lunes, 3 de marzo de 2014

Una hora con Javier Cercas (hablando de novelas)



Cuenta Javier Cercas que hace unos años la policía de Los Ángeles detuvo al actor Hugh Grant mientras una profesional le hacía una felación en la vía pública. El hecho produjo gran escándalo e hizo peligrar la brillante carrera profesional de Hugh Grant. En medio de todo aquello, un periodista norteamericano le lanzó una pregunta muy norteamericana al actor: “¿Va ahora usted a un psicoterapeuta?”. “No”, contestó Grant. Y añadió: “En Inglaterra leemos novelas”. 

Anécdotas como ésta salen de la charla que Javier Cercas dio en la Fundación Juan March de Madrid en octubre del año pasado. Con mucha gracia y talento, Cercas rebate a aquellos agoreros que dicen que la novela está muerta y que la ficción no es necesaria. Aquí van algunas ideas que lanzó Cercas en otoño, aunque lo mejor es escuchar la charla. Vale la pena. No tiene ni un minuto de desperdicio.

Como en sus novelas, Cercas entreteje de lo lindo ficción y realidad. En la Fundación Juan March, otra vez mezcló su peripecia vital con sus ideas sobre la literatura para contarnos cómo, a raíz de un mal de amores adolescente, se convirtió en un lector vampiro. Así llama a los que no leen para entretenerse o saber más, sino para salvarse, para sobrevivir.

Cercas defiende la novela para soportar la realidad, pero también para explorarla y entenderla mejor, y como antídoto al fanatismo religioso o (más modernamente) a la asertividad del tertuliano radiofónico o televisivo. Defiende la novela como el género que más puede hacer por proteger las preguntas de las respuestas. Más incluso que la filosofía, parece. ¿Por qué el soldado republicano de Soldados de Salamina salva el pellejo a Rafael Sánchez Mazas, prohombre de la Falange? ¿Por qué Adolfo Suárez no se mete debajo de su escaño, como casi todos los demás, mientras en el Congresos zumban las balas de los golpistas? ¿Por qué se llevan a K en El Proceso? Toda novela se construye para contestar a una pregunta, aunque al final nos quedemos sin respuesta.

La obra literaria –nos dice en otro momento- es una partitura, y es el lector es el que la interpreta. El lector es la otra mitad del libro. Por eso, cuanto más espacio deje al lector un libro, cuanto más ambiguo sea, mejor. Novela=libertad. El Quijote, que crea el género, es como un cocido. Cabe todo, sin orden ni concierto. El único orden y concierto es que Quijote y Sancho salgan adelante. En fin... una hora con Cercas y sus teorías sobre la novela. 

Para oír a Cercas, pincha aquí.  


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