. Su temprana vocación por la gastronomía es
otra de las paparruchas ideadas por Goebbels para investir de pompa y mitología
el mediocre pasado de su jefe. No, él nunca soñó con ser cocinero. Quizás un
célebre pintor o incluso un político relevante, o, si me apuran, en sus
fantasías más delirantes hasta el líder de una gran nación… Pero lo de crear un
imperio gastronómico vino mucho después, de pura chiripa.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">Todo comenzó en los
años 20, cuando este austriaco con aires de grandeza decidió montar una
cervecería en Múnich. No sé sabe cómo -a lo mejor fue cosa de Himmler, que al
poco había empezado a trabajar de friegaplatos y quería agradar al patrón-,
pero en muy poco tiempo el negocio se ganó la fama de que allí se servía la
mejor cerveza de Baviera, lo que resulta incomprensible, porque, créanme,
aquello era un miserable abrevadero en el que también se despachaba algo
aceitoso y recalentado que vagamente se asemejaba a las salchichas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">El caso es que
prosperó a un ritmo vertiginoso. Sin embargo, cuando herr <span class="il">Hitler</span> ya
comenzaba a hacer planes -montar una terraza en el patio de atrás, contratar un
segundo camarero, servir desayunos…-, todo se vino abajo. Fue un escándalo: 116
clientes sufrieron una intoxicación alimentaria; de ellos, 58 estuvieron
hospitalizados durante semanas y 11, que formaban parte de un grupo de
veteranos de la Primera Guerra Mundial, cabalgaron hasta el Valhalla antes de
tiempo. </span><span style="font-family: Georgia, serif;">La Policía pilló a </span><span class="il" style="font-family: Georgia, serif;">Hitler</span><span style="font-family: Georgia, serif;"> en su casa,
atascado en la ventana de la buhardilla mientras intentaba escapar, en pleno
ataque de nervios y farfullando un galimatías del que solo se entendía algo así
como “demasiada salsa, demasiada salsa…”.</span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">La cárcel le fue de
bastante provecho. Participó junto a otros reclusos en un taller de cocina que
le sirvió para mejorar su técnica y en los ratos muertos, que eran muchos,
escribió Mil y una maneras de preparar chucrut, un libro hoy descatalogado,
pero que en las décadas de los 30 y 40 fue todo un best seller, traducido a 28
lenguas. El éxito editorial animó a Adolf a emprender una nueva aventura
empresarial, esta vez en Berlín. Ciertamente, la idea era buena: con un precio
muy ajustado, el restaurante ofrecía un completo menú, cerveza, vino o refresco
incluidos, además de un strudel de manzana que no estaba nada mal. Todo Berlín,
desde el gran potentado al más humilde operario de una fábrica, desde el
contable hasta la mecanógrafa que a mediodía paraban para almorzar, acudían al
establecimiento de moda. </span></blockquote>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">Dicen que fue Göring, su jefe de sala, el que le
propuso a Adolf ser un poco más ambicioso e intentar expandir el proyecto,
primero, por toda Alemania, y después, más allá de sus fronteras. Y el caso es
que, ante este pujante fenómeno culinario, no tardaron en caer rendidos
Austria, Checoslovaquia, Polonia, Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Luxemburgo,
Bélgica y, por fin, Francia. Lo de París fue un duro golpe para la autoestima
de los galos, que en esto de los calderos y los fogones marcaban tendencia
desde hacía años.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">En Italia y Rusia
las cosas funcionaron de otra manera. El estómago de los italianos era
gobernado desde Roma por el duce de la pasta, cuya cadena de pizzerías,
Mussolini’s, no encontraba rival desde Milán a Palermo. Goebbels lo tuvo claro
desde el principio: mejor asociarse con Benito Mussolini a través de una red de
franquicias bien publicitadas, que entrar en una guerra de precios con un
resultado incierto. </span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">Algo similar ocurrió con Stalin en Moscú. Se cuenta que, en
aquellos años, en la Unión Soviética no se servía un plato de ensaladilla ni un
vaso de vodka sin que Stalin no lo supiera. Curioso personaje este Stalin,
mientras que por un lado inundaba de colesterol a su pueblo, por otro era un
defensor recalcitrante de las purgas como remedio más saludable para depurar el
organismo. De manera que <span class="il">Hitler</span> y Stalin
suscribieron una especie de pacto de no agresión, pero nunca dejaron de recelar
el uno del otro.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">Por lo que respecta
a España, Adolf se desesperaba cada vez que intentaba hablar con su par,
Francisco Franco, que prácticamente había copiado su modelo de negocio -a su
manera, eso sí-, pero no paraba de ofrecer las excusas más peregrinas, siempre
acompañadas con una risita nerviosa, cada vez que el austriaco le planteaba una
asociación. Visto con perspectiva histórica, hoy resulta inexplicable el éxito
que tuvieron aquí durante tanto tiempo los establecimientos Mesón del Caudillo.
Era otra época y eran otras las ideas sobre alta cocina, cierto, pero nunca
dejó de llamar la atención lo cicatero que era este hombrecillo en los menús
que despachaba. Tanto es así, que sus detractores de aquel tiempo los
denominaban con mucha guasa el régimen. Pese a todo, supo mantenerse en el
candelero durante casi 40 años.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">No faltan los
historiadores que achacan la irrupción de <span class="il">Hitler</span> en
el planeta gastronómico a cierta pasividad y exceso de confianza de los grandes
cocineros europeos, que no vieron venir -pero sobre todo menospreciaron- las
revolucionarias técnicas de marketing de aquel desequilibrado. Pero también hay
que ser justo y reconocer que existió un puñado de amantes del buen guisar que,
de norte a sur, de este a oeste, opusieron el sentido común y un encomiable
sentido de la libertad al elaborar los platos: eran los resistentes.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">Los problemas para
esa formidable maquinaria germana en torno a los jugos gástricos de millones de
europeos comenzaron en Gran Bretaña. Winston Churchill, un veterano chef
londinense para quien el roast beef no guardaba ningún secreto, se empeñó en
demostrar a su clientela y al resto del mundo la sarta de disparates que
figuraban en la carta de cada uno de los restaurantes con el sello de Adolf. En
cuestiones de cocina, afirmaba el inglés, no hay fórmulas mágicas para alcanzar
el triunfo, sino el trabajo duro, o mejor, como a él le gustaba decir, “la
sangre, el sudor y las lágrimas”. Aún reponen de vez en cuando sus programas
radiofónicos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span class="il"><span style="font-family: Georgia, serif;">Hitler</span></span><span style="font-family: Georgia, serif;"> había perdido el control.
En un brote de soberbia que resultaría fatal, un día llegó a la conclusión de
que la expansión natural de su emporio pasaba por Moscú y que ya estaba bien de
tanto contemporizar y tanta sonrisa falsa con Stalin. “El ruso se lo tiene muy
creído, jefe: es un cretino”, le solía susurrar Himmler cada vez que hablaban
sobre el georgiano. Completamente borracho de poder, en 1941 inició una campaña
publicitaria sin precedentes con el fin de que sus restaurantes conquistasen la
Unión Soviética. La llamó Operación Chucrut.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">En el resto del
mundo, la situación no era menos convulsa. Los dueños de los principales
restaurantes y cafeterías de Estados Unidos estaban en estado de shock: de la
noche a la mañana, los paladares norteamericanos habían sucumbido al sushi.
Aliados comerciales de Alemania, los japoneses se habían conjurado para
arramblar con el imperio de la comida rápida.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">Pero la respuesta
yanqui no se hizo esperar. La producción de hamburguesas y refrescos de cola se
multiplicó por diez, lo que, unido a una de las acciones promocionales más
agresivas que se recuerdan, no tardó en contrarrestar el esfuerzo culinario de
los nipones. Y no solo de ellos, pues los norteamericanos, ya metidos en faena,
se sumaron al fin a todos los que buscaban pararle los pies a Adolf y su modelo
culinario expansionista. Era la guerra de los fogones.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">Mientras tanto, en
Berlín los negocios no iban bien. Los más cercanos a <span class="il">Hitler</span> tenían
mucho cuidado de poner a su alcance los libros de contabilidad. Los números
habían ido adquiriendo un intenso y preocupante tono rojizo, pero Adolf no
valoraba la sinceridad, y su paranoia le hacía ver enemigos y espías de la
competencia por todos lados. Lejos de allí, en Francia, los gustos de la
población, tan cambiantes, habían comenzado a decantarse por los fast food. Del
mismo modo que la cocina local atravesaba una especie de renacimiento y se
formaban largas colas ante los locales para conseguir una mesa. La tendencia se
propagaba por toda Europa.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">Poco se sabe de los
últimos días del chef austriaco, aunque muchos coinciden en que hasta el final
se resistió a asumir la realidad. Cuando desde hacía meses nadie daba un marco
por comer en sus establecimientos, incluso cuando la cocina rusa se extendía
por lo que antes fue su imperio -apenas a cinco metros de su negocio originario
se había instalado con éxito uno con el pomposo nombre de Exquisiteces del
Volga-, él se encerraba en su laboratorio de ideas -el búnker lo llamaba- y no
paraba de cocinar.</span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">Lo peor para quienes seguían a su lado no era contemplar la
decrepitud de su antaño amado líder, sino el que se vieran obligados a probar
sus elaboraciones. O a simular que lo hacían, porque aquella bazofia, aquel
engrudo que él consideraba el no va más en creación de vanguardia, era
intragable. Sus propios perros, que terminaban siendo los destinatarios de
tanto despropósito, no tardaron en morir de inanición, envueltos en la
melancolía y entre terribles aullidos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">A partir de ahí, la
historia se confunde con el chismorreo. Algunos juran que en los 50 se toparon
con él en Buenos Aires, arrastrando un puesto ambulante de perritos calientes;
otros dicen que acabó recluido en una institución psiquiátrica, vestido todo el
día de cocinero, en la que le tenían prohibido acercarse a menos de 20 metros
de las cocinas… En fin, leyendas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Georgia, serif;">--------------------</span></div>
<h4 style="background: white; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: left;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-weight: normal;"><span style="font-size: x-small;">Santiago Toste es periodista en el <i>Diario de Avisos</i>, de Tenerife. </span></span></h4>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-40172198751888229492017-07-04T12:06:00.000-07:002017-07-04T22:56:56.476-07:00Las redes sociales pueden ser un infierno<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh89Q8G-m2F2nF-Wprqar4lBcActhT7dIdN0PArxs_ntTrff6AdCauNmYlbObd6PVeOPC-5YQqVFe6kp3YGkCbRZT-WV5zXFUClN_AGTmwjDPPexSWG8XrY2Smz8FhnWUozQKyFxCVS4H4/s1600/portada+de+arden+las+redes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="438" data-original-width="643" height="434" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh89Q8G-m2F2nF-Wprqar4lBcActhT7dIdN0PArxs_ntTrff6AdCauNmYlbObd6PVeOPC-5YQqVFe6kp3YGkCbRZT-WV5zXFUClN_AGTmwjDPPexSWG8XrY2Smz8FhnWUozQKyFxCVS4H4/s640/portada+de+arden+las+redes.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;">A propósito de la lectura de ‘Arden las redes’, </span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;">de Juan Soto Ivars</span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En menos de 140 caracteres se han escrito cuentos espléndidos y canónicos, aforismos definitivos sobre el arte de amar, vivir o morir, y versos o estribillos que se nos han quedado grabados para siempre y que forman parte de nuestra memoria sentimental. Pero también en menos de 140 caracteres se han escrito y se están escribiendo en el momento que escribo esto miles, millones de comentarios y exabruptos que suenan a condena, a linchamiento y a humillación. Ya no estamos en las reflexivas palabras de un libro o de una canción, sino en el terreno volcánico de Twitter. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hace unos años ya, cuando emergieron con fuerza redes sociales como Facebook o Twitter, muchos ciberentusiastas y optimistas digitales las saludaron como una nueva vía para conseguir una comunicación fácil, igualitaria y libre. Ha pasado el tiempo y se puede decir que las redes sociales han servido en algunos casos para eso, pero también han tenido el efecto contrario. En muchos momentos han emponzoñado el debate tranquilo, racional y respetuoso y han servido para reprimir ideas y linchar al que opina diferente, humillándolo y destruyendo su reputación. Se puede decir que las redes sociales liberaron y establecieron una censura al mismo tiempo. Twitter es, por un lado, una herramienta de información y para estar al día, pero al mismo tiempo, es un generador de información basura y descontextualizada. Es el amargo despertar de ese sueño de paraíso tecnológico que, como todos los paraísos, no va a llegar nunca. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En su libro </span><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: underline; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="http://www.megustaleer.com/libro/arden-las-redes/ES0151381" target="_blank">Arden las redes</a></span><span id="goog_1457310027"></span><a href="https://www.blogger.com/"></a><span id="goog_1457310028"></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, el periodista Juan Soto Ivars analiza los mecanismos de esta nueva forma de censura de las redes sociales y hace un repaso de los principales casos reales de linchamiento en la web que se han dado en España en los últimos años y que han llevado a un clima asfixiante y a situaciones intolerables que creíamos de otra época. De hecho, para Soto Ivars estas formas blandas de censura o poscensura son hasta cierto punto una reedición actualizada de aquellas versiones más contundentes de control ejercidas por las dictaduras del siglo XX o, más tarde, por los poderes económicos de las corporaciones. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="http://www.megustaleer.com/libro/arden-las-redes/ES0151381" target="_blank">Arden las redes</a></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> los protagonistas son algunas de las víctimas de atropello y linchamiento virtual que más han trascendido, y también sus verdugos: feministas, religiosos, nacionalistas de cualquier tipo... El libro es un martirologio, un repaso por los casos de aquellos que han sufrido un juicio paralelo y han visto cómo de un día para otro su prestigio y su reputación se esfumaban por un comentario desafortunado o malinterpretado, y eran víctimas de las hordas de haters, trolls y extremistas que, amparándose en el anonimato de Internet, no tuvieron contemplaciones con el que se saltó la corrección política, el que ejerció de disiente improvisado o el que vio las cosas de otra manera a través del humor. María Frisa, condenada por reírse de la adolescencia en un libro que lleva por título </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://www.casadellibro.com/libro-75-consejos-para-sobrevivir-en-el-colegio/9788420410999/1958446" target="_blank">75 consejos para sobrevivir al colegio</a></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">; Nacho Vigalondo, que pagó caro un comentario de viernes de fiesta en que se refería al Holocausto como un montaje, a pesar de que luego se disculpara por activa y por pasiva; Jorge Cremades, el humorista que parodiaba la vida en pareja y que un día pagó por una declaración sacada de contexto en una entrevista… Ellos, y otros como Justine Sacco, <a href="http://www.eldiario.es/politica/Audiencia-Nacional-Madrid-Guillermo-Zapata_0_580592297.html" target="_blank">Guillermo Zapata</a> o Vicent Belenguer, son algunos de los triturados en los últimos tiempos por la corrección en Twitter que aparecen en este libro. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Soto Ivars analiza los resortes psicológicos que llevan a un ciudadano apacible y educado a montar en cólera y volverse un energúmeno en las redes sociales. También da un tirón a la profesión periodística, que en los momentos más álgidos de linchamiento no ha dudado en subirse al carro, sin contrastar sus informaciones o hablar al menos con las víctimas para ver si estaban ante un caso de calumnia. El periodista Ivars saca tarjeta a sus compañeros de oficio por anteponer la busca de notoriedad, tráfico en Internet e ingresos al rigor informativo. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En última instancia, el libro, que está bien escrito y documentado, aunque sea un poco largo y reiterativo, debe servir como una llamada de atención a los que meditan poco lo que escriben en el muro de Facebook o en el timeline de Twitter. Porque, como advierte el autor, cualquiera de nosotros podemos ser los próximos en ir a la pira. Así están las cosas. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/T6VK4dYWH4k/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/T6VK4dYWH4k?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<span id="docs-internal-guid-c6b1e35d-04a7-fd87-81dc-ca70b76c03fe"></span><br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-28200149024208495422017-06-26T03:42:00.000-07:002017-06-30T01:39:09.527-07:00El periodismo (y la vida), según Juan Cruz<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO8u1DUEmArRSouXeRwZX4HjMZiUEXORFg_bmvObWJgxX3YF4yVOoFasMyOyRkk_sk2S1l6FKre7KnGRmPCyDHKskqO0eNfAdHkGBKiDw8e-vob-TpFTaGvK275vx49jsZ4h6s0KAbg50/s1600/Juan+Cruz+Ruiz.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO8u1DUEmArRSouXeRwZX4HjMZiUEXORFg_bmvObWJgxX3YF4yVOoFasMyOyRkk_sk2S1l6FKre7KnGRmPCyDHKskqO0eNfAdHkGBKiDw8e-vob-TpFTaGvK275vx49jsZ4h6s0KAbg50/s640/Juan+Cruz+Ruiz.JPG" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span id="docs-internal-guid-72c81190-db2c-1b96-ae04-0a805b0881d9"><span style="font-family: "arial"; vertical-align: baseline;"><span style="font-size: large;">A propósito de la lectura del libro ‘Un golpe de vida’, </span></span></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-family: "arial"; vertical-align: baseline;"><span style="font-size: large;">de Juan Cruz</span></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a href="http://www.desdelaperplejidad.com/2013/06/los-ultimos-dias-del-periodismo.html" target="_blank">Un golpe de vida</a>,</i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> Juan Cruz se propuso escribir una crónica del periodismo a lo largo de sus 40 años de profesión, quizá un dictamen fatal sobre una profesión que se disuelve como un azucarillo, asediada por las exigencias de las nuevas tecnologías y por el show-business que se ha impuesto como vía para ganar audiencia. Sin embargo, finalmente le salió a Cruz un libro que habla del periodismo, sí, pero también del desencanto de las ideologías juveniles, de los hachazos que te da la vida, de la intimidad del dolor propio y ajeno, de todo eso que ni los periodistas que confunden la redacción y la urgencia de una noticia con todo lo demás pueden ignorar.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Mezclando memorias personales y profesionales -en Cruz es todo lo mismo-, volvemos a tener un libro profundamente sentido. Juan Cruz vuelve a recurrir a su escritura desordenada, como su mesa de trabajo, tan llena de notas y libros a medio terminar. Su discurso es tentativo, caprichoso, de ida y vuelta, envolvente. Pero, a pesar de todo, su palabra, y su mirada, es precisa como el filo de un cuchillo cuando se trata de dar cuenta de los desgarros y las alegrías de la vida, de la suya y de la de sus seres queridos. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Juan Cruz escribe para poner la vida en orden, para superar los miedos y los desvelos que le producen el dolor de los demás. Cruz elimina ese dolor poniendo juntas las palabras de las heridas que supuran, como dice <a href="http://www.megustaleer.com/libro/momentos-de-vida/ES0089909" target="_blank">Virginia Woolf en el libro autobiográfico</a> que inspira el título de estas memorias otoñales.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El periodismo siempre fue una profesión inmisericorde con los viejos, con los que cumplían años y peinaban canas en las redacciones. Quizá como todas las profesiones, sobre todo en España, donde cumplir años es pecado. Este libro es un homenaje a los que siguieron escribiendo o queriendo escribir hasta el último día, confundiendo el periódico con la vida misma. Es un recuerdo para los que no tuvieron la gallardía de despedirse, de jubilarse de una profesión que se lo dio todo y que les dejó nada. Cruz se mira en el espejo de los que no pudieron con “el repecho” de la vejez y no tuvieron coraje para decir adiós y cerrar por última vez la puerta de la redacción: Manu Leguineche, Feliciano Fidalgo, Manuel Vázquez Montalbán…</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a href="http://www.megustaleer.com/libro/un-golpe-de-vida/ES0154176" target="_blank">Un golpe de vida</a></i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> es un libro que habla de la deriva de una profesión asediada por los bulos sin confirmar que propagan las redes sociales, las noticias que desprecian los hechos y cualquier criterio de verificación, la cháchara sin fin y egocéntrica de los tertulianos televisivos o la dictadura temporal de la web, donde vale mucho más llegar antes que llegar bien. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Sin embargo, secretamente, yo esperaba un dictamen más lúgubre sobre la profesión de alguien que se puede remontar a 50 años atrás en este oficio, a los tiempos en que empezó fingiendo que escribía crónicas deportivas en su barrio natal de La Vera, en el Puerto de la Cruz, en Tenerife, o haciendo de todo en la redacción en el periódico </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>El día</i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, en Santa Cruz, y durmiendo en un pensión con cucarachas. </span><span style="font-family: "georgia"; font-size: 12pt; white-space: pre-wrap;">Esperaba la sentencia de muerte de un oficio de alguien que ha tenido que ver cómo en los últimos tiempos la precariedad laboral ha arrasado la profesión y ha dejado un reguero de mesas y sillas vacías en las redacciones, y cómo la precariedad empresarial ha dejado unos medios a los que no queda más remedio que convertirse en voceros de los poderes económicos y políticos que todavía están dispuestos a repartir unas migajas.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">“El periodismo es ya otra cosa, ni mejor ni peor, otra cosa”; “está gris el oficio invencible”, viene a decir Juan Cruz al final de su libro. Son juicios, en cualquier caso, mucho menos contundentes que aquel otro que escribió Lluís Bassets hace unos años y <a href="http://www.desdelaperplejidad.com/2013/06/los-ultimos-dias-del-periodismo.html" target="_blank">que llevaba por título ‘El último que apague la luz’</a>.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Quizá sea de entender que Juan Cruz no entierre la profesión que amó por encima de tantas cosas, a la que dedicó más esfuerzos que a nada, a la que confundió con la vida misma, “el oficio invencible”, como la llama tantas veces en este libro, “el oficio inevitable”, como la llama en algún momento. “Nunca fui desgraciado en un periódico, otra cosa es lo que sucedía o iba a suceder en los entretiempos”. En fin, </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a href="http://www.megustaleer.com/libro/un-golpe-de-vida/ES0154176" target="_blank">Un golpe de vida</a></i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> es otro capítulo de ese relato con que Juan Cruz ordena desde hace tantos años su vida y alivia sus penas.</span></div>
<span id="docs-internal-guid-72c81190-db24-d701-3f75-30930b7c5b05"></span><br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-57032080274817408552017-06-07T03:30:00.000-07:002017-06-07T03:30:20.679-07:00Una tarde en el Feria del Libro de Madrid (What else?)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfCn8nlZ1rtB9qJkEZazPK1R63qNcP4r_Bk8roH7C2RSPT06-tXIliW8tgvGGWavcKKtssJ8tf55e9VUqehG5BsH56bl_IkignYSWjD-EUTdiLXgqYd7c3NnQa9UvVfGwd0RY-RnG3PKs/s1600/Feria+del+Libro+de+Madrid+2017.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfCn8nlZ1rtB9qJkEZazPK1R63qNcP4r_Bk8roH7C2RSPT06-tXIliW8tgvGGWavcKKtssJ8tf55e9VUqehG5BsH56bl_IkignYSWjD-EUTdiLXgqYd7c3NnQa9UvVfGwd0RY-RnG3PKs/s640/Feria+del+Libro+de+Madrid+2017.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tarde cálida de primavera, cielo despejado, sin nubes ni
tormentas amenazadoras en el horizonte. Y el bullicio tranquilo de un día
laborable en la Feria del libro de Madrid. ¿Qué más se puede pedir? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Todo está al alcance de un clic en Amazon y en el resto de
Internet. Antes, cuando un libro abandonaba los estantes de las librerías, desaparecía de verdad, se esfumaba sin dejar
rastro. “Está descatalogado”, nos decía el librero, y uno no tenía más remedio
que agachar la cabeza y resignarse a no leer aquel título deseado pero
postergado u olvidado por el editor, quizá porque nadie más mostró interés por
él en mucho tiempo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Aunque todo está al alcance de nuestra mano en Internet y en
esos supersites de libros como Amazon.com uno puede encontrar la última edición
de cualquier novela o ensayo, en papel o en formato electrónico, o incluso de
segunda mano, y también tiene en otras webs la alternativa del PDF pirata, creo
que la experiencia de pasar una tarde soleada (o dos, o tres) en la Feria del
Libro, en el Parque del Retiro, oliendo a pino y a hierba húmeda, es
inigualable. Esa gigantesca mesa de sugerencias que se prolonga durante cientos
de metros y casetas por el Paseo de Coches del Retiro es la mejor invitación a
la lectura que se me ocurre. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Un paseo tranquilo y atento por las casetas de las editoriales
en la Feria del libro depara muchas sorpresas (los expositores de las
librerías, que no se suelen arriesgar y optan por un puñado previsible de
novedades y bestsellers, suelen dar menos de sí). La Feria del libro siempre es
un reencuentro con viejos amigos a los que las mesas de novedades no dan la
oportunidad durante el año, pero que aquí vuelven a aparecer y a reclamar la
atención. En mi caso, vienen a mi encuentro los hermanos Panero, el
reconcentrado Iñaki Uriarte o el peruano Ribeyro, cuyos espléndido diario -<i><a href="https://www.amazon.com/Tentacion-Fracaso-Julio-Ramon-Ribeyro/dp/8432211559/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1496683407&sr=8-1&keywords=la+tentaci%C3%B3n+del+fracaso" target="_blank">La tentación del fracaso</a></i>- tantas veces he tenido en las manos y nunca me he
llevado a casa. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En la Feria del Libro de este año volví a encontrarme pues con
los irreductibles Panero y su, quizá ya demodé, invitación a la autodestrucción:
Páginas de Espuma ha publicado los cuentos completos de Leopoldo María. En
Visor di con unas <i>Prosas encontradas</i>, artículos también de Leopoldo María
publicados en ¡ABC y Egin!, y Bartleby ha publicado <a href="http://www.eldiario.es/cultura/Funerales-vikingos-Michi-Panero-escritor_0_608589735.html" target="_blank">una biografía de Michi Panero que incluye cuentos que nunca publicó</a> el menor y más autocrítico de esa saga
tan amiga del malditismo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Otra de las cosas que me gustan de la Feria del libro es el
batiburrillo. En una caseta -en concreto la de la editorial ESIC- enseñan
libros de negocios y dedican algún volumen a orientarnos en la tarea ciclópea
de conseguir 10.000 seguidores en Twitter (sin hacer trampas ni acudir al
mercado negro de las redes sociales, supongo). Más allá, los de la Fundación
Federico Engels intentan mantener viva la llama del comunismo primigenio con
títulos que ya nadie se para a ojear. Y, por otro sitio, una editora vehemente
intenta venderme <i><a href="http://www.editorialperiferica.com/?s=catalogo&l=124" target="_blank">Los extraños</a></i>, novela de un autor del que no he oído hablar pero que a partir de ahora, según ella, deberé tener muy en cuenta porque es un
auténtico crack: Vicente Valero. Le digo, casi disculpándome, que tomo nota y
sigo andando en busca de tesoros. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los de la editorial Turner también me
intentan enganchar, aunque con maneras más suaves. La verdad es que los de
Turner publican libros cuando menos sugerentes. Más allá del espléndido <a href="http://www.desdelaperplejidad.com/2016/08/el-paisaje-como-invencion.html" target="_blank"><i>La España vacía</i>, de Sergio del Molino</a>, un libro en principio para una minoría de lectores y que milagrosamente ha trascendido y ha puesto en el mapa mediático a ese medio
país que desaparece por la despoblación, Turner tiene títulos como <i>Por qué los
edificios se caen</i>, un repaso por los grandes desastres arquitectónicos de la
Humanidad, o <i><a href="https://www.casadellibro.com/libro-la-importancia-del-tenedor/9788415832034/2103136" target="_blank">La importancia del tenedor</a></i>, que nos cuenta cómo han ido cambiando
los útiles para cocinar, desde la cuchara de madera a la Thermomix. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En la Feria del Libro de Madrid también hay santuarios por los
que uno debe pasar sí o sí, aunque sólo sea para cerciorarse de que siguen ahí
y de que no todo es vacuidad, fachada y show-business también en el mundo de la literatura. En mi caso, esa peregrinación
en busca de las esencias siempre me lleva a los puestos de Anagrama y
Acantilado. Da gusto comprobar que, a pesar de tanta fruslería y de tanto libro
firmado por el cocinero de moda o por el último youtuber millonario e imberbe, en esta
Feria también alguien va a poder ojear y comprar <a href="http://www.acantilado.es/catalogo/los-ensayos/" target="_blank"><i>Los ensayos</i> de Montaigne</a>, las memorias
europeas de Stefan Sweig, las novelas terminales de Rafael Chirbes o esa
reinvención del periodismo que hizo Truman Capote en <i>A sangre fría</i>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En la Fería del libro también quedamos retratados como
lectores. A mí, por ejemplo, la caseta de Valdemar, una editorial con un
imponente catálogo de títulos clásicos de aventuras y suspense, no me llama la
atención gran cosa. Conozco alguno que se pasaría la vida en ella. Tampoco soy
lector de poesía, y paso de largo por los puestos de Hyperion o Visor, dos
referentes para los amantes del verso. Lo mismo me pasa con los que exhiben
comics, aunque me haya llamado la atención este año uno que ha sacado Planeta basado
en <i><a href="http://www.desdelaperplejidad.com/2013/02/es-verdad-intemperie-de-jesus-carrasco.html" target="_blank">Intemperie</a></i>, la sorprendente primera novela de Jesús Carrasco. Tampoco me
interesan los libros para niños o novelas históricas, y así -ay- tantas cosas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por último, me despido con una lista heterogénea y poco
meditada de libros que han pasado por mis manos en esta Feria y que, de haber
sido hombre de caudales o sobrado de tiempo, me habría llevado a casa. Ahí va,
por si a alguien le da ideas: <i>El tenis como experiencia religiosa</i>, de David
Foster Wallace, en Random House; <a href="https://www.planetadelibros.com/libro-50-palos/242829" target="_blank"><i>50 palos… y sigo soñando</i>, de Pau Donés</a>, en
Planeta; <i>Pablo Isla. En el corazón de Zara</i>, de Jesús Salgado y Xabier Blanco,
en La Esfera de los Libros; <i>Sapiens</i>, de Yuval Noah Harari, en Debate; <i>Soy de
pueblo</i>, de Raquel Corcoles, en editorial Glenat; <i>Los cinco y yo</i>, de Antonio
Orejudo, en Tusquets; <i>Amar es dónde</i>, de Joan Margarit, en Visor. What else?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-67996056076393630382017-05-22T11:54:00.000-07:002017-05-22T11:54:58.197-07:00El universo femenino de Elizabeth Strout <div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOLMhvlLe1htN_2K3uGzMB-nA9JnKxGd7O5sguqbjbG-_GsedEiCCzaC8zePZsSWmi29mNWeouNWMcfBZDQ9n0-PIxShreHnBZY6oLaEgM4FosHLeGsVKg_XY3_51NZZcyBQzZw7xjWiQ/s1600/Elizabeth+Strout+2015.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOLMhvlLe1htN_2K3uGzMB-nA9JnKxGd7O5sguqbjbG-_GsedEiCCzaC8zePZsSWmi29mNWeouNWMcfBZDQ9n0-PIxShreHnBZY6oLaEgM4FosHLeGsVKg_XY3_51NZZcyBQzZw7xjWiQ/s640/Elizabeth+Strout+2015.jpg" width="628" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 115%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 115%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 115%;"><span style="font-size: large;">A<span class="apple-converted-space"> </span>propósito
de la lectura de 'Amy e Isabelle', </span></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 115%;"><span style="font-size: large;">novela de<span class="apple-converted-space"> </span>Elizabeth
Strout</span></span></b><b><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 12pt;"><a href="mailto:aberroncho.squash@gmail.com" target="_blank">Mariano Oliveros</a></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 12pt;"><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Elizabeth_Strout" target="_blank">Elizabeth Strout</a> se convirtió en un fenómeno literario tras
publicar su colección de relatos </span><i style="font-family: Georgia, serif; font-size: 12pt;"><a href="https://www.amazon.es/Olive-Kitteridge-Narrativa-Elizabeth-Strout/dp/8494165925/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1495478055&sr=1-1&keywords=olive+kitteridge" target="_blank">Olive Kitteridge</a></i><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 12pt;"> y ganar con ella el premio <b>Pulitzer en 2009</b>. Debo confesar que
no pude acabarla. Y no es que el libro me pareciera malo, pero me aburrió,
quizá, como me señalaba una amiga irónicamente, porque la especial sensibilidad
de Strout en su descripción del universo femenino fuera demasiado sutil para
mí.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En mi descargo, confieso que me ha gustado mucho <a href="https://www.amazon.es/dp/B06XS5T3SP/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1495478120&sr=1-1&keywords=Amy+e+Isabelle+Strout" target="_blank"><i>Amy e Isabelle</i>, la primera novela de Strout</a>,
donde profundiza en su exploración del alma de las mujeres, que me ha llegado
mucho más que <i><b>Olive Kitteridge</b></i>. La autora dedicó siete años de duro trabajo a
<i>Amy e Isabelle</i>, lo que se percibe de
lejos en su bien estudiada estructura y en todos los detalles de la trama. El
argumento es sencillo: Isabelle, una mujer soltera de mediana edad, y su hija
adolescente, Amy, conviven en un pequeño pueblecito de <b>Nueva Inglaterra </b>donde
la aburrida vida cotidiana discurre despacio, aplastada bajo el calor de un verano
inclemente. Madre e hija se ocultan mutuamente muchas cosas, lo que bloquea su
relación, <b>aunque compartan mucho más de lo que se atreven a imaginar…</b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La novela habla de mujeres con <b>vidas rotas por las
casualidades y las decisiones precipitadas</b>: <i>“…comprendía
lo extraordinariamente fácil que era hacer daño a alguien, arruinar una vida.
La vida era un tejido frágil y los tijeretazos caprichosos de un momento
cualquiera de egoísmo podían cortarlo en pedazos… Un tijeretazo aquí y otro
allá. Y todo desecho”</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los personajes femeninos sufren por amor y desamor, por los
problemas que afrontan en su trato con los demás, por <b>el efecto del paso del
tiempo en sus cuerpos</b>, por las miserias del día a día y los recuerdos que las
atormentan. Y sufren aún más por sus deseos insatisfechos y por las
consecuencias de su inconsciencia cuando se atreven a satisfacerlos en un
instante de arrebato. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Las morosas descripciones del día a día, que al principio casi
aburren, refuerzan poco a poco y por contraste la complejidad psicológica de
los dramas de las protagonistas, quienes, <b>abrumadas por sus torturas interiores</b>,
se enfrentan a sus quehaceres diarios de manera poco menos que heroica.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Eso sí, las protagonistas de Strout redimen sus desventuras gracias
a la complicidad que comparten con otras mujeres en sus profundas relaciones de
amistad, descritas por la escritora desde la intimidad de cada personaje, con exquisita
empatía y delicadeza. Por el contrario, <b>la autora no nos deja penetrar en la
mente de los hombres</b>, que se comportan como criaturas zafias, preocupadas tan solo
de satisfacer sus bajos instintos. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Desde su papel subsidiario, aunque decisivo
por sus desgraciados efectos, los crueles personajes masculinos de Strout,
<b>actúan como teloneros sombríos de sus compañeras</b>, que luchan contra su rudeza tan sólo con las débiles armas que les proporciona su sensibilidad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Un juguetón sentido del humor y el hábil manejo de los puntos
de vista y de las revelaciones de los personajes son algunas de las cualidades
de esta novela aguda, que <b>me ha dejado las ganas de seguir leyendo a Elizabeth
Strout</b>… y también un poso de vergüenza masculina, no me atrevo a decir si
merecida o no... <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-35959378756000488682017-05-04T11:36:00.000-07:002017-05-04T11:36:02.602-07:00Las ventajas de un mundo sin dinero en efectivo<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUKfnrI79hxsCgo3LbovFGaKTukXv2zU3L6EvJoR-QG2gT7sdmkYiDOgHU5Gr6IWwySGF4u6R_04vT4Aj3gPvO_-OMcag4soY1KdqNkHgXFgcVgU4BCRvf12jPVTD62Vtws4WCKqOo62g/s1600/billetes+de+500-euros.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUKfnrI79hxsCgo3LbovFGaKTukXv2zU3L6EvJoR-QG2gT7sdmkYiDOgHU5Gr6IWwySGF4u6R_04vT4Aj3gPvO_-OMcag4soY1KdqNkHgXFgcVgU4BCRvf12jPVTD62Vtws4WCKqOo62g/s640/billetes+de+500-euros.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><b>A propósito de la lectura de 'Reduzcamos el papel moneda', de Kenneth Rogoff</b></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Kenneth Rogoff, profesor hoy en Harvard y que entre 2001 y 2003 fue economista jefe del FMI, ha escrito un libro sugerente donde aboga por eliminar el dinero en efectivo, o por lo menos los billetes grandes. Con abundantes cifras, Rogoff nos demuestra que nadamos en un océano de cash, que además no hace mas que aumentar. Sin embargo, en el día a día, el ciudadano corriente se mantiene al margen de este torrente de billetes, manejándose bien con 40 o 50 euros en efectivo y con un par de cientos ahorrados como mucho en algún cajón de casa. </span></div>
<b id="docs-internal-guid-2b98ad0e-c577-6049-eb58-33803e7cbf5f" style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Si en Europa nos repartiéramos los euros que hay en circulación, tocaríamos a 3.200 por cabeza, y de esa cantidad, el 90% serían billetes grandes, de 50 euros para arriba. En Estados Unidos pasa algo tres cuartos de lo mismo. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En </span><a href="https://www.amazon.com/Reduzcamos-papel-moneda-propuesta-corrupci%C3%B3n-ebook/dp/B06X6H3P39/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1492968048&sr=8-1&keywords=kenneth+rogoff+papel+moneda" style="text-decoration: none;"><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: underline; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">‘Reduzcamos el papel moneda’</span></a><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, Rogoff mantiene que los océanos de dinero que ha salido de las fábricas de moneda están fuera del alcance del ciudadano corriente y sirven desafortunadamente para engrasar la economía sumergida y el fraude en sus más perversas variantes, como el tráfico de drogas o personas, la extorsión o los sobornos a políticos. Es decir, que esos billetes de 200 o 500 euros que raramente hemos visto poco favor hacen al común de la gente y a la economía en general. Y es que el efectivo no sólo sirve a los capos de la droga o a las mafias para mantener la operativa de sus oscuros negocios. Su mal uso está más extendido de lo que parece y también sirve a las empresas "legales" para evadir impuestos o para pagar en negro a sus empleados, eludiendo sus obligaciones con la Seguridad Social. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Rogoff no deja de reconocer las virtudes del papel moneda, pero para neutralizar sus efectos perniciosos propone la universalización de las transacciones electrónicas y la eliminación progresiva -en 10 o 15 años- de los billetes de mayor denominación (a partir de 50 euros en Europa y de 100 dólares en Estados Unidos). </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Para evitar la exclusión financiera de los que no han usado una tarjeta -por desconocimiento o por no contar con fondos o recursos suficientes-, Rogoff propone que sea el Estado el que ofrezca un servicio básico y universal de emisión y mantenimiento de tarjetas de débito. En un estadio más avanzado, Rogoff propone ir cambiando los billetes todavía en circulación por monedas de cierto peso que compliquen su transporte y almacenamiento, todo con el fin de evitar el fraude. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">La hipótesis de Rogoff de un mundo sin efectivo no es descabellada y es posible que la veamos nosotros o nuestros hijos. Al fin y al cabo, en Occidente el dinero en papel es un invento que no tiene más de tres siglos y que aparece con los vales reales. Además, en nuestra vida cotidiana el efectivo ha ido en claro retroceso desde que en los años 50 el Citibank introdujo el dinero de plástico con la tarjeta de crédito. Y lo que está por llegar -la universalización del pago con móvil o de plataformas de servicios como Apple Pay o Google Wallet- hará más aún prescindible el efectivo. Los países nórdicos, nos recuerda Rogoff, son un buen laboratorio y un precedente real del mundo que viviremos. Los bancos centrales también han empezado a moverse en esta dirección y el BCE, por ejemplo, ya ha anunciado que a partir de 2018 deja de imprimir los billetes de 500 euros, tan vinculados al fraude y al terrorismo. Habrá que estar atentos. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En la segunda parte del libro, Rogoff se pregunta sobre el papel de los bancos centrales, entra en cuestiones de política monetaria y se declara a favor de políticas expansivas, a lo Krugman. Pero eso ya es harina de otro costal. </span></div>
<br /></div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-72521258298104454012017-04-25T11:22:00.000-07:002017-04-25T11:22:12.534-07:00La vuelta al mundo a pie de Ignacio Dean<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span id="docs-internal-guid-3b2c6fbd-9c0b-0ad8-d128-237590ce88a9"><span style="background-color: white; color: #222222; font-size: 12pt; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><img height="480" src="https://lh4.googleusercontent.com/J7aP7LzyeaILawBcMULHrKDTa9q6fO_9dXQMJ62JevgRKvXQ-LwVXZ462M3ZWXZ7h-LSIHPB6Tzh27OMKXyiRM555kmG63enOcuJQeO1aCUQvEjC7f2n490h0AYreC6WhIMPX2hX" style="border: none; transform: rotate(0rad);" width="640" /></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: Georgia; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: Georgia; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><b>Ignacio Dean cuenta en 'Libre y salvaje' su periplo de 33.000 kilómetros caminando alrededor del mundo</b></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: Georgia; font-size: 12pt; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: Georgia; font-size: 12pt; white-space: pre-wrap;">Entre 2013 y 2016, <a href="http://earthwidewalk.tumblr.com/" target="_blank">Ignacio Dean</a> recorrió el mundo a pie. En ese tiempo, y tirando siempre de su carrito “Jimmy” (un trasunto quizá del Wilson de ‘Naúfrago’ o del Viernes de ‘Robinson Crusoe’), Ignacio Dean caminó 33.000 kilómetros que le llevaron a 31 países, algunos con un clima y una orografía dura y extrema, como Armenia, Irán o Australia, y otros muy peligrosos para el turista y para el viajero solitario, como Honduras, México o El Salvador, donde unos maras lo intentaron asaltar con machetes. </span></div>
<b id="docs-internal-guid-956ec9fc-9bfc-8203-1716-03345589b819" style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Las peripecias de ese viaje inusual y casi eterno están contadas por Dean de forma minuciosa en </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a href="https://www.amazon.com/Libre-salvaje-aventura-vuelta-mundo/dp/8408170120/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1492970903&sr=8-1&keywords=libre+y+salvaje+ignacio+dean" target="_blank">Libre y salvaje</a></i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, un libro que acaba de editar el sello Zenith (del Grupo Planeta). Ese relato, casi siempre interesante, aunque también reiterativo, no es el de un curtido viajero, ni siquiera el de un tipo con mil recursos, sino el diario de un chaval que quiere dar la vuelta al globo y que para ello va con el dinero y el conocimiento justo y se da unas palizas de 50 o 60 kilómetros diarios para cruzar cada país en el tiempo escaso de tránsito al que le da derecho cada visado. Dean pasa miedo, frío y calor en su tienda, desplegada muchas noches en los sitios más inoportunos, pero también se deja invitar por los cientos de personas que le salen al paso y le sacan de la dura e incierta intemperie y de la soledad, ofreciéndole de vez en cuando un techo, un plato de comida caliente y un buen rato de conversación. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span id="docs-internal-guid-3b2c6fbd-9c0c-5b8b-ee5d-6c0d10b4f28e"><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: "Times New Roman"; font-size: 12pt; vertical-align: baseline;"><img height="480" src="https://lh4.googleusercontent.com/NneW6wtDyS4YUnMHMDjNZ0s0-WCwZBqIDPPoPTU_albZekvo77d8kLU5U0kSxz-XnXCmKiI0aJgeTJNJV7RPxG651blvFPn8zyUs2pZjiGzQ5Px1nZ1l0SDvEWggo19XusFtcaZf" style="border: none; transform: rotate(0rad);" width="640" /></span></span></span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="http://earthwidewalk.tumblr.com/" target="_blank">Ignacio Dean</a> no es un literato o un hombre excesivamente documentado que acompañe su periplo por ciudades, desiertos, selvas, valles o llanuras cultivadas de referencias culturales o de datos sociológicos, económicos o políticos. Este no es un libro para saber cómo está el mundo, aunque sí para reparar en lo diverso que es y en lo diferente que puede llegar al ser si nos salimos de los márgenes estrechos del turismo convencional. Casi siempre, su empeño está en dar cuenta del viaje como forma de superación personal, en lo físico y en lo psicológico. Al fin y al cabo, Dean pasa tres años fuera de casa, recorre lugares inhóspitos como el desierto de Atacama o el interior de Australia, sube cordilleras como lo Andes o el Cáucaso, y empuja su carrito por las carreteras y caminos de muchos países en los que difícilmente, y por la barrera del idioma, se puede comunicar con los lugareños, o donde tiene complicado hablar con su familia y amigos por andar “fuera de cobertura”. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">De vez en cuando, y para reponer fuerzas y abastecer o reparar su carro, o poner a punto su tienda, Dean para en ciudades en las que hace turismo al uso, acompañado de amigos o de gente que sabe de él por las redes sociales y se ofrece a ayudarle. Visita monumentos, come los platos típicos y se divierte al son de la música local. Sin embargo, su decisión de recorrer el planeta a pie y de hacerlo muchas veces por las rutas menos transitadas, deja ver a las claras la perversión y la falta de sustancia del turismo de masas y de los viajes low-cost a los que hoy aspiramos todos, por lo menos una vez al año. </span></div>
<br /><span style="font-family: Georgia;"><span style="white-space: pre-wrap;">La aventura de Ignacio Dean nos hará ver de otra manera esos folletos de viajes que nos dicen, sin el más mínimo pudor, que en una semana conoceremos países y culturas exóticas, y que al final nos tienen yendo de aeropuerto en aeropuerto o nos mantienen prácticamente inmovilizados en un hotel “todo incluído” donde la comida, la bebida y la animación son parte de una fiesta interminable. La vuelta al mundo que Ignacio Dean nos cuenta en <a href="https://www.amazon.com/Libre-salvaje-aventura-vuelta-mundo/dp/8408170120/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1492970903&sr=8-1&keywords=libre+y+salvaje+ignacio+dean" target="_blank">Libre y salvaje</a> es la clara antítesis del confort hotelero, recupera el gusto por el conocimiento lento y duradero de las personas y de los paisajes que se adquiere al andar, cuando nos perdemos por los caminos o por las calles y no queda más remedio que abrir los ojos y prestar atención a los demás. Cuando importa más el camino que el destino. </span></span><br />
<span style="font-family: Georgia;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span></span>
<span style="font-family: Georgia;"><span style="white-space: pre-wrap;">------------------------------------</span></span><br />
<span style="font-family: Georgia;"><span style="white-space: pre-wrap;"><br /></span></span>
<span style="font-family: Georgia;"><span style="white-space: pre-wrap;">El viaje de Ignacio Dean está explicado, documentado y fotografiado <a href="http://earthwidewalk.tumblr.com/" target="_blank">en este blog. </a></span></span><br />
<span style="font-family: Georgia;"><br /></span>
<span style="font-family: Georgia;"><br /></span></div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-30846897623337528612017-04-17T12:55:00.000-07:002017-04-17T12:55:01.736-07:00Abuelo, ¿cómo habéis consentido esto?<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJ_6qM0xjNvbMHtk_yWhBIyIuIkOq75Yibt5rUsBXQEd_YVM6BiDGLaUj4C8VrA_I8zoCpYDRqlsD1to7nP8GE27kL-9T658p78zm1Mr-janxoL0hfR1ibi-KezFjYa3LqHZ5jJWM0wls/s1600/portada_abuelo-como-habeis-consentido-esto_joaquin-estefania_201701121416.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="402" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJ_6qM0xjNvbMHtk_yWhBIyIuIkOq75Yibt5rUsBXQEd_YVM6BiDGLaUj4C8VrA_I8zoCpYDRqlsD1to7nP8GE27kL-9T658p78zm1Mr-janxoL0hfR1ibi-KezFjYa3LqHZ5jJWM0wls/s640/portada_abuelo-como-habeis-consentido-esto_joaquin-estefania_201701121416.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-size: large;">A propósito de la lectura de </span></b></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-size: large;">'Abuelo, ¿cómo habéis consentido esto?', </span></b></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-size: large;">de Joaquín Estefanía</span></b></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Título sugerente el del último libro del periodista Joaquín Estefanía sobre la crisis económica y las consecuencias que ha tenido y tendrá sobre la población, pero sobre todo sobre las (malogradas) expectativas vitales de los jóvenes. Como casi siempre hace en sus libros, Estefanía no desvela nada que no se sepa o de lo que en estos años no hayan informado los medios de comunicación y otros cronistas de la gran Recesión. </span></div>
<b id="docs-internal-guid-330eea2f-5dd1-3d02-9dce-8228d2c2f49c" style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Estamos, pues, ante una crónica de lo ocurrido que a cualquiera que haya estado un poco al tanto le será familiar. Un ágil reportaje que no aporta nuevas luces sobre el origen, desarrollo y desenlace de la crisis económica. Sin embargo, el valor de <a href="https://www.amazon.com/Abuelo-por-hab%C3%A9is-cargado-todo/dp/8408167650/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1491927873&sr=8-1&keywords=joaqu%C3%ADn+estefan%C3%ADa" target="_blank">‘Abuelo, ¿cómo habéis consentido esto?’</a> está en la capacidad de Estefanía para sintetizar y escribir un relato comprensible, que se aleja en lo posible de la jerga de los expertos, dirigido a esos nietos de la agraciada generación de los baby boomers y que hoy llaman a las puertas del mercado de trabajo y nadie parece contestarles. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Estefanía denuncia el silencio que se ha establecido alrededor de una de las heridas más sangrantes que ha dejado la crisis: que es, sin comerlo ni beberlo, la peor parte se la han llevado los jóvenes. Se han salvado las pensiones, hasta cierto punto se han salvado también los empleos de los trabajadores más veteranos, pero se han sacrificado millones de puestos de trabajo temporales mayoritariamente ocupados por jóvenes que han tenido que posponer sine die sus proyectos vitales y sus planes de emancipación. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Más allá de esa denuncia o de reivindicar el papel de los sindicatos, el keynesianismo y el efecto benéfico de la igualdad económica, el libro de Estefanía vuelve a los escenarios de la hecatombe financiera (el neoliberalismo del dúo Thatcher-Reagan, la globalización financiera, las subprimes, Madoff, la crisis griega…) y nos deja una interesante guía de lecturas: Keynes, Judt, Roubini, Missé, Rogoff, Rodrik, Akerlof, Shiller… También pasa por encima de algunos debates actuales, aunque sea de puntillas, como el efecto de la robotización en el mundo del trabajo. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Objetivamente, es difícil negar que vivimos en el mejor mundo posible. Los avances científicos y tecnológicos han multiplicado el confort y han disparado la esperanza de vida. Sin embargo, crece la sensación de que no es así, de que, por primera vez en mucho tiempo, hemos retrocedido y que no se percibe salida a este embrollo. De que a nuestros hijos no les quedará más remedio que tener una vida más precaria e incierta que la nuestra. Joaquín Estefanía ha escrito un libro que no va más allá de un repaso a lo que ha ocurrido con la economía en la última década, pero sus preocupaciones sobre lo que va a quedar para los que vengan serán compartidas por muchos padres y abuelos que también creen que otro mundo era posible. </span></div>
<br /></div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-75809332485505708132017-04-04T03:25:00.000-07:002017-04-04T03:25:04.988-07:00Gloria Fuertes antes de la televisión<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwlY5-yEZWg-dVtfoc6cnqco5Nht0clhq3LCGfBcmS3yJWdC6ltn9tRBaDAZmWrHzlOIB2I7S5x25GnrzM_nuj8EifS0IQ7Jvm6KNxRljKOLzOjDfPKPYqkRuSbdg-0BUGHHHifoxUMEQ/s1600/Exposici%25C3%25B3n+Gloria+Fuertes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwlY5-yEZWg-dVtfoc6cnqco5Nht0clhq3LCGfBcmS3yJWdC6ltn9tRBaDAZmWrHzlOIB2I7S5x25GnrzM_nuj8EifS0IQ7Jvm6KNxRljKOLzOjDfPKPYqkRuSbdg-0BUGHHHifoxUMEQ/s640/Exposici%25C3%25B3n+Gloria+Fuertes.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="mailto:juan.ignacio.cabrera@gmail.com" target="_blank">J. C.</a> / <a href="mailto:celiaalmorox@gmail.com" target="_blank">C. A. G </a></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Para muchos de los que empezamos a ver la televisión en los setenta y en los ochenta, Gloria Fuertes siempre fue aquella señora pizpireta que aparecía por las tardes con chaquetas y corbatas de colores cantarines contándonos cuentos en verso y mirándonos con </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">condescendencia</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-weight: 400; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">por encima de la gafas mientras hacía rimar con gracia palabras de todos los días.</span></div>
<b id="docs-internal-guid-e0f0949c-32ba-03a7-7a5e-5ecd3417f3aa" style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> Al final de su vida, Gloria Fuertes se convirtió en un icono que alternaba con artistas y gentes de la farándula y que nos dejó la letra de sintonías que se han quedado para siempre en nuestra memoria, como aquella que nos amenizaba las tardes al ritmo de<a href="https://www.youtube.com/watch?v=IbhQ27KvIN4" target="_blank"> “un globo, dos globos, tres globos, la luna es un globo que se me escapó”. </a></span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Pero aquel personaje televisivo que tanta repercusión social le dio a Gloria Fuertes y que contribuyó a que en muchos hogares no faltase una copia de “El dragón tragón” o “El camello cojito”, ensombreció a la escritora que había detrás. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Gloria Fuertes tuvo que salir adelante en una familia pobre del barrio de Lavapiés, en Madrid, y vio cómo moría su hermano pequeño y compañero de juegos en un bombardeo de la Guerra Civil. “Yo estaba sana, pero el hombre y el hambre me dolían todos los días”, escribió a mediados de los años 30. </span><span style="background-color: white; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">“No tenía más que un traje, un cuaderno y mucho miedo a que se gastara el lápiz”, reconoce en otro momento. </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Más tarde, y hasta los 70, se refugió en empleos de secretaria y chica de los recados para sobrevivir, mientras en la intimidad se iba forjando una carrera como poeta de estilo directo y conciso, de rima marcada, e irónica y ajena a los intelectualismos de sus compañeros varones de generación. “Escribo sin modelo a lo que salga, escribo de memoria de repente… escribo a lo que salga”. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En la exposición que ahora le dedica el <a href="http://teatrofernangomez.esmadrid.com/espectaculo/1121/gloria-fuertes-1917-1998" target="_blank">Fernán Gómez, Centro Cultural de la Villa</a>, en Madrid, está su poesía para niños, pero también están sus versos y confesiones de un tiempo de formación en la sombra, cuando la literatura era para ella una forma de responder al horror de la guerra o al machismo ambiental, o de reivindicar una forma de mirar la realidad cristalina, juguetona, alejada del experimentalismo o de la floritura verbal de sus compañeros de generación. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Gloria Fuertes lo guardó todo, y por eso la exposición que ahora le dedica el ayuntamiento de Madrid para conmemorar el centenario de su nacimiento traza un completo recorrido vital, sentimental y literario de la poeta. Allí están expuestas las cartillas de racionamiento de la posguerra, las cartas de rechazo de las editoriales cuando todavía no era una celebridad televisiva y se ganaba la vida dando clases de inglés y hasta una lista de posibles novios escrita con lápiz y a mano en la década de los 40. También encontramos la notificación de la concesión de la beca Fullbright que le fue otorgada gracias a la intermediación del amor de su vida, la profesora americana Phyllis Turnbull, o la cartilla del banco con los ingresos que le hacía la universidad americana donde dio clases a principios de los sesenta. En fin, todo un arsenal documental que muy bien podrían servir ahora para que alguien novele la vida de esta escritora que vivió a contracorriente y fue mucho más que la creadora de aquellos globos televisivos que tanto nos entretuvieron a mediados de los setenta cuando salíamos del colegio. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Acercarse a la exposición es acercarse a la Gloria de nuestros recuerdos, pero también a esa mujer solitaria (“Todos los míos han muerto hace años </span><span style="font-family: "georgia"; font-size: 12pt; white-space: pre-wrap;">y estoy más sola que yo misma”) que nunca pudimos intuir cuando la veíamos sentada en su trono de mimbre. Década a década, a través de sus poemas y de una documentación tan abundante, es imposible no sorprenderse y salir de sus salas reconociendo que la persona era infinitamente más interesante que el personaje de nuestros recuerdos. </span></div>
<div>
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
</div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">----------------------------------</span></div>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><a href="http://www.blackiebooks.org/" target="_blank">Blackie Books </a></b></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">acaba de editar </span><a href="http://www.blackiebooks.org/catalogo/el-libro-de-gloria-fuertes/176/" style="text-decoration: none;"><span style="background-color: transparent; color: #1155cc; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: underline; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">‘El libro de Gloria Fuertes’</span></a><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 12pt; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, un volumen de más de 300 poemas y 80 fotografías, y con una investigación acerca de la vida de la poeta por parte de Jorge de Cascante. </span></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-35936700473043515622017-03-21T11:51:00.000-07:002017-03-21T11:51:02.852-07:00El arte de morir<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLL9G8d0G6Tm3avF91t84kPohjeFWXW9fkN10Tip2pJ-U4Sfma_XcNzOzsi0oIX-qm0jGoXf-tn9XMMq-hlbXUkCUQppm7QYfPOAxH9Ga5UQeWIxWRhjceBSVc6NPwjLYpSRs4nFuwPp4/s1600/Javier+Gom%25C3%25A1%252C+la+imagen+de+tu+vida.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLL9G8d0G6Tm3avF91t84kPohjeFWXW9fkN10Tip2pJ-U4Sfma_XcNzOzsi0oIX-qm0jGoXf-tn9XMMq-hlbXUkCUQppm7QYfPOAxH9Ga5UQeWIxWRhjceBSVc6NPwjLYpSRs4nFuwPp4/s640/Javier+Gom%25C3%25A1%252C+la+imagen+de+tu+vida.jpg" width="627" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 107%;"><b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 107%;"><b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 107%;"><b><span style="font-size: large;">A propósito de la lectura de </span></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Georgia, serif; line-height: 107%;"><b><span style="font-size: large;">'La imagen de tu vida', de Javier Gomá Lanzón</span></b></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En este librito, Javier Gomá es fiel a su idea de que <a href="http://www.desdelaperplejidad.com/2016/05/manual-de-ciudadania-de-goma-lanzon.html" target="_blank">el pensamiento tiene que ser mundano</a>, es decir, que no debe abandonarse a la
simple erudición y a las exigencias de la academia, sino que, por el contrario,
debe abordar sin dilaciones los problemas del hombre corriente. <i><a href="https://www.amazon.com/imagen-tu-vida-Spanish-ebook/dp/B01MYA6F63/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1490034329&sr=8-1&keywords=La+imagen+de+tu+vida+gom%C3%A1" target="_blank">La imagen de tu vida</a></i> es, por lo tanto, un libro documentado, pero accesible y sentido, que se
pregunta por aquello que debe perdurar de una persona cuando ya ha desaparecido.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Gomá nos recuerda que unos pocos privilegiados tienen la habilidad
artística para proyectarse en el futuro y ser recordados por sus descendientes
por la obra que producen. Aunque Gomá no los nombra, también estarían en este
grupo los líderes políticos y sociales que cambiaron con su quehacer los
esquemas de su época, o los científicos audaces que gracias a su investigación erradicaron
alguna enfermedad, el hambre o la carestía. Pero para aquellos que no son </span><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px;">Pericles, </span><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 12pt;">Velázquez, Picasso, Thomas Alva Edison u Olof Palme, es decir, para
el común de los mortales en busca de un gramo de trascendencia, la única manera
de perdurar en la memoria de los que vienen es llevar una vida ejemplar. Porque
vivir y envejecer dignamente, la mayor aventura que uno pueda imaginar, está al
alcance de todos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><a href="http://www.desdelaperplejidad.com/2014/09/el-dificil-negocio-de-ser-contemporaneo.html" target="_blank">Vuelve así Gomá al tema de la ejemplaridad del hombre corriente</a>. El mismo que lleva perfilando desde hace muchos años y que ha
plasmado <a href="http://www.desdelaperplejidad.com/2014/09/el-dificil-negocio-de-ser-contemporaneo.html" target="_blank">en media docena de libros</a>. El autor reivindica el capital simbólico de
ese ser ajeno al elitismo aristócrata o a la excentricidad artística
encumbrados por dos siglos seguidos de romanticismo. En el padre de familia que
llega por la tarde a casa después de la jornada de trabajo reside hoy la gloria
del antiguo héroe homérico, recuerda provocador Gomá. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En <i><a href="https://www.amazon.com/imagen-tu-vida-Spanish-ebook/dp/B01MYA6F63/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1490034329&sr=8-1&keywords=La+imagen+de+tu+vida+gom%C3%A1" target="_blank">La imagen de tu vida</a></i>, Gomá se detiene en Cervantes, al que
ve como ejemplo de ese vivir y envejecer dignamente. Analizando la gran novela cervantina,
pero sobre todo los prólogos donde el autor confiesa sus pecados y debilidades, Gomá
identifica la fórmula vital del creador de El Quijote: “Idealismo, cortesía y
chiste”. La parodia y la risa es el camino de Cervantes para hablarnos de la
ejemplaridad moderna. Además, como su antihéroe, Cervantes es cortés, atento a
los otros. Y también, como el ingenioso hidalgo, con el paso de los años no se
deja vencer por descreimiento y cinismo de la edad, y se lanza, cumplidos ya los
50, a la aventura de escribir su libro capital con puro entusiasmo otoñal. Gomá
acaba concluyendo que Cervantes es un modelo civilizatorio a tener en cuenta, hecho
de sabiduría, comedimiento y discreción. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En la última parte del libro, Gomá entra en un terreno nuevo.
Aquí no nos habla el filósofo mundano, sino el hijo que busca consuelo por la
muerte del padre octogenario. Desde lo alto de un escenario Gomá -ahora actor protagonista- se dirige al lector para trazar en un largo monólogo el perfil de ese padre ejemplar de puertas para afuera, pero que, también a los
50, recibió la visita del “demonio del mediodía”, causando sufrimiento familiar
y abriendo una herida en el corazón de su hijo que el tiempo no iba a restañar, y que sólo la muerte inesperada y el duelo acabarían convirtiendo en un
ejercicio de sabiduría. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/3TUB9PgdpbU/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/3TUB9PgdpbU?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-33604933951691232622017-02-26T10:18:00.000-08:002017-02-26T10:18:09.752-08:00Los nativos digitales son menos de lo que parecen<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzGUmO0M2UVAvzw6ByVUkHjCOnhaz6-KgZXzfyD4QAQ9OjSZAQX0NpPEH_xnu8Mni-c24OQKvxTzn6MmHno9OncWtlGuaS25Pcd6OUNQvboLAT95YobNETMBxgEiB94gfMqnhnf1J26_0/s1600/NATIVOS+DIGITALES.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="345" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzGUmO0M2UVAvzw6ByVUkHjCOnhaz6-KgZXzfyD4QAQ9OjSZAQX0NpPEH_xnu8Mni-c24OQKvxTzn6MmHno9OncWtlGuaS25Pcd6OUNQvboLAT95YobNETMBxgEiB94gfMqnhnf1J26_0/s640/NATIVOS+DIGITALES.JPG" width="640" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 10.0pt; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 10.0pt; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 12pt;">¿Quién no se ha encontrado algunas vez con uno de esos padres que, entre
desnortado y acomplejado por las supuestas habilidades tecnológicas de su hijo,
presume de cómo su vástago se maneja por los menús del iPad o de Android, o
explica embelesado cómo, por sí sólo, su pequeño superman digital le instaló
una app en su móvil para calcular el número de calorías que se deja subiendo
escaleras o corriendo por el autobús?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 10.0pt; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span lang="es" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-font-family: Calibri;">Los padres tendemos a pensar que los chicos, sólo por el hecho de haber
nacido rodeados de ordenadores, tabletas, teléfonos inteligentes, consolas o
televisores smart, y por respirar por los cuatro costados Internet y las indefectibles
redes sociales, tienen las necesarias competencias digitales, es decir, que
saben sacarle todo el partido a la tecnología y además la usan con criterio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 10.0pt; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span lang="es" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-font-family: Calibri;">Sin embargo, creo que eso es mucho suponer. Y si no, pidan a su hijo que
envíe un e-mail con un fichero adjunto, prepare una tabla de Excel o trabaje un
documento de texto en grupo con Google Docs. Muchos no tendrán ni idea. Y es
que subir selfies a Instagram o dejar ocurrencias en Snapchat no es, ni mucho
menos, lo único que se puede hacer en Internet.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 10.0pt; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span lang="es" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-font-family: Calibri;">Un libro que acaba de salir, y que se presenta con el provocativo título
de <i><a href="https://www.amazon.com/Los-nativos-digitales-no-existen/dp/8423426599/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1488056594&sr=8-1&keywords=Los+nativos+digitales+no+existen" target="_blank">Los nativos digitales no existen</a></i>, pone en cuestión la idea extendida de que
los chicos de hoy traen de serie la digitalización, saben usar la tecnología y
conocen sus implicaciones. Y es que no por nacer en un país donde se habla el
español, un niño habla español. Al contrario, para dominar la lengua, el
pequeño tendrá que ir al colegio y leer mucho y estudiar gramática, ortografía
y vocabulario también durante muchos años. Pues lo mismo pasará si queremos que
los pequeños se conviertan en usuarios competentes de Internet o de tanto
gadget a su disposición.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 10.0pt; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span lang="es" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-font-family: Calibri;"><a href="https://www.amazon.com/Los-nativos-digitales-no-existen/dp/8423426599/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1488056594&sr=8-1&keywords=Los+nativos+digitales+no+existen" target="_blank">Los nativos digitales no existen</a> es en realidad una guía para que esos padres superados por el tsunami de Internet y de las pantallitas que han robado el alma a sus hijos y los han dejado mudos. Un llamamiento para que superen miedos y complejos y se impliquen en la educación tecnológica de la progenie. No se trata de prohibir, nos vienen a decir los autores del volumen, coordinado por <b>Susana Lluna</b> y <b>Javier Pedreira "Wicho"</b>, creador del blog <a href="http://www.microsiervos.net/" target="_blank">Microsiervos</a>, sino de enseñar a los más pequeños a andar (con cuidado) por el mundo virtual. Y es que de la misma forma que cualquier padre con dos dedos de frente enseñará a su hijo a cruzar la calle cuando el semáforo está en verde, y le advertirá para que no se vaya muy lejos cuando anda solo, así también tendrá que hacer cuando el chico navega por su cuenta o intercambia fotos y datos personales en las redes sociales.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 10.0pt; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 12pt;">Manejarse en Internet y en las redes sociales requiere un cierto
aprendizaje y también prudencia, para saber, por ejemplo, qué contenidos e
informaciones conviene compartir, cómo se mantiene un cierto nivel de
privacidad en Facebook o Instagram, cuándo una tienda online es de fiar o cómo
se mantiene el ordenador o el teléfono actualizado y libre de malware. Por no
hablar de la capacidad para distinguir la buena de la mala información en
Internet. Y es que no conozco "nativo digital" que se cuestione,
mientras hace los deberes, lo que le presenta Google en la primera página de
resultados.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 10.0pt; mso-layout-grid-align: none; text-autospace: none;">
<span lang="es" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: #000A; mso-bidi-font-family: Calibri;">Son cosas que los profesores en la escuela y los padres en casa debemos
abordar. Porque, no lo olvidemos, aunque nuestros hijos sean los reyes del
mambo en Instagram o Snapchat, o se pasen la vida enganchados a los canales de
youtubers millonarios como <a href="https://www.youtube.com/user/elrubiusOMG" target="_blank">Elrubius</a>, Vegetta777 o <a href="https://www.youtube.com/user/Fernanfloo" target="_blank">Fernanfloo</a>, siguen siendo
unos críos y no tienen idea de casi nada. Nos necesitan.<o:p></o:p></span></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-18282648184727211302017-01-19T12:00:00.000-08:002017-01-19T12:00:07.255-08:00Las memorias de Juan Luis Cebrián<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUAQ12sZj00DG3czbEM_gisFDBHX4uW-KlJpBTnXiL8IUWY8jCuip_-ZmPsx1RThdRxuCc1YL_i6RfLM6lAje-B7wmSUTRak5I-YBVWPZtoVBfn_HSnvRao1tlE4sKzsUp_oLLhUweEZM/s1600/Primera+p%25C3%25A1gina%252C+de+Juan+Luis+Cebri%25C3%25A1n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUAQ12sZj00DG3czbEM_gisFDBHX4uW-KlJpBTnXiL8IUWY8jCuip_-ZmPsx1RThdRxuCc1YL_i6RfLM6lAje-B7wmSUTRak5I-YBVWPZtoVBfn_HSnvRao1tlE4sKzsUp_oLLhUweEZM/s400/Primera+p%25C3%25A1gina%252C+de+Juan+Luis+Cebri%25C3%25A1n.jpg" width="260" /></a></div>
<span style="font-family: "georgia"; font-size: 16px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="font-family: "georgia"; font-size: 16px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="font-family: "georgia"; font-size: large;"><span style="white-space: pre-wrap;"><b>A propósito de la lectura de 'Primera página. Vida de un periodista 1944-1988', de Juan Luis Cebrián</b></span></span><br />
<span style="font-family: "georgia"; font-size: 16px; white-space: pre-wrap;"><br /></span>
<span style="font-family: "georgia"; font-size: 16px; white-space: pre-wrap;">De un tiempo a esta parte, y por los intereses mediáticos y políticos de cierta parte de la izquierda española, Juan Luis Cebrián, el primer director del diario El País, se ha convertido en un personaje sospechoso, controvertido. Su condición de primer ejecutivo del Grupo Prisa y sus supuestas conexiones con el poder político y económico durante las dos últimas décadas le han convertido en blanco de críticas de todo tipo. </span><br />
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Juan Luis Cebrián hoy gestiona un grupo empresarial que sigue siendo significativo en términos de influencia, empleo y facturación, pero que emocionalmente es el rescoldo de lo que supuso en las dos primeras décadas de la democracia. Por que </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>El País</i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> de finales de los 70 y de los 80 fue una historia de éxito, la del periódico que aglutinó a las clases medias españolas deseosas de cambio y modernidad a la muerte de Franco. Pero hoy, se puede decir que </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>El País</i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> ya no es lo que era. Por una parte, la evolución política ha llevado a que el relevo generacional de aquellos primeros e incondicionales lectores no lo vean como un medio de referencia y, por otra parte, las nuevas tecnologías también han hecho que se multipliquen los competidores y que sus mensajes se diluyan. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Primera página. Vida de un periodista 1944-1988</span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> está escrito con el ritmo ágil de una novela de aventuras. Cebrián renuncia a las notas a pie de página y al habitual glosario de nombres, y en las primeras páginas reconoce que abordó el recuerdo de su peripecia profesional “a pelo”, hurgando únicamente en su memoria y ayudándose de consultas a Internet y sólo en ocasiones de alguna agenda de trabajo repleta de citas por otro lado indescifrables. Es decir, que estamos ante unas memorias con ritmo narrativo pensadas para mantener el interés del lector. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Uno lee con creciente interés la peripecia del joven periodista de familia bien franquista que asciende rápido en el escalafón de la prensa franquista madrileña -en</span><span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span><span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>Pueblo</i></span><span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> y en </span><span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>Informaciones</i></span><span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">-</span><span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> y que, después de pasar brevemente por la dirección de informativos de TVE, acaba, casi por casualidad, dirigiendo el periódico clave de la Transición. </span><span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: italic; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Primera página</span><span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> es un testimonio del sometimiento explícito de los periodistas y de los medios de comunicación a los dictámenes de la dictadura, y también de cómo en ese ambiente hostil, los profesionales se las ingeniaban para hacer en ocasiones un periodismo más moderno y contestatario. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Sin embargo, lo mejor llega con el relato de la gestación de </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>El País</i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, un proyecto liberal liderado intelectualmente por la familia Ortega y Gasset, pero muy fragmentado a nivel accionarial. Cebrián da cuenta de las tensiones que se vivían casi a diario en el consejo editorial del periódico, y en el consejo de administración, donde directa o indirectamente pugnaban por el control personajes del franquismo como Manuel Fraga o José María de Areilza, o empresarios como el propio Jesús Polanco. Un forcejeo que fue a menos con los años y que, ya a mediados de los 80, dejó el periódico en manos del binomio Cebrián-Polanco, eso sí, con la ayuda de algún banquero amigo, como Luis Valls Taberner, a la sazón presidente del Popular. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cebrián vuelve a hacer el viaje que llevó a </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i>El País</i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> desde el liberalismo inicial a la socialdemocracia felipista, y que con los años iba a convertir a Prisa, la empresa matriz, en el primer grupo de comunicación de España, con intereses en el el mundo editorial, radiofónico o televisivo. Como era de esperar, Cebrián se recrea en ese momento culminante del relato fundacional del periódico que supuso la publicación de una edición exprés la tarde del 23-F, apoyando sin ambages la Constitución y condenando el golpe de Estado. Un episodio que también le permite rebajar la figura del eterno competidor, Pedro J. Ramírez, en aquel momento director de Diario 16 y que no se atrevió a sacar aquel infausto día su periódico a la calle. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Creo que Cebrián acierta a la hora de describir ese ambiente de las redacciones en los estertores del franquismo y los primeros años de la democracia. También su relato ayuda a ver hasta qué punto los poderes políticos y económicos sofocaban a unas empresas periodísticas dependientes por decreto o incapaces por estructura empresarial para hacer una labor de contrapoder, problemas que con el paso de los años no se han acabado de resolver. Sin embargo, también creo que unas buenas memorias son la oportunidad perfecta para reconocer errores. Y ahí Cebrián ha escatimado. En sus 13 años al mando del periódico Cebrián reconoce haber tomado decisiones erróneas y censurables desde el punto de vista deontológico sólo un par de veces: cuando por la presión del nacionalismo catalán metió en el cajón y dejó sin publicar una crónica con información de Banca Catalana que comprometía a Jordi Pujol; y cuando permitió la publicación de un reportaje que intentaba demostrar que la banca y los poderes más oscuros de la derecha estaban detrás del nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno en 1976. </span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Cebrián promete el segundo volumen de sus memorias para cuando se jubile al frente de Prisa, algo que, según él, será más pronto que tarde. Creo que si sigue la línea de éste, será un libro sin desperdicio. La guerra de las plataformas digitales y el enfrentamiento de Prisa con el binomio Aznar-Villalonga/Telefónica, y después la llamada “guerra del fútbol”, que le ha enfrentado a Mediapro y Jaume Roures, un conflicto no sólo empresarial sino también por un bocado del lectorado de centro izquierda en España, son cuestiones que no deberían faltar en ese volúmen, por no hablar de la grave crisis financiera en la que entró el grupo hace unos años y de la que todavía no ha salido. Aunque todo eso será otra historia. </span></div>
<br /></div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-55379269036315741322017-01-10T11:44:00.000-08:002017-01-10T11:44:01.302-08:00La patria rota de Fernando Aramburu<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjH4M4mIzEO_5OTyae9bddnQhvl0NgcqltUrTvmEzuLE9qYBUXl8eH5tSt1siqjDySpFPs9KyTaRDAxsIJiSB1lhbNh70kpBGlOcs4aQuBb4kzH1bNJAKR16weEpDeNkCMkg8NNSaO0l98/s1600/Pueblo+de+Guip%25C3%25BAzcoa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjH4M4mIzEO_5OTyae9bddnQhvl0NgcqltUrTvmEzuLE9qYBUXl8eH5tSt1siqjDySpFPs9KyTaRDAxsIJiSB1lhbNh70kpBGlOcs4aQuBb4kzH1bNJAKR16weEpDeNkCMkg8NNSaO0l98/s640/Pueblo+de+Guip%25C3%25BAzcoa.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;">A propósito de la lectura de 'Patria', </span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;">de Fernando Aramburu</span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hubo en tiempo, a finales de los 70, en que los asesinatos de guardia civiles y militares a manos de ETA casi no tenían repercusión en la prensa. Más tarde, la escalada de los atentados y la sinrazón del fanatismo ideológico en el País Vasco hizo a muchos percibir que aquello era intolerable y que, además, de una u otra manera, nos afectaba a todos. Sin embargo, y a pesar de la crudeza de los coches bomba que sembraban de cadáveres calles y plazas de todo el país, de los artefactos detonados en las casas-cuartel o de los secuestros con final trágico, como el de Miguel Ángel Blanco, en el País Vasco se instaló durante décadas una violencia silenciosa que siguió pasando desapercibida, una guerra civil larvada entre los autoproclamados defensores de la patria y los que, por no compartir su fanatismo, quedaban al otro lado y eran marcados con la cruz eterna de la sospecha y la ignominia.</span></div>
<b id="docs-internal-guid-870c3f1e-8908-27fc-f742-5bb0f71dc6bc" style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Este libro de <a href="http://www.planetadelibros.com/autor/fernando-aramburu/000047962" target="_blank">Fernando Aramburu</a> nos habla de esa herida abierta, lacerante, que no ha sido tan protagonista en los medios de comunicación, pero que, como una lluvia fina que acaba calando, ha terminado por devastar la vida de tanta gente corriente en tantos pueblos de Guipúzcoa o Vizcaya, y ha obligado a callar a muchos y a dejar su tierra a otros que no pudieron con el miedo y el amedrentamiento.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">No sé si </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a href="https://www.amazon.com/Volumen-independiente-Spanish-Fernando-Aramburu-ebook/dp/B01IC88OP4/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1484062805&sr=8-1&keywords=patria" target="_blank">Patria</a></i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> es el mejor libro del año en España, pero entiendo que a muchos les hayan enganchado y emocionado hasta la médula las peripecias y los sentimientos encontrados de esas dos familias de un pueblo de Donostia, amigas en otro tiempo, y condenadas a enfrentarse por la deriva fanática de algunos de sus miembros. Aramburu da muestras de un excelente oído para dar cuenta del discurso interior de los muchos personajes de su novela, tan variados como pueden ser las opciones vitales y políticas en una sociedad compleja, por más que algunos se hayan afanado durante décadas para imponer un discurso de buenos y malos, de integrados y periféricos, de purasangres y maquetos/</span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">españolitos.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El relato se articula en torno a la complicidad primero y el enfrentamiento más tarde de Miren y Bittori, las dos amas que en primer plano o en la sombra marcan el tono emocional del relato y que en ocasiones me recuerdan a aquella espléndida Carmela Soprano de la popular serie de televisión. El drama en </span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a href="https://www.amazon.com/Volumen-independiente-Spanish-Fernando-Aramburu-ebook/dp/B01IC88OP4/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1484062805&sr=8-1&keywords=patria" target="_blank">Patria</a></i></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://www.amazon.com/Volumen-independiente-Spanish-Fernando-Aramburu-ebook/dp/B01IC88OP4/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1484062805&sr=8-1&keywords=patria" target="_blank"> </a>es más sentido y cercano porque Aramburu no nos habla de militares o políticos que, sabedores de las consecuencias, aceptaron el riesgo de llevar la contraria, sino de gente corriente que va a trabajar, que cultiva el huerto y que se divierte montando en bici o preparando un pescado al horno en una sociedad gastronómica, y que, por la sinrazón y el resentimiento de clase de algunos, amigos antaño, tendrán que sufrir años de escarnio, humillaciones y pintadas premonitorias antes de acabar con sus huesos en la tumba de un cementerio que no es el suyo, para no levantar suspicacias entre los matones.</span></div>
<b style="font-weight: normal;"><br /></b>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://www.amazon.com/Volumen-independiente-Spanish-Fernando-Aramburu-ebook/dp/B01IC88OP4/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1484062805&sr=8-1&keywords=patria" target="_blank"><i>Patria</i></a> es un cuento de 600 páginas sobre la imposibilidad de olvidar y la necesidad del perdón, una historia inolvidable y que uno no quiere que se acabe a pesar del dolor contenido. Un cuento que parte de la realidad más cotidiana y creíble, pero que, en algún momento, y por exigencia de un guión que vuelve al punto de retorno, consigue trascender, suspender esa oscura de realidad de partida y convencernos de que después de tantos años de lluvia y ventarrón, el sol sigue estando ahí arriba. </span></div>
<br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Muchos dicen que, ahora que ETA ha dejado de matar y que se vislumbra un futuro en paz en el País Vasco, está por escribirse el relato que va a quedar a nuestros hijos de los años negros de terrorismo independentista. Que está en juego el recuerdo que va a quedar para la posteridad de estos tiempos de barbarie. Si es así, el libro de Aramburu llega en buen momento. Con su prosa cristalina y recurriendo siempre a personajes y situaciones creíbles y emotivas, </span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a href="https://www.amazon.com/Volumen-independiente-Spanish-Fernando-Aramburu-ebook/dp/B01IC88OP4/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1484062805&sr=8-1&keywords=patria" target="_blank">Patria</a></i></span><span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> va a contar a los que vengan el drama oculto del terrorismo en el País Vasco. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/7bv4EKuOPyg/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/7bv4EKuOPyg?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: white; color: #222222; font-family: Georgia; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-20697358067454105662016-12-13T11:13:00.000-08:002016-12-13T11:13:01.560-08:00Aquellos gloriosos años 80<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifR2Q6lcnQZgn5SZfolGUMtyosWWU71CdHOlZhM_KbcP8-XRsgWF0PG6FurAQ5r8ozk3d3V3tiVgPlu5WUhemAlzwO_ZtQ74ER0ateVqJuiWjM4R2oginF0ynFmwBYRLS9fP30L4EaHxk/s1600/SEAT_127.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="384" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifR2Q6lcnQZgn5SZfolGUMtyosWWU71CdHOlZhM_KbcP8-XRsgWF0PG6FurAQ5r8ozk3d3V3tiVgPlu5WUhemAlzwO_ZtQ74ER0ateVqJuiWjM4R2oginF0ynFmwBYRLS9fP30L4EaHxk/s640/SEAT_127.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los 80 han vuelto como un tsunami
que todo lo invade. O quizá nunca se fueron del todo, porque, al fin y al cabo
este país, tal como lo conocemos, se refundó en aquella década, y el
capitalismo global que gobierna el mundo también hunde sus raíces en aquellos
años. Los 80 están en cada esquina. Un libro de título bien anodino, <i><a href="http://yofuiaegb.com/" target="_blank">Yo fui a EGB</a></i>, se reedita una y otra vez para recordarnos que una vez fuimos seducidos
por Los Ángeles de Charlie, lloramos con la muerte de Chanquete, hacíamos
mecanografía en una Olivetti o calzamos unas Yumas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En el cine se han dado cuenta del
filón emocional (y comercial) que puede suponer cada capítulo de este eterno
revival ochentero. Pienso en el remake de <i>Cazafantasmas</i>. También la vuelta al
mundo guerrero y galáctico de Star Wars tiene mucho de esa recuperación que
tantos frutos económicos promete a sus promotores. No me extrañaría nada que en
breve tengamos una continuación de aquella <i>Loca academia de policía</i> que llevó a
millones de españoles a los cines en busca de la risa desenfrenada. Aquí,
Almodóvar, que se nos vende como el producto más irreductible y ambicioso de
aquellos años rebosantes de aparente locura y descaro, va camino de convertirse
en un monumento nacional, por más que a algunos el director manchego les
produzca urticaria.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En la televisión, la eterna serie
<i>Cuéntame</i> es un género en sí mismo y ha enganchado a millones de nostálgicos de
cuando los niños jugaban en la calle, nos abrigábamos con parkas recias y
piadosas e íbamos toda la familia de excursión en un Seat 127. En la música que
hoy más suena también están los 80. Los Secretos, el grupo del malogrado
Enrique Urquijo, da ahora más conciertos y hace más giras que en sus primeros
tiempos. Loquillo se desprendió de los Trogloditas, maduró y ahora va vendiendo
mesura y sensatez. Por no hablar de la indefectible Alaska (y Mario Vaquerizo),
que está hasta en la sopa y es fija en cualquier programa de televisión o
fiesta que se organiza en Madrid. Precisamente, ahora en la capital los
promotores del musical <i>Hole Zero</i> llenan cada noche con un espectáculo, mezcla
de circo, buslesque y cabaret, que nos traslada a la nochevieja de 1979 y donde
se nos promete un viaje cargado de drogas y liberación sexual.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;">Me pregunto si realmente fueron tan
brillantes los fabulosos 80. Yo más bien los recuerdo grises. Al fin y al cabo,
el país salía de una dictadura cargando unos lastres que nos ha costado mucho
soltar, y que, en algunos casos, todavía siguen impidiendo que cojamos vuelo.
En aquella época del golpe de estado de Tejero, del naranjito o de los GAL, los
profesores seguía zurrando a los alumnos díscolos, las mujeres que trabajaban
todavía eran una excepción y viajar al extranjero, con nuestra devaluada
peseta, era un timo. Éramos, por más que nos pese, un país más pobre y paleto.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Me pregunto quién está detrás de
este revival de los años 80. No sé si se trata de un grupo de astutos
empresarios que recurren a la nostalgia para meter la mano en la cartera de esa
legión de cuarentones y cincuentones faltos de referentes y acomplejados por los
displicentes millennials que se dejan las pestañas en la pantalla del móvil y
el corazón en las redes sociales. O si más bien tiene que ver con la habitual
vuelta a los orígenes que ha hecho cualquier generación de hombres y mujeres
desde que estamos en la tierra, ese comprensible echar la vista atrás para
explicarnos mejor el presente, o para resguardarnos de esa fina lluvia que es
el paso del tiempo, y que acaba calando.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Hace poco me emocionó ver <a href="https://www.youtube.com/watch?v=rZ3CD8D2xaM" target="_blank">unreportaje del exfutbolista Michael Robinson en el Canal Plus sobre la vida de Nate Davis</a>, un jugador de baloncesto estadounidense que brilló en los 80 y
pulverizó récords en España y en su club del Ferrol, con sus mates y su juego
atlético, nunca visto antes por estos pagos. Luego, cuando acabó el reportaje me
di cuenta de que, más que la emotiva historia de Davis, que se retiró para
cuidar de su mujer enferma y que acabó ganándose la vida limpiando oficinas, me
emocionó sobre todo la vuelta que proponía el reportaje a una época en que
fuimos jóvenes y soñadores, y todo nos podía pasar. O eso pensábamos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/rZ3CD8D2xaM/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/rZ3CD8D2xaM?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-17130882891204154102016-11-15T11:00:00.000-08:002016-11-15T11:00:05.298-08:00Propuesta para desactivar el turbocapitalismo<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhS_Ly6ul5D67njpUeElEcpBfdbp1GPZrTcs0oMO02pYfwQyh1b5iRRqUASZWq8XTVJ0GiDcg2jXKLwpwIcxdWbX-pPjhcNKOtkLlKPZBDRgam0oX7QPe2ol0MqvHzW0ibRo9Ud5HyTJBI/s1600/Yielding_stone+Gabriel+Orozco.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhS_Ly6ul5D67njpUeElEcpBfdbp1GPZrTcs0oMO02pYfwQyh1b5iRRqUASZWq8XTVJ0GiDcg2jXKLwpwIcxdWbX-pPjhcNKOtkLlKPZBDRgam0oX7QPe2ol0MqvHzW0ibRo9Ud5HyTJBI/s640/Yielding_stone+Gabriel+Orozco.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<b style="font-family: Arial; font-size: x-large; white-space: pre-wrap;">A propósito de la lectura de ‘Contra el tiempo’, </b></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "arial"; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><span style="font-size: large;"><b>de Luciano Concheiro, y de 'Ser sin tiempo', de Manuel Cruz</b></span></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">El joven profesor de filosofía mexicano Luciano Concheiro ha quedado finalista del Premio Anagrama de Ensayo con un librito excelentemente escrito y que detecta un mal silencioso, pero tan extendido como dañino: el de la aceleración del tiempo. Sabedor de que sus potenciales lectores también sufren esa aceleración vital, Concheiro ha escrito un ensayo exprés donde va al grano desde la primera línea y evita largas argumentaciones y exhibicionismos de erudición.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Concheiro, nieto intelectual de Karl Marx, considera en </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><i><a href="https://www.amazon.com/Contra-tiempo-Filosof%C3%ADa-pr%C3%A1ctica-instante/dp/8433964097/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1479153293&sr=8-1&keywords=contra+el+tiempo" target="_blank">Contra el tiempo</a></i></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"> que la aceleración de la vida que experimentamos desde hace dos siglos, desde los tiempos de la Revolución Industrial, tiene un origen claro: el capitalismo y su ansia insaciable de beneficios permanentes. Consumimos más: cambiamos el sofá o el coche antes de que agoten su ciclo vital, tiramos la vieja nevera antes de que dé su último servicio y renovamos armario cada dos meses, siguiendo el ritmo trepidante que impone Zara. Vivimos más atropelladamente porque al capitalismo, con los almacenes siempre repletos de supuestas novedades, le interesa este ritmo frenético de reposición, nos recuerda Concheiro. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Concheiro es un marxista clásico por cuanto para explicar el fenómeno del tiempo hipermoderno recurre en primer lugar a la economía, que es la que luego modela la subjetividad, la cultura o la política. El estrés moderno no es psicológico ni cultural, sino que tiene su origen en los balances de resultados de las grandes corporaciones, esas que cada trimestre tienen que sorprender a los analistas de mercado con ventas y beneficios al alza. Es el turbocapitalismo. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Todos vivimos obligados por “el imperativo social de lo nuevo”. Las consecuencias de esta vida acelerada se dejan ver por todas partes. Sin ir más lejos, el flujo informativo trepidante que proponen Internet y los medios de comunicación erosiona la memoria y complica la elaboración de un relato coherente. Las políticas también son cada vez más cortoplacistas, por no hablar de los planes industriales e incluso educativos. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Como dice Giorgio Agamben, no es posible una nueva cultura sin una modificación de la experiencia del tiempo. Luciano Concheiro identifica el problema y se atreve a proponer una guía de acción para parar este tiempo desenfrenado de la modernidad. Pero el mexicano, traductor de autores como Slavoj Zizek, no es amigo de grandes resistencias organizadas y premeditadas. En su opinión, cualquier transformación radical corre el peligro de ser engullida por el propio capitalismo, como hasta cierto punto ha ocurrido con el movimiento slow que pregonan gurús como Carl Honoré. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Concheiro, en cambio, propone cambiar las cosas desde el ámbito privado, simplemente viviendo el instante, que es lo que nos aparta de la realidad circundante y que, precisamente por eso, es pura subversión. La risa, la danza, la música o la contemplación de una fotografía de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_Orozco" target="_blank">Gabriel Orozco</a> son puro instante, que congelan el turbocapitalismo. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En fin, </span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://www.amazon.com/Contra-tiempo-Filosof%C3%ADa-pr%C3%A1ctica-instante/dp/8433964097/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1479153293&sr=8-1&keywords=contra+el+tiempo" target="_blank">Contra el tiempo. Filosofía práctica del instante</a></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://www.amazon.com/Contra-tiempo-Filosof%C3%ADa-pr%C3%A1ctica-instante/dp/8433964097/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1479153293&sr=8-1&keywords=contra+el+tiempo" target="_blank"> </a>es un libro sugerente por cuanto identifica una de las notas más definitorias de la sociedad contemporánea y de la vida de cualquier hijo de vecino, y también es sugerente por la propuesta de contemplación meditativa que nos hace. Una revolución silenciosa para acabar con un mal asumido por todos. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<b>Un librito de Manuel Cruz</b></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Otro libro reciente que toca en algún momento este tema es </span><span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: italic; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://www.amazon.com/Ser-tiempo-Pensamiento-Herder-Spanish-ebook/dp/B01MA3L7TJ/ref=sr_1_fkmr0_1?ie=UTF8&qid=1479153534&sr=8-1-fkmr0&keywords=set+sin+tiempo+manuel+cruz" target="_blank">Ser sin tiempo</a></span><span style="color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">, del filósofo y ahora político socialista catalán Manuel Cruz. Para Cruz, la aceleración de la vida moderna también responde a un cambio estructural que tiene sus raíces en el primer capitalismo. Un giro que, en su opinión, ha multiplicado hasta tal punto las vidas posibles que nos ha vuelto seres profundamente insatisfechos precisamente por la imposibilidad de experimentarlas todas. Para Cruz, la combinación de este tiempo vertiginoso con las nuevas tecnologías también ha dinamitado la memoria y los planteamientos a largo plazo. </span><span id="docs-internal-guid-48c57eed-6466-503f-1bdc-523cb0cd7453"></span></div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3772392704495138928.post-72776438382428056922016-11-02T12:30:00.000-07:002016-11-02T13:37:17.509-07:00Bibliotecas de escritores<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNtRUmp6bJC5mE3b9FL5KgIvePyyxPSN6ctRFVb8MOmvRqLIKtAssu0sSitrcTTv98gyHV7LSGpwbyHVGQcjXDwdFcOvJVZT6W1hImyLj1s8se1oVCCT3KgRzCWKx_FyxmHSVD-bYCPDQ/s1600/portada+libro+de+Jes%25C3%25BAs+Marchamalo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="532" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNtRUmp6bJC5mE3b9FL5KgIvePyyxPSN6ctRFVb8MOmvRqLIKtAssu0sSitrcTTv98gyHV7LSGpwbyHVGQcjXDwdFcOvJVZT6W1hImyLj1s8se1oVCCT3KgRzCWKx_FyxmHSVD-bYCPDQ/s640/portada+libro+de+Jes%25C3%25BAs+Marchamalo.jpg" width="640" /></a></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-size: large;">A propósito de la lectura de </span></b></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-style: normal; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><b><span style="font-size: large;">'Los reinos de papel', de Jesús Marchamalo</span></b></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Siento debilidad por las bibliotecas. Cuando era chico, competía secretamente con Chago, mi compañero de pupitre, para ver quién la tenía más grande. La biblioteca, digo. Y si para poner más volúmenes en el estante de casa había que robarlos en una librería o incluso sustraerlos de una biblioteca pública, pues se hacía. Todo fuera por emular a esos escritores que salían en el periódico o en las revistas fotografiados en habitaciones forradas hasta el techo de libros que probablemente nunca leyeron en su totalidad y que en muchos casos acabaron siendo pasto de la humedad.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En las casas de mi infancia -en la mía y en las de mis familiares y amigos- escaseaban los libros. El libro era un objeto de lujo adquirido muchas veces no para ser disfrutado en apacible lectura, sino para simbolizar las aspiraciones de la familia de turno. Igualmente pasaba con los discos y con aquellas primeras y pomposas colecciones de CD de música clásica. El que podía compraba enciclopedias bellamente encuadernadas o colecciones literarias de aire lujoso para aparentar una cultura (libresca) que no tenía. La biblioteca, si existía, era un símbolo de estatus, como lo podía ser el coche, el colegio de los niños o el lugar de vacaciones.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Hoy, el libro ha dejado de ser una marca de estatus social e incluso intelectual porque lo intelectual, hasta cierto punto, ha pasado de moda o está bajo sospecha, o da sopor a nuestros hijos. El prestigio del libro exhibido en la biblioteca familiar, adquirido a plazos a un vendedor a domicilio de la Larousse, o del Círculo de Lectores, simplemente desapareció y no fue reemplazado por nada. Casi sin que lo advirtiéramos, la letra impresa fue pasando a un segundo plano, un declive acentuado en los últimos años por los brillos hipnóticos de las tabletas y los teléfonos móviles.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: italic; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://www.amazon.com/Los-reinos-papel-Tiempo-Spanish-ebook/dp/B01LXW78WE/ref=sr_1_3?ie=UTF8&qid=1478025403&sr=8-3&keywords=marchamalo" target="_blank">Los reinos de papel</a></span><span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;"><a href="https://www.amazon.com/Los-reinos-papel-Tiempo-Spanish-ebook/dp/B01LXW78WE/ref=sr_1_3?ie=UTF8&qid=1478025403&sr=8-3&keywords=marchamalo" target="_blank">, del periodista y escritor Jesús Marchamalo</a>, recupera este gusto (casi antiguo) por el libro como objeto físico y por las bibliotecas familiares, moldeadas por los gustos y fetichismos de su dueño, pero también por los traslados, las estrecheces o las ausencias de los volúmenes nunca devueltos. </span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Marchamalo visita las bibliotecas de escritores como Javier Gomá, Julio Llamazares, Rosa Montero, Juancho Armas Marcelo, Luis Antonio de Villena, Luis Goytisolo o Miguel Delibes, para cuya fundación escribe este volumen. De los libros a la vida, y vuelta a los libros. Somos los libros que hemos leído, como venía a decir Marguerite Yourcenar, pero también los que no hemos leído por prejuicio, por las anteojeras ideológicas que algún día nos pusimos o simplemente por falta de tiempo o la testaruda dejadez.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">En el libro de Marchamalo la biblioteca es identidad personal. Rastro del periplo de su dueño o de su familia, de las mudanzas que ha tenido que hacer con los libros a cuestas o de los expurgos obligados por la falta de espacio. También es rastro de su personalidad, más o menos caótica, juguetona o maniática, según se ordenan o no los volúmenes en los estantes, el suelo o el trastero. También son las bibliotecas que visita Marchamalo, cómo no, una muestra de los gustos literarios del propietario, o de sus idolatrías, como esas fotos de actrices de Hollywood que proliferan por las estanterías de la casa de Marta Sanz, o ese ejemplar firmado por Ezra Pound de su propia ‘Antología poética’, que enseña como un tesoro el poeta leonés Antonio Colinas, o esa edición de ‘Impresiones y paisajes’, primer libro de Federico García Lorca, escrito cuando sólo tenía 20 años, que guarda celosamente Luis García Montero en esa biblioteca inmensa que comparte en Madrid con su mujer, la también escritora Almudena Grandes.</span></div>
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<br /></div>
<span id="docs-internal-guid-39bdfb47-2120-1071-e214-30fcbfafd293"></span><br />
<div dir="ltr" style="line-height: 1.38; margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="background-color: transparent; color: black; font-family: "georgia"; font-size: 16px; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: 400; text-decoration: none; vertical-align: baseline; white-space: pre-wrap;">Al parecer Marchamalo ha escrito ya dos libros contando sus visitas a las bibliotecas de escritores de renombre. Como sucede en este caso, lo de husmear, de la mano del periodista, en la casa de Julio Llamazares, Bernado Atxaga o Elvira Lindo, conociendo al personaje al tiempo que descubrimos sus referencias literarias, está bien. Pero creo que no estaría mal juntar en un libro las visitas a las casas de lectores anónimos que hayan dedicado un buen dinero y un gran esfuerzo a conformar y mimar la “biblioteca de su vida”. Seguro que tendríamos historias tan buenas (o más) como las que conforman estos reinos de papel. </span></div>
</div>
Juan Cabrerahttp://www.blogger.com/profile/13704844554016109862noreply@blogger.com0