domingo, 8 de mayo de 2016

Manual de ciudadanía de Gomá Lanzón



A propósito de la lectura de ‘Filosofía mundana: microensayos completos’, de Javier Gomá Lanzón


Como su título indica, no estamos ante uno de esos áridos libros de filosofía escritos para iniciados en la disciplina o para un reducido número de académicos. Javier Gomá Lanzón lleva años defendiendo la necesidad de que el pensamiento se asome al mundo y aborde los problemas, paradojas (y gozos) a los que nos enfrentamos por el simple hecho de vivir. En la línea del pensamiento claro, diverso y aireado de Ortega y Gasset.

Si se pasan por alto algunos pasajes de este volumen excesivamente culturalistas (Gomá no oculta sus conocimientos de la filología clásica), se puede decir que estamos ante un libro accesible, útil y estimulante para el hombre corriente. Gomá saca de paseo a una disciplina, la filosófica, que en las últimas décadas se ha vuelto estéril socialmente, y que, lejos de abordar los dilemas del vivir, se ha dedicado a dar vueltas sobre sí misma, intentando sacudirse el complejo de inferioridad ante la ciencia, o ha sucumbido al pesimismo o la sospecha posmoderna. Gomá no concibe la filosofía como un acto privado, sino compartido, de pura comunicación.

Para Gomá, la filosofía se ha hecho poco edificante y se ha alejado de la calle en un momento en que hay una gran tarea pendiente: la de aprender (o re-aprender) a vivir una buena vida en sociedad. Precisamente, ese lazo es el que quiere recuperar en muchos de estos microensayos, que se pueden leer en el tiempo que dura un viaje en metro. Un cuestión que también fue el meollo de su tetralogía sobre la ejemplaridad (Taurus, 2014).

Gomá reclama que la filosofía vuelva a elevar sus miras y nos sirva como guía para vivir juntos, para recuperar el poder vertebrador de las buenas costumbres y las convenciones, términos cargados de connotaciones moralizantes poco gratas y desgastados por dos siglos de romanticismo y revoluciones del yo. “La cuestión moral ahora pendiente ya no es cómo ampliar la libertad subjetiva, sino cómo crear las condiciones para una convivencia pacífica entre millones de individualidades liberadas, fomentando entre ellas hábitos de amistad cívica”.

Y es que, en su opinión, el camino de la emancipación y la liberación del yo ya está agotado, y se impone un viaje de vuelta que nos haga reflexionar sobre lo que tenemos en común y sobre cómo podemos articular y gozar esa vida compartida. Porque, como recuerda el autor a menudo, ir de transgresor hoy “es como hacer topless en una playa nudista”, a pesar de tanta retórica publicitaria y tanta letra de canción invitándonos a ser uno mismo, cueste lo que cueste.

Como no podía ser de otro modo, puesto que Gomá defiende una comunicación directa y clara, sus reflexiones siempre están escritas en primera persona e incluso van salpimentadas por momentos con alguna confesión impúdica, como cuando proclama su vanidad literaria y reconoce sin ambages que siempre que escribe busca el halago del lector y se entristece cuando no llega. Se agradece la sinceridad.

En las perlas de filosofía mundana que Gomá Lanzón nos deja con esta reunión de microensayos, que reúne 63 piezas escritas para periódicos y libros en los últimos años, no sólo se aborda la necesidad de repensarnos en sociedad, sino que también hay reflexiones sobre el amor, la amistad, el dinero, la felicidad, el poder, la universidad, la belleza de un atardecer, el paso del tiempo, la prisa de la vida moderna o el sexo. Siempre de forma directa, breve y amena. Una buena lectura.


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