miércoles, 25 de septiembre de 2013

Intriga en el corazón de Inglaterra



A propósito de la lectura de El oscuro invierno, de David Mark

C. A. G.

Unas semanas, con motivo del fallecimiento de Elmore Leonard, se han vuelto a recordar en distintas publicaciones las 10 reglas que el popular escritor americano de novela negra seguía a la hora de elaborar sus textos. Se puede o no estar de acuerdo con este decálogo, pero lo cierto es que cada autor tiene su librillo.

A la hora de escribir El oscuro invierno, David Mark, que ha trabajado como periodista durante quince años, siete de ellos en la sección de sucesos del diario The Yorkshire Post, en la localidad británica de Hull, tuvo claro que lo más importante era la historia, los personajes y el lugar donde discurría la acción. “No se trataba de demostrar lo buen escritor que era, sino de escribir algo que la gente no pudiera dejar de leer”, ha dicho.

Parece que tal premisa le ha ido bien. El oscuro invierno ha sido la novela policiaca revelación del último año en Reino Unido, con más de 100.000 ejemplares vendidos, y ya cuenta con una segunda entrega, pendiente de traducción, Original skin, en la que vuelve a repetir como protagonista el sargento Aector McAvoy. 

En el primer libro de la serie, McAvoy se ve implicado en la investigación de tres asesinatos: el de un viejo pescador, que es hallado muerto en el mar; el de una joven de 15 años, acuchillada dentro de una iglesia; y el de un drogadicto, que resulta abrasado en un incendio en un barrio de viviendas de protección oficial. Aunque en un principio estos crímenes no parecen tener relación, McAvoy encontrará la conexión entre ellos y el hilo que debe seguir para llegar hasta el culpable.



Pese a ser su primera novela publicada (Mark ha escrito varias que no han conseguido el favor de los editores), El oscuro invierno nos descubre un autor prometedor, que atrapa al lector desde el primer momento y sabe situarle en cada escena, con un lenguaje directo, fresco y natural, apoyado en frases cortas (“Y entonces oye gritos. Fuertes. Penetrantes. De muchas voces. No se trata de una chillona borracha a la que el novio cosquillea o un amigote importuna. Esto es terror desatado”) y profuso en diálogos, que funcionan como motor que hace avanzar la trama. 

Otro acierto de la novela es su protagonista, el sargento de policía Aector McAvoy, miembro de la Unidad de Delitos Graves y Crimen Organizado, que es caracterizado como corpulento, de apariencia triste, trato difícil y obsesionado con que las cosas se hagan según las normas. “La camarera lo analiza con la vista. Un tipo grande, de pecho fuerte y ancho, con el abrigo cruzado a la moda. Bien parecido, pese a su pelo rebelde y su oronda cara de granjero. Debe medir más de uno noventa, pero en sus movimientos, en sus gestos, hay una delicadeza que sugiere que le asusta su propio tamaño; como si constantemente temiera romper todo lo que es más frágil que él. Por su acento solo es capaz de precisar que es pijo y escocés”.
 
Como ha explicado David Mark en la presentación del libro en España, se trataba de buscar la autenticidad, escribiendo sobre “un tipo normal” que, cuando llega a casa, tiene una vida normal. De hecho, al igual que ocurre con los protagonistas de otras populares series de novelas policiacas (por ejemplo, las firmados por Henning Mankell, Asa Larsson o Camila Lackberg), la manera de rebajar la aureola de héroes de película de estos caracteres es abrir la puerta de su hogar, entrometerse en su intimidad, al mismo tiempo que Mark apuesta por no ofrecer una versión idílica del cuerpo de policía. “Nunca he dicho que yo fuera el jodido Sherlock Homes…”, llega a decir uno de los compañeros de McAvoy.

Aunque se trata de una primera incursión notable, a David Mark le queda todavía terreno para crecer como narrador. Sin muchos peros que poner a la primera parte –en la que va desvelándose la personalidad del protagonista y poniendo cadáveres sobre la mesa– , no terminan de convencer ni los encontronazos con el asesino, ni algún personaje que roza el cliché, ni un final poco terrenal. Pequeños inconvenientes que no mitigan las ganas de seguir leyendo las sucesivas entregas de esta serie recién estrenada.




No hay comentarios:

Publicar un comentario