domingo, 15 de mayo de 2011

Héroes del día a día



Celia Almorox

Las novelas de cuatro autoras españolas llevan semanas en la lista de libros más vendidos. Mientras que María Dueñas, Julia Navarro y Almudena Grandes firman proyectos muy ambiciosos, tanto por volumen como por la madeja de personajes e historias narradas, Elvira Lindo triunfa con un texto más personal y fácil de confundir con sus propias memorias, al servirse de su peripecia la vida como primera materia prima.

No obstante, ella misma ha repetido durante la gira promocional que Lo que me queda por vivir es ficción y que la protagonista no es ella, aunque sus voces se parezcan mucho. Todo el peso del texto recae en Antonia, una mujer separada y a cargo de un niño de cuatro años en el Madrid de los años ochenta. Nada de heroínas que ayuden a los servicios de inteligencia británicos o recorran medio mundo luchando contra el fascismo.

Estamos ante una historia sencilla y fundamentalmente evocadora, plagada de saltos en el tiempo que unas veces sirven para describir a esa joven de provincias que llega a la capital cargada “con sueños calcados de otros sueños”, y otros para descorrer la cortina que permite adentrarnos en una relación de pareja con sus buenos y malos momentos (“sería injusto no admitir que hubo algún momento por el que todo mereció la pena…”).

La intimidad es tal que resulta complicado no empatizar con un personaje que nos habla fundamentalmente en primera persona; animarle cuando las cosas no van bien o sonreír cuando toca. De todos modos, no estamos ante la Elvira Lindo del “dominical” o de Manolito Gafotas. El tono es otro y hay poco margen para la hilaridad. Quizás el personaje que nos devuelve a la Lindo más conocida es el padre “narcisista” de la protagonista, que, aunque lejos de la caricatura, resulta un tanto cómico.

El resto están más contenidos, desde ese hijo que impregna todas las páginas hasta las figuras femeninas (madre, tía o hermana) que son retratadas con sumo cariño. En definitiva, un texto intimista y evocador que nos traslada, mediante el retrato cercano de la heroína, a un pasado no tan lejano, en el que es fácil que el lector pueda verse retratado.  


Lo que me queda por vivir
Elvira Lindo
Seix Barral
270 páginas
18 euros

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