domingo, 13 de enero de 2013

España, a examen




A propósito de Informe sobre España, de Santiago Muñoz Machado
Esta crisis está haciendo que se tambaleen los cimientos de todo aquello que considerábamos esencial para el futuro común y firmemente asentado en España. La esperanza de que vuelva a haber trabajo en abundancia se desvanece por momentos, las bases del “Estado del bienestar” no parecen resistir la persistente merma de los ingresos públicos e incluso la unidad del país parece amenazada por tendencias centrífugas de huida ante el desastre (o para precipitarse hacia él).

Santiago Muñoz Machado nos explica en su magnífico Informe sobre España.Repensar el Estado o destruirlo, de manera clara, aunque rigurosamente jurídica, que la crisis institucional que asola España es una parte sustancial del problema. Para Muñoz Machado, jurista de gran renombre y larguísima trayectoria profesional, el funcionamiento de las instituciones del Estado no es correcto desde hace muchos años, circunstancia que las épocas de bonanza disimulaban pero que ahora resulta muy evidente. Ni las comunidades autónomas, ni el Tribunal Constitucional, ni la larga lista de órganos de administración y gobierno del conjunto del Estado cumplen con sus funciones de manera adecuada, dominadas por el sectarismo, la falta de estrategia y reflexión a largo plazo y los intereses mediáticos y políticos inmediatos.

La multiplicación arbitraria de los organismos públicos, las deficiencias del sistema concentrado de control constitucional de las leyes por parte del Tribunal Constitucional, el inextricable universo de la distribución de competencias (“muy oscuro, ineficiente e inadecuado”) y sus indeseables efectos sobre la igualdad entre los españoles y la hiperregulación normativa provocada por las comunidades autónomas con sus graves consecuencias sobre la unidad de mercado, entre otros problemas, provocan que el ordenamiento jurídico general resulte inmanejable y generan graves distorsiones.

Una de las claves de la inadaptación de las instituciones reside en la rigidez de la propia Constitución. Como nos recuerda Muñoz Machado, nunca ha sido posible, desde 1812, una mejora pactada de las constituciones españolas para adaptarse a los cambios históricos. En consecuencia, se han sucedido las rupturas traumáticas provocadas por episodios, habitualmente breves e intensos, de violenta convulsión social y política.



De hecho, afirma el autor, cuando una constitución es estable (como por ejemplo desde 1978 hasta ahora), se debe a que la clase política y las élites sociales han logrado un equilibrio basado en el parasitismo de los recursos públicos, lo que resulta siempre en la petrificación constitucional, en la defensa a ultranza del statu quo. El ejemplo de hoy mismo es palmario; los sucesivos gobiernos lo reforman todo menos lo esencial: el propio Estado.

Muñoz Machado argumenta que ni los inmovilistas ni los separatistas tienen razón, por cuanto es indispensable una reforma integral del ordenamiento jurídico, incluida, idealmente, una reforma constitucional, “para que el Estado quede organizado y funcione de modo correcto”, con el fin de que sirva realmente a los intereses de los españoles. Todo ello implicaría, igualmente, un reconocimiento, aceptado por todos, de los llamados “hechos diferenciales”, de forma que tuvieran un encaje definitivo en la arquitectura jurídica del Estado.

Identificado el problema y propuesta la solución, sólo queda plantearse una pregunta que la elegante contención de Muñoz Machado no expresa de manera explícita, confiado en el juicio de sus lectores: ¿Dónde encontrar el impulso político y social que, con el único objetivo de lograr el bien común, luche por reformar el Estado sin destruirlo?


Informe sobre España. Repensar el Estado o destruirlo
Santiago Muñoz Machado
Editorial Crítica
256 páginas
21,90 euros (papel) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario